Miren a mi hijo a quien prefiero

Isaías 42,1,4,6,7; Mateo3,13-17
De verdad cuando me disponía a orar, a dialogar con Dios, me daba alegría saber que Él me esperaba y me tenía la mesa preparada para cenar Él conmigo y yo con Él, no hay cosa más deliciosa, les digo esto porque a veces voy me pongo frente al sagrario sin nada qué decir y siento que Él sólo me mira y no hay diálogo, eso también es hermosos; pero lo que yo decía ahora y qué pautas voy a escribir si no tengo nada que dar, porque Mateo 3, sobre el bautismo de Jesús ya no me parecía bien reincidir y Jesús me dice: lee Isaías, y de verdad era como la primera vez que lo leía y oraba.
Y el Padre me decía: He aquí a mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido, al que escogí con gusto. He puesto mi Espíritu sobre él, y hará que la justicia llegue a las naciones.
Y yo le decía: Ese siervo es Jesús, porque a eso vino: El servidor no es más que su patrón y el enviado no es más que el que lo envía. Pues bien, ustedes ya saben estas cosas: felices si las ponen en práctica. No me refiero a todos ustedes, pues conozco a los que he escogido Juan 13,1-17
El vino a enseñarnos el camino para ser felices si lo ponemos en práctica el servir a los demás siendo Él, el Señor y Maestro nos sirve cada día la cena de la oración, nos la da servida y nos lava los pies y nos purifica con su cena de la Palabra y nos dice: para que sean felices, por eso el Padre encuentra en Él su complacencia, Jesús es el servidor del Padre, porque hace y dice cuánto el Padre le dice y hace lo que el Padre hace, sin quitarle la gloria, el honor, su actitud de Jesús es de agradecimiento al Padre, por haberse fijado en él.
Dos actitudes fundamentales para ser la complacencia de Dios: ser agradecido, porque es Padre y nos ama y todo nos lo da y ser humilde reconocernos ante Él, que somos sus criaturas y nos sostiene, por eso Jesús, llegó hasta la cruz, lo mismo nosotros sin su presencia en la Palabra, en la Eucaristía tampoco podríamos llegar a ser un poco de lo que es Jesús.
Jesús es el elegido entre todos los hombres de la tierra y lo que más me agrada es que diga lo elegí con gusto.
Ustedes se imaginan, que hubiera un concurso entre los más humildes de la tierra, entre todos los que estén dispuestos a amar hasta el extremo, entre todos los más agradecidos, dispuesto a hacer todo, por la gloria del Padre y al único que encontró es a Jesús.
Eso es lo que hace Jesús, ahora con nosotros, primero lo hizo con sus discípulos: pues conozco a los que he escogido ¡Qué alegría sería la nuestra! Si hoy Jesús ya no tenga por qué buscar a otro, porque acá estoy yo, porque: No me dejará quebrar ni aplastar, hasta que establezca el derecho en la tierra, es una promesa de ser como tú, porque tú estableciste una alianza conmigo, que no me dejarás, que me sostendrás, y no me dejarás quebrar por la enfermedad. Ni la amargura, ni el odio, no caerá aplastada por la fama, la coima, sino que estableceré el derecho, lo justo: Que nada es mío y todo lo que tengo me lo has dado, y praa ti es todo el honor y la gloria, porque eres SANTO, mil veces santo.
Y, Yo, Yavé, te he llamado para cumplir mi justicia, te he formado y tomado de la mano, te he destinado para que unas a mi pueblo y seas luz para todas las naciones. Para abrir los ojos a los ciegos, para sacar a los presos de la cárcel, y del calabozo a los que yacen en la oscuridad.
Esa es la misión de Jesús y la nuestra porque Él se ha fiado de nosotros, sé en quien me he confiado y yo los he elegido con gusto, porque harán cuánto les diga a través de mi Palabra y mi Vida, por eso serán mi complacencia.
Gracias, Jesús por haberte fijado en mí y no sé cómo pagarte tanto bien que me haces, anunciaré tu Palabra a todos y haré que vuelvan a Ti
Mamá María ayúdame a cumplir con esta promesa, que es una alianza de amor para con Dios y mis hermanos.

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