Pautas viernes

Amar es mostrarse compasivo con el prójimo

Lucas 10,30-37
Cuando oraba me venía a la mente, la Palabra del génesis 1,26, hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios y Dios es AMOR-VIDA, por lo tanto tú eres también ese AMOR-VIDA, me supone que eso me configura como un DNI o más aún es mi ADN, por el cual Dios y mis hermanos tendrían que reconocerme como hijo de Dios, como persona, como ser humano.
El AMOR-VIDA de Dios es lo que nos constituye, es como la columna vertebral sin la cual no camino, es mi cerebro sin el cual no pienso, es mi corazón sin el cual no siento, debería ser lo más natural en nuestra vida, como caminar, pensar, sentir el AMOR-VIDA  de Dios y es un amor que da vida.
Pero una vida digna de todo ser humano, el amor nos humaniza, y no hay razones para no amar, es verdad que nuestras heridas, influyen en mi comportamiento pero no lo determinan, ¡Cuánta gente herida en el camino y no son malos sino personas que dan vida!
A mí me cala muy dentro la vida de Facundo Cabral, nació desprotegido, unos días antes de que nazca su padre los abandonó, luego su madre con siete hijos fue echada de la calle y él vio morir de hambre a varios de ellos,  y luego conoce la droga y el alcohol y la cárcel desde los nueve años, su vida era encontrar a su padre y matarlo por todo lo que les había originado pero tuvo la suerte de encontrarse primero con un jesuita que le enseñó a leer , escribir y lo animó a crear sus propias canciones, y luego se encontró con Teresa de Calcuta a los 33 años, quien le dijo: ¡descubre la fuente de AMOR que hay en tu corazón! Y lo llevó a la India donde vio las necesidades de la gente, de los niños que trabajan, madres que luchan por sobrevivir, eso lo hizo olvidar de sus penas y amarguras y descubrió que era mejor dar que recibir y quejarse, eso lo que en la parábola del Samaritano, Jesús nos quiere enseñar: olvidarnos de nosotros, despojarnos de todo aquello que nos inutiliza para amar.
Más que preguntar ¿quién es mi prójimo, sería de que tengo que despojarme para amar como Jesús?   Ahí está el detalle, despojarme de aquellos criterios que me hacen poner diferencias entre los seres humanos, ahí donde estoy, dejarme de creer que tengo la razón y aunque la tuviera ¿cómo hago para que esta razón los demás la acojan? Y si tengo que dejar esta razón por muy correcta que sea, ¡no es más rico saborear la paz, la alegría de tu entorno? A no ser que ponga el peligro la vida de alguien.
Mira de cuántas cosas hay que despojarnos, de saber que todo lo sé y los demás son brutos, de que todo lo puedo y los demás son débiles, de pensar que yo soy la autoridad y los demás tienen que obedecerme, yo soy lo más bonito, tengo el mejor cuerpo y me hasta asco ir, pasar, ver a un cojo, anciano y minusválido.
Jesús, tuvo que despojarse como dice en  Filipenses 2,6-8  Él compartía la naturaleza divina,  y no consideraba indebida la igualdad con Dios,  sin embargo se redujo a nada,  tomando la condición de siervo,  y se hizo semejante a los hombres.
Ese se redujo a nada, es nada de nada, nada de poder, nada de riquezas, nada de placeres, por enseñarnos a hacernos siervos de nuestros hermanos, de mi pareja, hijos, familia,  compañeros de trabajo, vecino, mi comunidad,
Y para ello Pablo nos dice antes: Si me permiten una advertencia en Cristo, una exhortación afectuosa, algo que proceda del Espíritu y que me sugiere la ternura y simpatía,  entonces colmen mi alegría poniéndose de acuerdo, estando unidos en el amor, con una misma alma y un mismo proyecto.  No hagan nada por rivalidad o vanagloria. Que cada uno tenga la humildad de creer que los otros son mejores que él mismo.  No busque nadie sus propios intereses, sino más bien preocúpese cada uno por los demás.  Tengan unos con otros los mismos sentimientos que estuvieron en Cristo Jesús: Filipenses 2,1-5
Esa es la clave para dar AMOR-VIDA, y no pasaremos como el sacerdote; lo vio, dio un rodeo y siguió. Ni como levita que llegó a ese lugar: lo vio, dio un rodeo y pasó de largo; sino que nos llenaremos de compasión, sin preguntar quién lo hizo, por qué lo hirieron, sino simplemente cargar sobre nuestros hombros sus cargas, compadecernos y buscar medios para curarlo hasta pagar sus culpas y atraerlo una vida digna de hijo de Dios.
Aquí les dejo una reflexión de Facundo Cabral que nos invita a amar dando vida.
No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea. No caigas en lo que cayó tu hermano, que sufre por un ser humano, cuando en el mundo hay 5,600 millones.
Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco...... algo fundamental para vivir.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado. No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas... te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud.
De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones. No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.
Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi,  San Agustín, la Madre Teresa, tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor, porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados.
No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor. Entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida.  
Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa, la baguette francesa, los tacos mexicanos, el Pisco peruano, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, entre tantas maravillas.
Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)...y si le ganas, serás más humilde, más agradecido... por lo tanto, fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor.
Y que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.
Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él.
Si El tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella.
Él te manda flores cada primavera.
Él te manda un amanecer cada mañana.
Cada vez que tú quieres hablar, Él te escucha.
Él puede vivir en cualquier parte del universo, pero El escogió Tu corazón.
Enfréntalo, amigo -Él está loco por ti!.
Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero El sí prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino.
"Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y un razones por las cuales sonreír".


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