¿Cómo invocarán si no han creído en El y cómo  creerán si no hay quien les predique?
Romanos 10,13-15         

Lo que Dios ha hecho en mi vida, en cada una de nuestras vidas, a que no lo cambiamos por nada del mundo. Quien se ha estado debatiendo entre la vida y la muerte y, luego hay un buen samaritano que dona su riñón para que pueda vivir la otra persona, ésta no dice: "Bueno, de la que me escape", sino más bien: "¿Dónde está la persona que me ha dado la vida?". Seguro que esta persona vivirá el resto de sus días agradecido con el donante y, mirara cualquier oportunidad para agradecerle tanto bien.
Si cada uno de nosotros miramos lo que Dios ha hecho con nuestra vida, no solo nos ha dado su riñón, sino hasta la última gota de su sangre, para que tengas vida en abundancia. ¿Cómo no estar agradecido con Él?.
 Si predico la Palabra,  es por puro agradecimiento a Cristo. Cuando después de experimentar ese trueque de su Vida por mi vida, de mí pecado por su gracia. Después que le hice tanto daño en su Cuerpo le decía: "Señor, ¿cómo pagarte tanto bien que me has hecho?, ¿Cómo reparar todo el mal que  he hecho en tu Cuerpo, en tantas personas, que son tus miembros?".     Entendí entonces que me decía: "Sé una célula viva dentro de mi Cuerpo, lleva el oxígeno a tantas células cancerosas, anémicas, que existen en mi Cuerpo, que es toda la humanidad".                Cuando Jesucristo me iba diciendo todo eso, pasaron por mi mente una infinidad de rostros que hasta ese momento cono­cía: mi padre, mi madre, mis hermanos, mis compañeros de trabajo, aquella madre que aborto por guardar la figura, aquel otro drogadicto en mi familia  ¡Cuántos rostros! ¿Cómo Señor? ¿De qué manera? "Diles lo que Yo he hecho contigo y, díselos con tu vida y con tus palabras".
Entendí en un diálogo bien a todo dar con Jesús que me decía: "¿Cómo me has conocido, ¿Cómo me has creí­do?". Le respondí: "Por medio de la Palabra, Señor. Esa Pala­bra viva, alegre, entusiasta, de las misioneras y de los misioneros que me han dicho en tu Nombre. Esa Palabra que pronunciaste por medio del sacerdote: `Yo te perdono de todos tus pecados, en el nombre del Padre, del Hijo y, del Espíritu Santo".
Esa Palabra que está escrita en la Biblia que creía, en la que Tú me decías, Jesús: "Yo pasé entonces cerca de ti, te vi debatiéndote en medio de tu sangre y te dije: ¡Vive tú que estás muerto  y crece!  Ez 16,6 
Dios así lo ha querido, salvar al hombre por medio de su Palabra. Jesucristo es la Palabra hecha carne. Y ahora Cristo pone sus palabras en los labios de todos aquellos que quieren colaborar con Él en la salvación de todos los hombres.
Y, es que la Palabra de Dios viva, tiene una fuerza que reanima hasta los muertos. Como cuando Jesús a aquel amigo suyo llamado  Lázaro, que estaba muerto, delante del sepulcro le gritó: "Lázaro sal fuera, levántate y anda".
 Jesús nos sigue  gritando: "Levántate de tu mediocridad,          levántate de tu pereza, Sal de tu adulterio, sal de tu mentira,  sal de tu ira, sal de tu egoísmo" Sal de tu sepulcro y anda, camina por la senda de la verdad, del amor fraterno.
Si antes no creíamos, ahora creemos por la predica­ción de la Palabra de Dios. Cuánta,  gente te dice: " Es que no sabía que...ignoraba que Dios fuera así...ignoraba la capacidad de amar que tenía...ignoraba la repercusión de mis actos en el Cuerpo de Cristo. Y ahora ya no eres ignorante, haz conocido lo más importan­te de Dios, para empezar a vivir con él, y poder así descubrir y hacer su voluntad.
Y Cristo ha obrado este cambio en ti a través del anuncio vivo de la Palabra, que misioneros, misioneras y discípulos te han anunciado. Por eso, tu puedes decir: "Jesucristo, es mí Señor". Pero, cuanta gente  aún no lo pueden decir, porque nadie les ha predicado la Palabra de Dios, como dice San Pablo:           "¿Cómo invocarán a aquel en quién no han creído?, ¿Cómo creerán en aquel a quien no han oído?, ¿Cómo oirán sin que se les predique? Y, ¿Cómo predicarán si no son enviados?. Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación por la Palabra de Cristo" (Rom. 10, 14-17).

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