Pautas Jueves

La fe nos hace reconocer al Niño como el Salvador


Lucas 2, 8-20; Salmo 23





Aquí estoy Señor, un día más necesito detenerme y sentir tu presencia y sentir tu deseo, dame el romper la burbuja en la que vivo y me abra a ti, deseo que renueves mi vida con tu presencia, por favor ayúdame a sentirte y reconocerte en este rato de escucha.

Quiero descubrirte en el misterio de tu vida como mi Salvador, como Dios en forma humana. Dame fe para descubrir qué me quieres decir en tu Palabra ante la presencia de los pastores, ya que todos estos hechos de navidad constituyen una fiesta para el corazón.

La fe se hace sentimiento, con lo cual alcanza a lo más profundo e íntimo de la personalidad humana, haciendo vibrar, alegrarse y saborear la vida. En el establo, ante el pesebre, con el Niño entre el buey y el asno, la Virgen y el buen José, los pastores y las ovejas, la estrella, las artes y las profesiones, la naturaleza, las montañas, las aguas, el universo de las cosas y de los seres humanos, todo se reconcilia ente el Recién Nacido. El día de Navidad todos nos hacemos pequeños y permitimos que, una vez al menos, el pequeño niño que anida en cada uno de nosotros hable el lenguaje inocente de los niños que se extasían ante el árbol navideño, las velas encendidas y las bolas de cristal. El ser humano se sumerge en el mundo de la infancia, del mito, del símbolo y de la poesía que es propiamente la vida, pero que los intereses, los negocios y la preocupación por la supervivencia pretenden ahogar, impidiendo la vivencia del eterno niño adulto que cada uno de nosotros sigue siendo.

Todos éstos son valores que hay que defender y alimentar. Pero, para que sigan siendo valores cristianos han de estar en conexión con la fe. La fe, nos hace vislumbrar que Jesús es el Salvador, el Mesías, el Sentido de todo, el profeta anunciado en otro tiempo (Dt 18, 15-22), el nuevo Moisés que había de liberar a los seres humanos en un definitivo‚ éxodo de todas las ambigüedades de la condición humana. Se descubre su misterio cuando se entiende que es fruto del amor.

El amor ve más lejos y más profundamente que el frío raciocinio. La historia llegó a su punto culmen, en el momento en que Jesús nació en Belén, es decir llegó el momento de la plenitud de los tiempos.

La aparición de los ángeles en los campos de Belén proclama con toda claridad el significado secreto y profundo del nacimiento del Niño Jesús: «Os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor» (Lc 2, 10-11) Los ángeles proclaman el significado de aquella noche: el cielo y la tierra se reconcilian porque Dios, da la paz y la salvación a todos los seres humanos.

Los pastores son, los representantes de los pobres, a los cuales fue anunciada la buena nueva y para los cuales fue enviado Jesús (Lc 4, 18). Los pastores constituían una clase despreciada, y su profesión hacia a las personas impuras ante la ley. Pertenecían a la clase de los que no conocían la ley, como decían los fariseos, Cristo fue enviado precisamente a esos seres marginados social y religiosamente

Para quienes poseen los ojos de la fe, la debilidad de aquel frágil niño envuelto en pañales encierra un misterio que, una vez desvelado, constituye una alegría para todo el pueblo: es Él, el Esperado, el Señor de la historia (Lc 2, 11).

Es la aceptación de Jesús en nuestra vidas, dejar que acampe entre nosotros, es el Dios con nosotros, nuestra esperanza y alegría: ya no estamos solos en nuestra inmensa soledad y en nuestra búsqueda de unidad, integración, solidaridad y reconciliación de todo con todas las cosas. El está en medio de nosotros, el Emmanuel, el Dios-con-nosotros: «Nos ha nacido hoy un Libertador, que es el Cristo Señor» (Lc 2, 11).

Más allá de mi trabajo, de mis negocios, estudios, trabajo, de el estar con mis amigos, ¿Estoy atento ahí en esos acontecimientos, haciendo lo que Dios espera de ti?

María enséñame a vivir en el diario vivir cada cosa y a guardarla en mi corazón, hasta que se haga vida y comunique esta VIDA y AMOR que me conduce hacia la Palabra hecha carne en mí y en mis hermanos.

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