¡Señor! ¿La sabiduría que me quieres regalar es el AMOR?

¡Señor! ¿La sabiduría que me quieres regalar es el AMOR?


Sabiduría 7,7-8; 1Corintios 13, 1-2



Nuevamente a tus pies Señor, a los pies del Maestro ¡quiero escuchar tu voz, tus palabras que me enamoran y seducen porque son más dulces que la miel! En tu presencia Padre, Hijo y Espíritu Santo, deseamos alabarte, bendecir su Nombre porque eres grande, maravilloso, Dios sobre todos los dioses y Señor sobre todos los señores, ante tu presencia todo es nada.



Por eso nuestro corazón, como el corazón de la Samaritana te pedimos ¡Danos de beber!, para ya no recurrir a gente pobre, a cosas banales que en nada sacian, queremos el Agua Viva, que sólo Tú sabes dar, Señor y que sacia nuestra sed.



Si nos hiciste para Ti, haz que nuestro corazón permanezca en Ti, y regálanos la sabiduría, para saborear, gustar, disfrutar de esta vida, que nos has dado, y sólo saboreamos, gustamos, disfrutamos, cuando todo lo hacemos y vemos según tu voluntad, con tus ojos, a la luz de la Palabra.



Lo deseamos porque en el camino se me fue perdiendo la imagen tuya que estaba en mi corazón, por eso manifiesta tu misericordia y tómame desde dónde estoy, porque mi mente está dispersa, por los ajetreos de la vida diaria, y va haciendo de mi un robot, que sólo obedece las órdenes que el mundo nos da: levántate, hora de trabajar, sé útil, eficaz, hazlo rápido, lee el periódico, ve televisión, trabajo más trabajo y Tú Señor ¿dónde quedas? tómame allí donde me disperso, recógeme de donde me pierdo y llévame de nuevo a tu corazón. Ahí quiero aprender a vivir sosegada, trabajando, amando, dando amor a los míos, que a veces no sé ni a dónde andan, ni qué hacen.



Tu eres la Sabiduría, concédenosla y que todo se transforme en nosotros, que todo nuestro ser se abra a tu Palabra, a tu voluntad, para que el robot que soy ya no haga daño a nadie y nuestra vida sea camino, para todos, nuestras palabras sean medicina para curar a todo el que se acerquen a nosotros y sean nuestras palabras, las tuyas, de las que mana leche y miel, porque si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe, sin amor nada soy.



Infúndenos tu Espíritu señor y has que tomemos conciencia de su presencia en nosotros y que Él se encariñe con nosotros, que establezca su morada en cada uno y así tendremos tu mismo sabor, y haremos de esta tierra, de mi ser, egoísta y autosuficiente, un pueblo, en donde, nadie sea excluido porque Tú serás nuestro Dios y Señor.



María Madre y Reina de la Palabra, tú que viviste en plenitud la presencia de la sabiduría en tu corazón, enséñanos a tomar conciencia, a vivir, saborear, disfrutar de este AMOR-Vida, que lo tenemos en nuestro corazón para comunicar a todos nuestros hermanos como ríos de agua viva para que tengan vida y vida en abundancia.

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