Qué significa acompañar a mi hermano

Lucas 10,25-33 Las razones propuestas para amar, me impulsan, Dios-Amor a hacerte otra pregunta: ¿Cómo amar? ¿Cómo amarte a Ti y cómo amar al prójimo?
Para amar al "prójimo" como a ti mismo: Sal de tu "yo" para entrar en su "yo". Sitúate en él y desde él. Trátale como quisieras ser tratado. Sitúate en él como persona. Ama a todos, sin excepción, sin excluir a nadie. Ama todo de todos, sin excluir sus cualidades ni defectos. Ama en todo tiempo sin excluir los momentos difíciles. Ama en todo lugar, sin excluir ningún ambiente. Ama con toda intensidad, excluyendo toda mediocridad.
¿Quieres amar al prójimo como Jesús le ama?: Deja tus comodidades e intereses para ir al encuentro del necesitado. Ama con inteligencia no dando al otro lo que le daña y entretiene. Comprométete a que cada persona conozca la verdad de Dios y la viva. Ve por delante, con el testimonio de vida antes que con tus palabras. Busca siempre amar, comprender, perdonar, entregarte desinteresadamente. Está dispuesto a dar la cara por él defendiendo sus derechos. Haz de cada prójimo un discípulo de Jesús, que lo imite lo más fielmente posible.
No cabe duda de que hoy, el mundo sigue necesitando aprender de nosotros y al vivo el primer y segundo mandamiento: Amar a Dios y amar al prójimo. Este es el para qué de mi vida. Sólo si vivimos una calidad de amor, sin excepciones, reconocerán las generaciones presentes y futuras que somos discípulos de Jesucristo y por nuestro amor, creerán en El.
¡Cuánto es mi deseo de ayudarte a instaurar una nueva creación, una humanidad revestida con una identidad nueva. Para ello me invitas a imitar a Dios, como hijo amadísimo, a esforzarme por imitarte, a seguir el camino del amor a ejemplo de Cristo, que mantuvo en toda su existencia la comunión trinitaria con el Padre y el Espíritu.
Y me preguntas querido Dios-Amor: ¿Quieres amar al prójimo como se ama la Trinidad?: Ábrete a la realidad de que no eres una isla sino un ser comunitario. Aprende a poner todo lo que eres y tienes en común con los demás. Comprende que la diversidad de cada uno es la mayor riqueza para ti. Aprende a defender lo comunitario por encima de lo propio y particular. Ama por igual, sin hacer diferencias. No excluyas nunca a quien es distinto de ti. Ama con una calidad tal, que expreses y reveles la insondable profundidad del amor trinitario.
María, eres imprescindible en mi vida. Necesito poner en tus manos toda mi libertad, para que Tú, conquistándola me impulses a caminar firme y reciamente por los caminos decididos en el diálogo prolongado y fecundo de la oración diaria.
Coge tú mi timón, guíame mar adentro, y ya que amas tanto la nave de mi vida, ponla rumbo al amor, no le muestres la orilla: Mi vida es para amar al prójimo.

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