El amor va más allá de la ley

Jn 8,3-5:
Ponernos en la presencia de Dios es amarlo y mirarlo con los ojos de la fe, del amor que todo lo ve bueno, todo lo bueno que hace Dios porque realmente así es, mi alumnita me ve en la foto y me dice ¡que linda es!¡Cómo la amo! Y yo le digo sólo tu amor me puede ver linda y eso es así.
Ponernos en la presencia de un Dios, que nos ama, ilumina, nos atrae, nos sorprende y verlo con nuestros ojos llenos de amor que hacen que lo veamos cada vez a nuestro Dios más bueno, más hermoso, y esto lo constato cada día, cuando veo que nos ha hecho tan libres con tanto amor pero ¿Quiénes somos nosotros, que en nuestro albedrío hacemos lo que queremos? De verdad yo le decía a Dios estos días ¡Soy capaz de lo más malo que hay en la tierra! Sobre todo cuando se trata de herir a nuestros hermanos por cualquier chuchería que nos han hecho y no nos han complacido en su hacer, tener o ser.
En Deuteronomio 30, 10-15, Dios nos habla claramente que nos ha dejado en nuestro corazón la ley del AMOR y yo le decía a Dios esta mañana ¡ESO ES LO QUE NOS SALVA!, porque nosotros con nuestra libertad en todo podemos hacer de nuestra vida lo que queramos: tanto lo mejor como lo peor y esto último es lo que mejor hacemos aún en medio de un ambiente que se cree sano, como alguien dirá en nuestros hogares, instituciones, porque rezamos, no matamos, no robamos, y a veces eso está tan lejos de la verdad.
Lo que Dios ha puesto en nuestro corazón es lo más elemental: la ley que es hacer las cosas y las hacen tanto los creyentes como los que se dicen ateos, o porque se tienen que hacer para mantener nuestras relaciones fraternas dentro del respeto, la decencia, la concordia entre nuestros hermanos. Por eso Jesucristo vino y nos enseñó que cumplir la ley no es suficiente, pero si lo elemental, sino cumples la ley no voy a poder enseñarte amar como Yo amo, si no eres capaz de administrar bien los bienes que te he dado: carácter, personalidad, sentimientos, que ¿vas a poder ofrecer la vida como Yo le ofrezco al Padre, para que tú la tengas en abundancia?
¿Nos preguntaremos cuál es lo elemental? Todo lo que tienes que hacer muchas veces para guardar las apariencias , como: ir a misa los domingos, cumplir tus promesas a Dios y a tus hermanos, a quienes prometemos tantas cosas, los ilusionamos, les damos falsas esperanzas, decir la verdad, amar a tu familia sobre todo a tu padre y a tu madre aún cuando estos ya no produzcan y al parecer son un estorbo en uestra vida, ser fiel a tu mujer o a tu marido aún con el pensamiento, ser honrado, no comprar ni vender tu conciencia, no matar, no ser envidiosos, no ser codicioso. Yo me preguntaba eso ¿lo cumplo y sino cómo podría cumplir lo que Jesús me pide?. Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado. (Juan 13,34) Con razón Jesús nos dice les doy un mandamiento nuevo. En base a la ley que no viene a derogarla sino a perfeccionarla, cada vez que perfeccionamos nuestro AMOR-VIDA, es nuevo a medida que es un paso más, al AMOR-VIDA , que Jesús nos vino a enseñar.
En Juan 8,3-5, nos muestra cómo debemos amar como Él. Con un amor misericordioso.
Él ve a la mujer tirada en el suelo y acusada por los profesionales de la religión Para Jesús, fue decisivo el hecho de encontrar a una mujer que lo necesitaba, a una que había sido víctima de la maldad humana y que sufría la peor humillación tirada en el suelo. Jesús no ve lo que nos pasa con indiferencia, en forma inconsciente. La vio, se acercó a su corazón y Él se conmovió, es decir sufrió conmoción interna de las entrañas, por el sufrimiento ajeno, lo hizo parte de él, encarna lo que significa amar concretamente y en forma eficaz hasta el fondo. Su amor no conoce límites, ni barreras, ni fronteras de ningún tipo. Es a la experiencia de la misericordia, a que nos llama Jesús, a actuar al estilo de Dios, sin juzgar, sin malos entendidos, sin prejuicios, Jesús ama y nos enseña amar con la verdadera libertad de hijos de Dios, cada vez que Jesús ama, ama a cada persona de manera particular, y lo hace para que viva aquí y ¡YA! el reino a través de nuestra vida, gestos, palabras, mirada llenas de amor y compasión por cada hermano que necesita de nosotros y para eso debemos vivir con Él, como el sarmiento a la Vid para captar de Él su manera de ser, pensar, amar y actuar.
Mamita, madre del Amor, enséñame a amar como tu Hijo, que Él sea nuestro camino, y meta para llegar a amar conforme a Él.

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