Pautas lunes
La oración nos
reengendra de un germen incorruptible por la Palabra
1Pe 1,23
¿Significa esto que no podemos pedir?. La Palabra de Dios, el mismo Cristo nos manda pedir (v.gr. Lc 11,1ss), Jesús en el evangelio de Lucas afirma que nos dará el Espíritu Santo, dando contenido a ese "cosas buenas" de que habla Mateo (7,11), y el Espíritu es todo lo que necesita el hombre verdaderamente cristiano.
1Pe 1,23
El hombre es creado a imagen y
semejanza de Dios, mientras los egipcios atribuyen esto solamente al Rey, sin
embargo el NT va más lejos aun afirmando que los marginados y los más pequeños
son una forma especial de imagen de Cristo (cfr. Mt 25,31-46).
Hasta el punto que cabría
explicar la prohibición del decálogo de hacer imágenes de Dios (Ex 20,4) por el
hecho de que ya Dios mismo se encargó de hacer su imagen: el hombre.
"La Palabra de Dios, ante
los ojos de nuestra mente como si fuera un espejo hace ver nuestro rostro
interior y en él conocemos nuestra
fealdad y nuestra belleza. En él apreciamos cuánto adelantamos y lo lejos que
aún estamos de la perfección" .
Es claro por tanto, que no
podemos entender al hombre sin el Dios revelado en Jesucristo, como su origen,
su ser y su destino. Aceptar el ser del hombre es, por tanto, aceptar también a
Dios.
Esta idea viene también muy
claramente expresada por Santo Tomás de Aquino cuando dice "La providencia
de Dios es el hombre", es decir, "No hay que esperar de Dios algo
menor que El mismo" , es decir las cosas menores debe conseguirlas el
hombre con la fuerza que Dios le ha dado: "Sed vosotros hombres y Dios
será Dios" . Es decir, no podemos esperar que Dios nos dé lo que es
responsabilidad y tarea nuestra. El verdadero Dios, el de Jesucristo, no nos
evade o exime de nuestros compromisos, sería anular o rebajar la dignidad
humana y tomar a Dios por evasión.¿Significa esto que no podemos pedir?. La Palabra de Dios, el mismo Cristo nos manda pedir (v.gr. Lc 11,1ss), Jesús en el evangelio de Lucas afirma que nos dará el Espíritu Santo, dando contenido a ese "cosas buenas" de que habla Mateo (7,11), y el Espíritu es todo lo que necesita el hombre verdaderamente cristiano.
O con expresión de Carlos de
Foucauld: "Padre mío, me entrego en tus manos; haz de mí lo que quieras; sea
lo que sea te lo agradezco"
Es el Don de que Dios quiere
hacernos partícipes, es el Agua Viva que ofrece Jesús a la samaritana (Jn
4,10-15), y es lo que también vive Jesús como fruto de su oración con el Padre
(v. gr. Jn 4,34; 5,19-21; etc.), la experiencia de la plenitud de Dios que le
lleva a abandonarse en sus manos, dispuesto a vivirlo todo y a sufrirlo todo:
"Padre no se haga mi voluntad sino la tuya" (Lc 22,42).
Esta misma experiencia
profunda de Dios y de la fuerza del Espíritu la encontramos también en Pablo,
en diversas ocasiones: "Lo que era para mí ganancia lo he juzgado pérdida
ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí
todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo" (Fil 3,7-8).
Esta experiencia de Pablo es
fruto de su encuentro con Cristo, que llamamos oración, como único medio que
nos introduce en el conocimiento de Cristo, el cual provoca un cambio total de
vida ya que nos pone en la verdad, como llegará a afirmar Pablo "Nosotros
tenemos la mente de Cristo" (1Cor 2,16).
"Tres veces rogué al
Señor que alejase de mí el aguijón. Pero El me dijo: 'Mi gracia te basta, que
mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza'. Por tanto, con sumo gusto
seguiré gloriándome en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de
Cristo."
El alma pone toda su esperanza
en el creador y, frente a nuestras debilidades, se acerca más a Dios, mediante
la oración, y las dificultades que halla
en lo exterior hacen que se dedique con más pureza a penetrar las cosas del
Espíritu" y es en la palabra de Dios donde encuentra su nueva creación y
todas las cosas son renovadas.
Roguemos a María a que nos
ayude a transformarnos en su Hijo, que es la Palabra que nos regenera,
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