Pautas dia viernes

“La generosidad total y sincera”
Marcos, 12, 41-44
Señor enséñame a orar, a ser generoso que cuando dé, lo dé por entero, ahí desde donde estoy y como estoy.
Porque si yo bebo de tu generosidad (Juan 7,37) torrentes de generosidad saldrán de mis entrañas, para los demás.
Poco inferior nos hiciste a los ángeles y nos has dado señorío (Salmo 8) sobre toda la creación, nada te has reservado en la entrega total al hombre, ni siquiera la vida de tu hijo porque tanto nos amaste que no dudaste en mandárnoslo para que nos enseñe el camino de darse por entero hasta la propia vida por salvar a los demás, y ser más humanos.
Si tú eres nuestro Dios y único Señor y te amamos sobre todas las cosas, seremos capaces de darnos por completo, sobre todo a los que conviven con nosotros, en nuestros hogares que nos demos todo por el todo Amor, por mantener unida a mi familia y cimentada en el Amor de Dios y los valores de Jesús.
Cuando un hogar no funciona armónicamente es porque cada uno se limita en dar y sin embargo somos exigente para recibir y todo les parece poco y nunca están satisfechos, porque nos hemos apartado de la fuente Trinitaria, donde fluye el amor, el perdón, la tolerancia y la sencillez en dar y recibir.
Hay una canción que cantamos y dice “a quien quiero y por quien quiero”, Dios amigo, compañero.
Si no bebemos y disfrutamos del inmenso amor de Dios, no podemos ver su rostro en cada hermano, yo te quiero, ¡Dios mío! Y ese amor que recibo lo doy tal cual me lo das incondicionalmente y aprendo a no dar lo que me sobra de dinero, de tiempo, de energía, de voluntad, de esfuerzo sinceramente lo doy.
Cuánto más Amor recibo en esos largos, profundos, cariñosos ratos de oración, más dispuesto estoy a ser generoso y salimos de la oración con la mirada de Dios, y veo a mi hermano con generosidad: lo veo más bonito, más amable que se deja amar, más limpio, más útil, más inteligente y todo como fruto de la oración. La oración es ese inmenso amor de Amor-Vida de Dios que llega a nuestra orilla para descansar de tanta violencia.
Madre querida, eres madre y te entregamos todo nuestro ser para que me enseñes a ver en cada persona esa persona que Dios la ve, con su rostro capaz de amar y ser amado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

“DIOS ME CUBRE CON SU MANTO”

“Un buen soldado de Cristo”

Jesús, fijando en él su mirada, le amó