Asimilar el Amor de Dios:


Familiares de Dios (a) 2Pedro 1,4

La oración es para: asumir, engendrar, asimilar y enseñar a vivir el amor de Dios. Familiares de Dios (a)

El año jubilar nos brinda la posibilidad de renovar nuestra mente, corazón y vida, invitándonos en primer lugar a retomar con nuevo entusiasmo la oración como elemento esencial de nuestra vocación y misión.

Es la experiencia de Jaime Bonet, la que nos introduce a dar respuesta a cada uno a la llamada particular que Jesús ha hecho a nuestras vidas, sin duda la oración ha ido configurando en nosotros el ser Cristo y como tal, nuestro ser de cristianos y comunitariamente ser la Familia Misionera Verbum Dei.

Celebrar nuestros orígenes conlleva preguntas fundamentales sobre el deseo de Dios sobre el Verbum Dei ¿por qué quiso Dios el Verbum Dei? ¿Para qué lo quiso? ¿Cuál es su lugar en la Iglesia y su repercusión en el mundo? ¿Y qué papel me toca desempeñar dentro del Verbum Dei?
Desde la oración, en Familiares de Dios, Jaime Bonet, nos ofrece respuestas que reflejan el deseo que Dios suscita en su corazón: proyectarse al mundo con pasión misionera y un ardiente amor universal por el Cristo Total.

Quienes formamos parte de esta Familia Misionera, fuimos movidos por una experiencia viva de Dios, “somos herederos de un carisma”, es decir, de una forma concreta de escuchar a Dios, de percibirlo, de vivirlo, de anunciarlo.

Como dice San Pedro, Él nos ha concedido lo más grande y precioso que se pueda ofrecer: ustedes llegan a ser partícipes de la naturaleza divina, escapando de los deseos corruptores de este mundo. 2Pedro 1,4

La vivencia de la Palabra, el asimilar el Amor de Dios, no consiste principalmente en hacer cosas, todo se teje en el corazón, y lo fundamental es esa experiencia de dialogo personal y amoroso con Dios que nos mueve la vida, que nos pone en camino, que nos desinstala.

Ese desinstalarse es asimilar en la Palabra de Dios, su gran Amor, gracia y misericordia, con que nos ha sostenido durante estos cincuenta años.

Para que el Verbum Dei avance, es preciso que cada uno se arriesgue a vivir ese gran AMOR- VIDA y pregunte le pregunte a Dios: ¿Qué luz interior quieres regalarme hoy, Señor, para que yo pueda salir de mi instalación, de mi oscuridad?

Debemos de poner medios que nos ayuden a despertar y desarro¬llar algunas veces los "sentimientos".

Habituarse desde el principio a "gustar" des¬pacio. "Gustar" es dar vueltas en torno de una palabra, una frase, una escena y permanecer en silencio, con el corazón más que con el entendimiento, en ese “silencio de plenitud”, que es admiración, alegría, amor... Esto es poco natural al hombre moderno, que no tiene “tiempo que perder”. Pero aun a “perder el tiempo” se aprende. Por ejemplo, hoy Pedro nos dice: lo más grande y precioso que se pueda ofrecer es llegar a ser partícipes de la naturaleza divina

Preguntarle al Señor qué significa tener naturaleza divina, y deleitarse con esa Palabra despojarme de mi para ser como TÚ, Dios mío ¡A que grandeza nos llamas? ¿No te ilusionas el ser como Dios? Dejar lo que soy ¿Cómo soy? ¿Mezquino? ¿Discriminativo? ¿Poco agradecido con Dios y los hermanos? ¿Chismoso?

¡Es que a mí no me gusta recordar lo que soy! No me gusta que me lo recuerden…. Frente a Dios, soy eso, si quiero llegar a ser AMOR-VIDA como lo que es Dios, tengo que dejar de ser lo que soy, como me decía mi hija hoy, la vida es dura cuando se quiere servir a dos señores y es eso, queremos tener la naturaleza divina, sin dejar de tener criterios, esquemas, formas de ser que desnaturalizamos nuestra humana naturaleza. Dios nos ha hecho para Él y hacer como Él.

El querer ser como Dios sin renunciar a lo que yo soy, es la más grande tragedia, porque me rompo, me destrozo interiormente, tengo doble personalidad, y voy por la vida: amargado, como dice la canción: flaco, ojeroso y sin ilusiones. Dios no es eso.

Dios es un Dios de ilusiones, de sueños, de grandeza de Amor para contigo mismo, con los hermanos y con Dios.

Pidamos a María, que como Ella, tengamos siempre el oído puesto en el corazón del Padre, para que Él continúe confiándonos sus deseos de paz y comunión que bullen en su corazón.

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