“Hagan todo lo que él les diga".

Esta mañana experimentaba la llamada interior a no olvidar lo esencial, en medio de todo cuanto me toca vivir cada día y ciertamente lo mas vital son estos tiempos de encuentro con nuestro Dios, en los que Él nos va regalando la gracia de sabernos hijos amados suyos y recreándonos a imagen y semejanza de Jesús.
Yo agradecía al Señor por el don de este tiempo nuevo, que nos permite vivir como comunidad; pero también como iglesia del Perú; y que hemos empezado el mes de octubre, lo que la iglesia llama la cuaresma peruana, tiempo que nos regala como una oportunidad especial de abrir nuestras vidas al Señor , que nos sale al encuentro con los brazos abiertos, demostrándonos y ofreciéndonos su amor de misericordia y en esta clave me ayudaba escuchar las palabras del evangelio de Juan, capítulo 2,1-5, tantas veces orada por nosotros ; pero que no deja de ser una fuente inagotable de gracia:
“Tres días después se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí”
La palabra de Dios nos sitúa en el contexto de una alianza de bodas, el compromiso más grande que puede existir entre dos seres humanos; pero que parte de una libertad profunda y vienes a ser sigo del amor o al menos, ese es el ideal del matrimonio cristiano. Esta mañana el señor me hablaba de la alianza nueva, de la comunión que quiere tener con cada uno de nosotros, comunión en el pensar, en el obrar y en el sentir, como n0s invita Pablo en Filipenses 2:
“Si la exhortación en nombre de Cristo tiene algún valor, si algo vale el consuelo que brota del amor o la comunión en el Espíritu, o la ternura y la compasión, les ruego que hagan perfecta mi alegría, permaneciendo bien unidos. Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento. No hagan nada por rivalidad o vanagloria, y que la humildad los lleve a estimar a los otros como superiores a ustedes mismos. Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás. Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo Jesús”
Que fuerte me resultaban las palabras del apóstol, que el espíritu hacia resonar en mi corazón a lo largo del día de ayer, día de lecciones, para los peruanos; pero sobre todo hoy, en este tiempo de diálogo con Dios, en el que la realidad de nuestro pueblo, la actitud de mis hermanos y la mía propia, no podía quedar fuera del diálogo con Dios, Hablando de todo lo vivido y oído en esta jornada, Dios me pide ir más allá de ser ciudadana peruana, con responsabilidades de cara a mi país, me pide ser auténticamente cristiana y vivir la vocación que se me ha confiado, en un ambiente de división, de ambición por el poder, de corrupción y todo aquello que vemos día a día y en ocasiones nos desalienta. El Señor por medio de san Pablo, nos invita a hacernos uno con Jesús en su intencionalidad y ello, si es real, naturalmente nos dará una nueva forma de vivirnos en medio de nuestros ambientes, que redundará en vida para todos los lugares donde nos encontramos cada día.
En esta nueva llamada que nos hace el Señor, María, nuestra madre, está con nosotros y nos alienta a abrir el corazón, a no cerrar el diálogo e ir al final en la escucha de la palabra, déjate decir personalmente por Dios, cual es la nueva alianza que quiere hacer contigo.
El evangelio de Juan continúa diciendo:
“Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino"
Recibimos la llamada de Jesús, como discípulos suyos, pero ciertamente nos sentimos cortos, hay carencias en nuestra vida, que nos generan dificultad para responder con total confianza y optimismo a la llamada del Señor, María lo advierte: hijo(a) hace falta vino; pero no te entristezcas, recuerda que en esta alianza, está Jesús, no trata de un compromiso puramente humano, en realidad el que se une a ti es él, él es el fiel y quien trae la dote, es el quien primero se compromete contigo para que seas lo que el padre espera de ti.
Esta mañana encontraba a María, como cada día, intercediendo por nosotros ante Jesús y el verla me daba mucha alegría; al mismo tiempo que la madre me hacia escuchar de sus labios: Hija no es difícil pedir algo para ti, a quien se que te más que a su vida, ¡Cómo no te va a dar lo que te hace falta!
En el evangelio Jesús se dirige a la madre:
"Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía".
A lo largo del tiempo de conocer a Jesús, estas palabras han ido adquiriendo connotaciones nuevas cada vez que las he orado y esta mañana, me parecía escuchar a Jesús, diciendo a María: “Madre la respuesta es de ella, ella será quien diga si mi hora ha llegado en su vida, si quiere esta alianza conmigo, la respuesta está en ella, si ella quiere este segundo vino será mejor.”
María que nos quiere tanto se dirige a nosotros siguiendo la llamada que nos hacía el evangelio del día de ayer, a responder como siervos de la palabra, del Amor, del evangelio de la misericordia y reconciliación, en medio de una sociedad que lo necesita tanto:
"Hagan todo lo que él les diga".
No se puede responder a la llamada que esta mañana nos hacen Jesús y María, sin una fe confiada, sin la experiencia de saber que estamos delante de quien más nos ama y desea nuestro bien. De ahí, que le pedía a la madre y en este día también a Francisco de Asís, cuya fiesta celebramos hoy, que nos aumenten la fe y nos den la gracia de vivir este día en comunión de amor con Jesús y el proyecto del Padre.
Que Dios nos bendiga a todos y todas.
Pilar

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