“Si alguno tiene sed que venga a mí y beba”
“Si alguno tiene sed que venga a mí y beba”
Jn 7,37-38; Is 55,1-5
La Trinidad es Comunidad de Amor de personas distintas que forman un sólo y único Dios verdadero. Procedemos, venimos de un amor comunitario. Más aun ese amor comunitario lo tenemos dentro.
La misión de Jesús con sus discípulos fue de hacerlos descubrir por la fe que ese manantial lo tenemos dentro
Los discípulos al descubrirlo formarían la primera comunidad cristiana, basado en el Amor comunitario de la Trinidad. Por eso la comunidad, la fraternidad se basa en la unión de cada uno con Dios en Cristo por el Espíritu Santo.
La comunión en el Amor de la Comunidad, que él formó tuvo ese fundamento.
Engendrar nuevas comunidades cristianas, que viven en la fraternidad en un sentido universal sólo es realizando la misión de Jesús de hacer discípulos, apóstoles que descubran ese Amor de la Trinidad en sus vidas. Adentrándoles en una Comunidad formada por el mismo Jesús para vivir y ayudar a vivir del Amor e la Trinidad y a la vez anunciarlo.
La Trinidad en su Amor infinito hacia toda la humanidad para la redención y santificación de la misma, preparó con dones y gracias la Madre, el seno donde el Hijo de Dios se haría hombre. La fue preparando de tal manera que le diera un si libre y al Plan de Amor que le propondría.
A ti de igual manera la Trinidad te prepara a ti para que des un sí como el de María al Plan y proyecto de ser y hacer discípulos de Jesús. El Padre te entrega al Hijo, el Hijo (ora, amó hasta el extremo, se consagra, predica por ti) y el Hijo te da a su Madre (Jn 19, 27), para que ella por su contagio de fe, recibes al Espíritu Santo, al decir tu sí.
Y así inaugures tu vivencia de ser y hacer discípulos; esto es, de ser hijos de Dios, vivir la vida de Dios, ser morada del Amor, viviendo para el Amor y para amar a los hermanos, dialogando con Dios, siendo Jesús, siendo miembro del Cuerpo de Jesús y lograr que otros lo VIVAN.
Madre, enséñanos a decir Si, un “Hágase” a la Trinidad como tú. Tú eres un templo de Dios dónde el habita. La mayor ilusión y deseo de Dios es que todos los que entran en contacto contigo se encuentran con la Trinidad y con las palabras que la Trinidad dirige a sus vidas. Es Jesús quien lo dice: “Quien a vosotros os escuche, a mi me escucha”. “Quien a vosotros recibe a mi me recibe”.
Tu vida puede ser un torrente de Agua Viva, de oración abierta para todo; por los que muchos pueden nacer a ser discípulos. Es encuentro con el Dios vivo, y una escucha viva de la palabra de Dios.
¿No te gustaría que muchos conozcan a Dios, por medio de ti? ¿Cuáles son tus ilusiones? Es Dios mismo quien lo quiere (1 Tim 24 ), ¿No te gustaría realizar lo que a la Trinidad le agrada? Deja que Dios piense, ame, hable por medio de ti; como María nuestra Madre, que es el primer modelo de ser torrente de Agua Viva, para todos los pueblos. Y esta gracia, sólo se paga con amor, el Amor de Dios a que Él, suscita en nosotros, es a amarle con nuestras fuerzas, mente y corazón, porque su Amor ya está en nosotros y no tenemos que ir a comprarlo en otra parte, nos lo da en balde y a manos llenas.
Pídele a Ella que te contagie su fe, su humildad y su corazón limpio para que lo puedas hacer como ella lo hizo.
Jn 7,37-38; Is 55,1-5
La Trinidad es Comunidad de Amor de personas distintas que forman un sólo y único Dios verdadero. Procedemos, venimos de un amor comunitario. Más aun ese amor comunitario lo tenemos dentro.
La misión de Jesús con sus discípulos fue de hacerlos descubrir por la fe que ese manantial lo tenemos dentro
Los discípulos al descubrirlo formarían la primera comunidad cristiana, basado en el Amor comunitario de la Trinidad. Por eso la comunidad, la fraternidad se basa en la unión de cada uno con Dios en Cristo por el Espíritu Santo.
La comunión en el Amor de la Comunidad, que él formó tuvo ese fundamento.
Engendrar nuevas comunidades cristianas, que viven en la fraternidad en un sentido universal sólo es realizando la misión de Jesús de hacer discípulos, apóstoles que descubran ese Amor de la Trinidad en sus vidas. Adentrándoles en una Comunidad formada por el mismo Jesús para vivir y ayudar a vivir del Amor e la Trinidad y a la vez anunciarlo.
La Trinidad en su Amor infinito hacia toda la humanidad para la redención y santificación de la misma, preparó con dones y gracias la Madre, el seno donde el Hijo de Dios se haría hombre. La fue preparando de tal manera que le diera un si libre y al Plan de Amor que le propondría.
A ti de igual manera la Trinidad te prepara a ti para que des un sí como el de María al Plan y proyecto de ser y hacer discípulos de Jesús. El Padre te entrega al Hijo, el Hijo (ora, amó hasta el extremo, se consagra, predica por ti) y el Hijo te da a su Madre (Jn 19, 27), para que ella por su contagio de fe, recibes al Espíritu Santo, al decir tu sí.
Y así inaugures tu vivencia de ser y hacer discípulos; esto es, de ser hijos de Dios, vivir la vida de Dios, ser morada del Amor, viviendo para el Amor y para amar a los hermanos, dialogando con Dios, siendo Jesús, siendo miembro del Cuerpo de Jesús y lograr que otros lo VIVAN.
Madre, enséñanos a decir Si, un “Hágase” a la Trinidad como tú. Tú eres un templo de Dios dónde el habita. La mayor ilusión y deseo de Dios es que todos los que entran en contacto contigo se encuentran con la Trinidad y con las palabras que la Trinidad dirige a sus vidas. Es Jesús quien lo dice: “Quien a vosotros os escuche, a mi me escucha”. “Quien a vosotros recibe a mi me recibe”.
Tu vida puede ser un torrente de Agua Viva, de oración abierta para todo; por los que muchos pueden nacer a ser discípulos. Es encuentro con el Dios vivo, y una escucha viva de la palabra de Dios.
¿No te gustaría que muchos conozcan a Dios, por medio de ti? ¿Cuáles son tus ilusiones? Es Dios mismo quien lo quiere (1 Tim 24 ), ¿No te gustaría realizar lo que a la Trinidad le agrada? Deja que Dios piense, ame, hable por medio de ti; como María nuestra Madre, que es el primer modelo de ser torrente de Agua Viva, para todos los pueblos. Y esta gracia, sólo se paga con amor, el Amor de Dios a que Él, suscita en nosotros, es a amarle con nuestras fuerzas, mente y corazón, porque su Amor ya está en nosotros y no tenemos que ir a comprarlo en otra parte, nos lo da en balde y a manos llenas.
Pídele a Ella que te contagie su fe, su humildad y su corazón limpio para que lo puedas hacer como ella lo hizo.
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