Pautas Sábado
Soy Discípulo Verbum Dei
Marcos 3,13-19; Levítico 25, 13,17-19, Lucas 4, 18-19
Esta opción significa camino para ir detrás de ti, para que me introduzcas en la vida del reino de Dios, y tú lo que me pides sobre todo ser fiel a ti, que tenga confianza en ti, puesto que es mi Vida en tus manos.
Nosotros necesitamos de ti y tú siendo el Hijo de Dios, todopoderosos necesitas de nosotros, de nuestra compañía, y nos llamas a estar contigo en continuo diálogo. Bien sabes que no soy el amigo perfecto pero en tus manos tú encontrarás que tengo cosas buenas que ofrecerte y en tus manos las enriquecerás.
Ser discípulo de Jesús es entrar en el dinamismo de búsqueda, innovación, de saber que es necesario dejar algo para embarcarse en lo que en verdad importa: a Jesús, que es nuestra identidad, porque Él nos llama por nuestro nombre y somos esas personas que ya no viven para el pasado, sólo miran al futuro, soñando con una nueva humanidad, ¿Puedes escuchar cómo Jesús, pronuncia tu nombre?
Nos invita y nos da la misión de trasmitir la Palabra de Dios, a los que no le conocen, o que no saben escucharle, la misión de sanar a los enfermos, hoy los que sufren de la depresión, la desesperanza, el miedo al fracaso, la falta de amor, la urgencia por consumir.
Pregúntale a Jesús cuál es tu identidad, aquella que te define y te hace sentirte verdadero y pedirle que te hable de tu misión ya que cuenta contigo porque sabe que tú puedes hacerlo, ¿ Qué hay en t í, que te hace especial para Él?
Los discípulos de Jesús, como nosotros, hacen un camino y ponen todos los medios, para ser fiel a su persona y parecernos cada vez más a Él, y entrar en un proceso de formación para entrar en la experiencia del Espíritu que vivió el fundador... el apóstol concreta y transmite el ADN espiritual, ” yo tengo que vivir esta experiencia y caminar, desde la oración.
Lo que nos toca es cuidar mucho la experiencia inicial, y a través de la perseverancia en las formaciones, dejándonos acompañar por nuestros formadores y empezar a caminar, siendo cada vez más con Cristo, compartiendo lo que voy recibiendo y experimentando en cada encuentro con mi formador y hermanos de comunidad.
Eso es lo que nos hace felices dar lo que recibimos y apuntar a más perseverancia y puntualidad para asumir las formaciones desde el inicio, si es opción, yo lo hago en forma libre y responsable, porque las etapas de formación son etapas delicadas en la que voy entregando la vida por aquel que me la dio primero hasta morir en la cruz. En este año jubilar como discípulo, me toca regresar a la comunidad con esas ganas de no defraudar ni a Dios, ni a la comunidad, ni a los míos, porque el trato es con Dios y si observamos lo que hemos optado, esta opción dará sus frutos para que todos los que se acerquen a nosotros coman de nuestra palabra y queden saciados y vivan seguros en ella.
María, Madre fiel y perseverante en la oración, enséñanos a guardar la Palabra en el corazón, hacerla vida y anunciarla, hasta que Jesús sea conocido por todo el mundo.
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