"SI CONOCIERAS EL DON DE DIOS."
"SI CONOCIERAS EL DON DE DIOS."
Jn.4,7-9; Dones: piedad y ciencia
Lo que a mí me sale desde el fondo del corazón es decirle al Padre ¿Gracias! Un gracias tan profundo por habernos regalado a su Hijo y con Él, al Espíritu Santo, que nos invitan a ser UNO, como ellos son UNO, y ese es el sueño de Dios vernos reunidos formando un solo cuerpo para que los demás crean y tengan fe en Jesucristo que nos ha salvado para que todos seamos hermanos y no haya más barreras entre nosotros. El es nuestra paz. El ha destruido el muro de separación, el odio. Vino como evangelizador de la paz: paz para ustedes que estaban lejos, y paz para los judíos que estaban cerca. Así, pues, ya no son extranjeros ni huéspedes, sino ciudadanos de la ciudad de los santos; ustedes son familiares Dios (Efesios 2,19)
El Espíritu Santo, que es el Espíritu de Jesús, nos grita: “Yo estoy con ustedes todo los días hasta el fin del mundo. “y lo único que nos pide es que nos dejemos transformar; que conozcamos y disfrutemos practicando toda la riqueza que tenemos. Y no hay mayor riqueza que el amor entre los hermanos. ¡Qué bueno y qué tierno es ver a los hermanos vivir juntos! (Salmo 133,1)
El Espíritu está en ti. La pregunta: ¿le escuchas?, ¿recibes sus dones?, ¿tu vida tiene sus frutos y es señal de su presencia?, ¿conoces el carisma que tienes en favor de la unidad de la Comunidad?.
Por el don de la piedad, el Espíritu Santo me capacita cada vez más para la vida de oración, que ya sabemos que nos posibilita para vivir en obediencia delicada a sí mismo. La delicadeza de conciencia permite que desaparezcan los obstáculos que impedían que la gracia de Dios entrara con su fuerza. El gran mal contra la piedad es: La negligencia en la oración, la oración mal hecha y la mediocridad
Nos regala el don de la ciencia: Entendiendo lo que soy, lo que es el otro en profundidad, saboreándolo en la construcción de la unidad de la Comunidad, que se me da el poder de investigar, profundizar y buscar las palabra oportunas para hacerlo asequible a los otros; que lo puedan entender. Se me permite por este don, poder profundizar en sus estructuras internas y poderlos explicar. Se me permite meterme en el misterio de Dios, en el misterio del hombre y poderlos humildemente vislumbrar. Uno de los males más grandes contra el don de la ciencia es el conformismo, quedarme estancado en la ignorancia y no investigar, indagar, con el supuesto engaño de que esto es así porque siempre ha sido así.
Jesús nos da su Espíritu, Señor y dador de Vida y Amor para que nosotros demos testimonio de la Vida y el Amor que el Espíritu nos da viva, Tú Señor, me invitas como a la samaritana a que yo te dé de beber, y yo podría responder como ella, que ¿cómo Tú me pides de beber a mí si eres Tú la fuente, y yo un mero recipiente, una vulgar vasija de barro?
¿Cómo si Tú eres la fuente tienes sed?
Señor, ahora recuerdo que tu sed responde a que a mí se me despierte la mía, pero intuyo que tu sed es todavía mayor porque Tú siempre piensas en todos, y por eso tu sed es la sed , el deseo de despertar la sed por ti en todos los hombres y de llegar a calmarla.
Cómo entiendo ahora a todos aquellos que dedican su vida solo a anunciar tu nombre. Santa Teresita del Niño Jesús constantemente decía que tu grito de tengo sed no la dejaba en paz. Teresa de Calcuta te escuchaba en el clamor de los pobres y harapientos. Yo te veo, Señor, en todos aquellos que no tienen sentidos y esperan de mí una palabra de aliento.
Si. Tú Señor eres para mí la fuente de la vida, donde voy a beber, qué bueno que mi pobre vida te sirva a ti de fuente fresca para cantidad de hermanos. Pero yo digo algo más todavía, hay algo más grande y ¡es hacer que tú vivas!, que sacies tu sed. ¿Hay un dicho que dice: hay algo más grande que vivir?, si hacer que otros vivan
Pidamos a María nuestra Mamita, que nos ayude a ser la dulzura de Dios para con nuestros hermanos sobre todo con aquellos que no me pueden retribuir el bien que les hago, con aquellos que me parecen los más desolados y tristes porque nadie les habló de la dulzura de Dios y nunca sintieron su Amor- Vida por las circunstancias de la vida porque aparentemente, parece nunca les fue favorable.
