La Palabra es la puerta para el dialogo con Dios
Juan 10,1-10
En verdad les digo que yo soy la puerta de las ovejas. Eso eres Jesús, nuestro divino Pastor ¿Qué no te has hecho para conquistarnos? Eres esa Puerta siempre abierta al diálogo, para que nosotros acudamos a Ti, para hablar y eres capaz si no nos abrimos al diálogo de quedarte (Ap 3,20) ahí en la Puerta esperando que acudamos a Ti, porque nos hiciste para vivir en diálogo contigo, hablarte cada mañana ¡tantas cosas que hablarnos! Tú me hablas de tus proyectos de Amor que nos dan Vida y nosotros ¿de qué hablarte? También tenemos tanto que decirte, de mi vida diaria, del sentido de mi vida, de la razón de vivir sólo para Ti, porque mi corazón te anhela.
Pero a veces tengo tantas cosas que hacer, en mi mente y en mi corazón hay tantos ruidos, que en verdad tenemos que hacer espacios para vaciarlos y llenarlos de tus ideas, sentimientos, Palabras.
Sentir tu mano sobre mí y sentir tu mano cubriéndome, guiándome porque tu fidelidad es razón para no dudar de Ti y no convertirme en ese ladrón que quiere robarme lo que me das, la gracia de tu amistad, que llena todo los vacíos que nos dejan los ladrones de nuestra felicidad: la pereza para ir a Ti a dialogar, las demasiadas preocupaciones, trabajos, distractores que me hacen ver que esto que es pasajero, lo prefiera.
Yo quiero responder a la llamada a un cambio de vida, de valores, de existencia, y sólo puede ser fruto de la convivencia y el roce con el que es y ha sido Puerta y respuesta para todo hombre: Jesucristo.
Quiero ser un discípulo fiel, un discípulo orante, atento a la voluntad del Padre así como lo vemos en Ti. Y tú me pides una fidelidad que se va a dar en la medida que permanecemos en Ti, y permanecemos en Ti, en la medida en que nos ejercitamos cada día en escuchar y guardar tu Palabra, tus mandamientos (Jn 15). Conocer tu Palabra de, asimilarla, escucharla y vivirla es lo que nos va haciendo uno contigo.
Jesús, Hijo de Dios, si tú necesitas vivir en diálogo con el Padre. ¿Cómo podremos vivir nosotros sin orar? Si tú necesitaste retirarte, hacer silencio, podríamos cuestionarnos ¿cómo es nuestra calidad de oración, de silencio, de tiempo real delante de Dios?
Como discípulo Verbum Dei soy una persona de la Palabra, que intenta y desea seguir los pasos de su Maestro y como Jesús, a quien seguimos lo más de cerca posible, "hablamos no ideas ni palabras propias sino lo que el Padre, en Jesucristo y por el Espíritu nos dice y como él nos habla" (Const. VD 18).
A nosotros, discípulos de la Palabra, se nos ha confiado dar respuesta e iluminar desde la Palabra de Dios la realidad que nos rodea, por eso la oración se convierte para nosotros en nuestro "laboratorio", en nuestra "sala de operaciones", donde en diálogo con el Maestro intentamos ver y descubrir la forma de dar respuesta al grito de nuestro pueblo: "danos vida con tu Palabra".
En verdad les digo que yo soy la puerta de las ovejas. Eso eres Jesús, nuestro divino Pastor ¿Qué no te has hecho para conquistarnos? Eres esa Puerta siempre abierta al diálogo, para que nosotros acudamos a Ti, para hablar y eres capaz si no nos abrimos al diálogo de quedarte (Ap 3,20) ahí en la Puerta esperando que acudamos a Ti, porque nos hiciste para vivir en diálogo contigo, hablarte cada mañana ¡tantas cosas que hablarnos! Tú me hablas de tus proyectos de Amor que nos dan Vida y nosotros ¿de qué hablarte? También tenemos tanto que decirte, de mi vida diaria, del sentido de mi vida, de la razón de vivir sólo para Ti, porque mi corazón te anhela.
Pero a veces tengo tantas cosas que hacer, en mi mente y en mi corazón hay tantos ruidos, que en verdad tenemos que hacer espacios para vaciarlos y llenarlos de tus ideas, sentimientos, Palabras.
Sentir tu mano sobre mí y sentir tu mano cubriéndome, guiándome porque tu fidelidad es razón para no dudar de Ti y no convertirme en ese ladrón que quiere robarme lo que me das, la gracia de tu amistad, que llena todo los vacíos que nos dejan los ladrones de nuestra felicidad: la pereza para ir a Ti a dialogar, las demasiadas preocupaciones, trabajos, distractores que me hacen ver que esto que es pasajero, lo prefiera.
Yo quiero responder a la llamada a un cambio de vida, de valores, de existencia, y sólo puede ser fruto de la convivencia y el roce con el que es y ha sido Puerta y respuesta para todo hombre: Jesucristo.
Quiero ser un discípulo fiel, un discípulo orante, atento a la voluntad del Padre así como lo vemos en Ti. Y tú me pides una fidelidad que se va a dar en la medida que permanecemos en Ti, y permanecemos en Ti, en la medida en que nos ejercitamos cada día en escuchar y guardar tu Palabra, tus mandamientos (Jn 15). Conocer tu Palabra de, asimilarla, escucharla y vivirla es lo que nos va haciendo uno contigo.
Jesús, Hijo de Dios, si tú necesitas vivir en diálogo con el Padre. ¿Cómo podremos vivir nosotros sin orar? Si tú necesitaste retirarte, hacer silencio, podríamos cuestionarnos ¿cómo es nuestra calidad de oración, de silencio, de tiempo real delante de Dios?
Como discípulo Verbum Dei soy una persona de la Palabra, que intenta y desea seguir los pasos de su Maestro y como Jesús, a quien seguimos lo más de cerca posible, "hablamos no ideas ni palabras propias sino lo que el Padre, en Jesucristo y por el Espíritu nos dice y como él nos habla" (Const. VD 18).
A nosotros, discípulos de la Palabra, se nos ha confiado dar respuesta e iluminar desde la Palabra de Dios la realidad que nos rodea, por eso la oración se convierte para nosotros en nuestro "laboratorio", en nuestra "sala de operaciones", donde en diálogo con el Maestro intentamos ver y descubrir la forma de dar respuesta al grito de nuestro pueblo: "danos vida con tu Palabra".
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