Para ser otro Cristo tenemos que dar vida, como la mayor prueba de amor
Jn 15,13-16, Jn 6,51

Decía San Agustín sólo amamos lo que conocemos y si no amamos a Jesús como él nos ama es que no lo conocemos o le conocemos muy poco, y es que conocerlo es ir identificándose con Él, en su radicalidad en hacer Vida- Amor la Palabra del Padre y Él, lo hace porque conoce al Padre y se confía en Él.

El máximo deseo de Dios es que le conozcamos como Jesús lo conoce vivencialmente, porque por ese camino nos conoceremos a nosotros mismos y por ende a los demás. Y es entonces donde comenzamos a mirarnos y a mirar a ls otros como Dios nos mira, con fe, esperanza de que manifestemos lo que realmente somos: AMOR, como Él es, nosotros hechos a su imagen y semejanza de Dios.

Entonces comprenderemos al otro como hermano, hijo de Dios y no como rival y por eso vivo a la defensiva y busco armas para no amarle, no perdonarle, no ver las cualidades que tiene sino veo defectos y por lo tanto no es digno de ser amado, ¿Cómo nos mira Dios, nos mira con mucho Amor, mira la capacidad que tenemos para amar, para dar hasta la vida, amar así sencillamente porque es hijo de Dios, y Dios ama sin ver si soy malo o bueno, si le creo o no, si soy rico o pobre, inteligente o bruto, guapo o feo simplemente ama.

Y la entrega de Jesús es por amor a Él nadie se la quita, Jesús la entrega libre y voluntariamente y su efecto y fruto de su relación con el Padre, es porque siempre, está dialogando con Él, y haciendo lo que le ve hacer, Jesús se ha hecho camino, para nosotros seguirle, tú o yo en cualquier situación que nos encontremos, tengamos como espejo a Jesús, ¿qué haría Él en la situación que estoy viviendo?.

La oración nos da luz y fuerza e ilusión, esperanza, para realizar el proyecto de amor y voluntad de Dios sobre mi vida: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta " ( Fip 4, 13 ). Sólo podemos realizar este proyecto, orando, porque orando nos introduce a la vida abundante del Espíritu: Amor, gozo, paz, paciencia, bondad, dominio de si, humildad, etc...

Cuando comulgamos, creemos lo que profesamos y celebramos. Creer esto y tener ánimos como Jesús: QUE LO SANTIFICAS TODO, CONGREGAS A TU PUEBLO SIN CESAR PARA QUE OFREZCAN EN TU HONOR UN SACRIFICIO SIN MANCHA DESDE DONDE SALE EL SOL HASTA EL OCASO..." DE MANERA QUE SEAN (SEAMOS) CUERPO Y SANGRE DE JESUCRISTO, HIJO TUYO Y SEÑOR NUESTRO

Cuando comulgamos participamos de lo que se está realizando, no es un símbolo se realiza del todo, es presencia real de la Eucaristía, eso ocurre realmente, al participar de la entrega de la vida cuando damos la Palabra y nos hacemos camino y Vida como Él, Jesús nos transforma en ofrenda permanente y comprendamos que no hay mayor sacramento que el transformarnos en Él.

Comentarios

Entradas populares de este blog

“Un buen soldado de Cristo”

“DIOS ME CUBRE CON SU MANTO”

Jesús, fijando en él su mirada, le amó