Jn.4,7-9; Dones: piedad y ciencia
Lo que a mí me sale desde el fondo del corazón es decirle al Padre ¿Gracias! Un gracias tan profundo por habernos regalado a su Hijo y con Él, al Espíritu Santo, que nos invitan a ser UNO, como ellos son UNO, y ese es el sueño de Dios vernos reunidos formando un solo cuerpo para que los demás crean y tengan fe en Jesucristo que nos ha salvado para que todos seamos hermanos y no haya más barreras entre nosotros. El es nuestra paz. El ha destruido el muro de separación, el odio. Vino como evangelizador de la paz: paz para ustedes que estaban lejos, y paz para los judíos que estaban cerca. Así, pues, ya no son extranjeros ni huéspedes, sino ciudadanos de la ciudad de los santos; ustedes son familiares Dios (Efesios 2,19)
El Espíritu Santo, que es el Espíritu de Jesús, nos grita: “Yo estoy con ustedes todo los días hasta el fin del mundo. “y lo único que nos pide es que nos dejemos transformar; que conozcamos y disfrutemos practicando toda la riqueza que tenemos. Y no hay mayor riqueza que el amor entre los hermanos. ¡Qué bueno y qué tierno es ver a los hermanos vivir juntos! (Salmo 133,1)
El Espíritu está en ti. La pregunta: ¿le escuchas?, ¿recibes sus dones?, ¿tu vida tiene sus frutos y es señal de su presencia?, ¿conoces el carisma que tienes en favor de la unidad de la Comunidad?.
Por el don de la piedad, el Espíritu Santo me capacita cada vez más para la vida de oración, que ya sabemos que nos posibilita para vivir en obediencia delicada a sí mismo. La delicadeza de conciencia permite que desaparezcan los obstáculos que impedían que la gracia de Dios entrara con su fuerza. El gran mal contra la piedad es: La negligencia en la oración, la oración mal hecha y la mediocridad
Nos regala el don de la ciencia: Entendiendo lo que soy, lo que es el otro en profundidad, saboreándolo en la construcción de la unidad de la Comunidad, que se me da el poder de investigar, profundizar y buscar las palabra oportunas para hacerlo asequible a los otros; que lo puedan entender. Se me permite por este don, poder profundizar en sus estructuras internas y poderlos explicar. Se me permite meterme en el misterio de Dios, en el misterio del hombre y poderlos humildemente vislumbrar. Uno de los males más grandes contra el don de la ciencia es el conformismo, quedarme estancado en la ignorancia y no investigar, indagar, con el supuesto engaño de que esto es así porque siempre ha sido así.
Jesús nos da su Espíritu, Señor y dador de Vida y Amor para que nosotros demos testimonio de la Vida y el Amor que el Espíritu nos da viva, Tú Señor, me invitas como a la samaritana a que yo te dé de beber, y yo podría responder como ella, que ¿cómo Tú me pides de beber a mí si eres Tú la fuente, y yo un mero recipiente, una vulgar vasija de barro?
¿Cómo si Tú eres la fuente tienes sed?
Señor, ahora recuerdo que tu sed responde a que a mí se me despierte la mía, pero intuyo que tu sed es todavía mayor porque Tú siempre piensas en todos, y por eso tu sed es la sed , el deseo de despertar la sed por ti en todos los hombres y de llegar a calmarla.
Cómo entiendo ahora a todos aquellos que dedican su vida solo a anunciar tu nombre. Santa Teresita del Niño Jesús constantemente decía que tu grito de tengo sed no la dejaba en paz. Teresa de Calcuta te escuchaba en el clamor de los pobres y harapientos. Yo te veo, Señor, en todos aquellos que no tienen sentidos y esperan de mí una palabra de aliento.
Si. Tú Señor eres para mí la fuente de la vida, donde voy a beber, qué bueno que mi pobre vida te sirva a ti de fuente fresca para cantidad de hermanos. Pero yo digo algo más todavía, hay algo más grande y ¡es hacer que tú vivas!, que sacies tu sed. ¿Hay un dicho que dice: hay algo más grande que vivir?, si hacer que otros vivan
Pidamos a María nuestra Mamita, que nos ayude a ser la dulzura de Dios para con nuestros hermanos sobre todo con aquellos que no me pueden retribuir el bien que les hago, con aquellos que me parecen los más desolados y tristes porque nadie les habló de la dulzura de Dios y nunca sintieron su Amor- Vida por las circunstancias de la vida porque aparentemente, parece nunca les fue favorable.
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