Bendice al Señor en todo momento


Gracias Señor porque esta mañana me permites ponerme en Tu Presencia para alabarte, para  decirte bendito seas Señor por el regalo de la fe  porque me hace gustar de su presencia, por el regalo del desear buscarte,  por la alegría que siento cada mañana cuando me dices que me amas y eso es lo más grande porque me llena de fuerza, de confianza, de amor para dar. Gracias Señor.

Este día vamos a orar con el Salmo 33, un Salmo que es como el Magníficat, un canto de alabanza a nuestro Dios, bendiciéndole por todos sus beneficios.
Cuando oraba mi alma no cesaba de bendecir al Señor, por tantas cosas que no cabrían en estos correos pero me gustaría compartir de todos modos mi alegría en lo que se pueda:

“Bendeciré al Señor en todo tiempo no cesará mi boca de alabarlo. Mi alma se gloria en el señor: que lo oigan los humildes y se alegren.”

Bendito seas Señor que me haces sentir tu fidelidad, tu amor eterno en tu Palabra  que le sale al encuentro a mis porqués, que me da razones para cambiar, para amar.

“Busque al señor y me dió una respuesta y me libró de todos mis temores”

Señor  tu palabra es tan grande que me rebasa porque no se queda en mí sino que me hace tanto bien,  supera todo lo que hay en mi y me hace ser ese chorro, ese manantial de vida eterna que me hace salir a llamar a  mis hermanos  a decirles como el salmista o la samaritana o cuantos de ti han recibido tanta gracia:
“Mírenlo a él y serán iluminados y no tendrán más cara de frustrados. Esta pobre gritó  y el Señor la escuchó y la salvó de todas sus angustias.”

Hay que buscar al señor como pobre, como necesitado, con humildad, decirle: Yo te busco señor porque soy pobre y necesito tu ayuda para todo, ¿qué podría hacer sin Ti? O ¿que soy yo si tú no estás conmigo?... ¿a dónde podría ir solo? Realmente no soy nada Señor si tú no vas conmigo si tu gracia no me acompaña… (EXodo 32,15)
Tengo Señor tanto porque bendecirte, de lo que reconozco, de lo que soy consciente, pero cuantas cosas has hecho en mi vida que aun ignoro  y las voy descubriendo maravillada cuando  se van revelando poco a poco.

Busque al señor y me dio una respuesta y me libró de todos mis temores
Bendito seas Señor: Porque me has hecho volver a ti, por el regalo grande de la conversión, ¡me has hecho regresar a ti!,  los cambios en mi vida nadie los podía haber logrado sino Tu Gracia. Bendito seas Señor  porque amaste mi vida, cuando nadie la amó, confiaste en mi cuando nadie confió, porque estas a mi lado cada vez que te llamo…
 Yo ya siento la Navidad en mi vida, el nacimiento de Jesús en mi corazón, ¡y me da tanta alegría poder decirlo y gritarlo, Jesús ya ha nacido en mí!

“Mi alma proclama la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador, porque se fijó en su humilde esclava”,  Bendito seas Señor…porque miraste mi pequeñez. “El Poderoso ha hecho grandes cosas por mi ¡Santo es su Nombre!” Lucas 1, 46-49
Bendito seas Señor por tu fidelidad que es eterna porque te acercas a nuestra vida a través de las fechas litúrgicas, cada navidad, a ver si esa vez  te decimos que si, allí esperas cubierto de rocío, del frío de nuestra indiferencia a ver si esta navidad nos hacemos conscientes de que tu eres más que los regalos y las luces que rodean las casas y los arboles, haz que te esperemos que te recibamos como La Luz que necesita el mundo para poner alegría amor, esperanza, solidaridad.
Señor, yo siento  mi 25 de Diciembre en cada minuto de vida y me siento tan, tan llena de regalos, son  tantos que no los puedo contar, son innumerables Señor (Salmo 40,6), y lo mejor de todo es que hay mucho más, ni me imagino Señor pero sé que serán iguales o mayores, y superiores a todo lo recibido.
Gracias por ello Señor porque me tienes reservada más gracia, más amor, (Jer 31,3) más de Ti, gracias porque me sigues preparando para recibirte en tu llegada Gloriosa,  a la Parusía,  quitando  de mi alma los rencores, los resentimientos, lo que no me deja ser tu semejanza, lo que me quiere robar la identidad, lo que busca deformarla y destruirla y perderme de nuevo, lo que no me quiere dejar llegar a la Plenitud.
Gracias Señor, mi alma te bendice y te alaba porque la corriges, sin causarle dolor, porque me haces darte gracias cuando me enseñas a amar a pesar de mi terquedad y mi dureza de corazón, porque  me haces amar al enemigo, al que maldice, al que está perdido, Bendito seas Señor porque me haces  ver lo tuyo mejor que lo mío.
Bendito seas Señor, porque quieres que llegue a ser como tú, no quieres ni esperas menos de mi, gracias porque cuando siento que defraudo a muchos al seguir tus caminos, tengo la certeza de tu voz diciéndome “gracias por ser fiel, porque me pones primero”, y yo te digo gracias a ti Señor, porque también tengo la certeza de que tu diriges mis pasos, porque que donde yo vaya, donde me mueva donde esté…contigo estoy y  si existo y si me muevo es por Ti y solo en Ti, porque tengo la seguridad de que  tú me conoces, que tu sabes de mis salidas y de mis entradas, que de lejos conoces ya lo que me agrada vivir en ti Señor, mi creador, el que me ha tejido en el seno de mi madre. (Salmo 139,1.14)
El Señor tiene sus ojos puestos en los justos…a veces señor sentimos que ante los ojos de los hombres defraudamos cuando ya no damos frutos, cuando no cubrimos sus expectativas sentimos tristeza, desazón, en nuestro interior a veces queremos complacer a los hombres, porque  eso nos hace ricos en autocomplacencia, y de nuevo nos vuelve el hambre,  nos vuelve la pobreza.
Teme al Señor, pueblo de lo santos, pues nada les falta a los que le temen, Los ricos se han quedado pobres y con hambre, pero a los que buscan al Señor nada les falta.
Vengan hijos, y pónganme atención quiero enseñarles el temor del Señor. ¿Cuál es el hombre que anhela vivir y desear gozar días felices?
Señor, todos anhelamos vivir y deseamos gozar días felices: Vida y felicidad. Vida y amor, todos queremos eso Señor.
Entonces: Guarda tu lengua del mal, tus labios de palabras mentirosas. Apartarte del mal y haz el bien busca la paz y ponte a perseguirla.
Esa es la sabiduría del Señor…son Palabras de vida eterna, buscar y perseguir la paz, no esperar que llegue como lluvia porque ella se va y viene la paz duradera viene del señor, de buscarlo a El Nuestra Paz, nuestro Sumo Bien que no se va, El se queda con el que lo busca de todo corazón.
La felicidad esta en bendecir al Señor en todo momento, no solo en las cosas buenas que suceden también en las no tan buenas, en el dolor, en la alegría, en la dificultad, en el frio en el calor, en la humillación y en la alabanza del mundo. Bendito seas señor porque en todo tu me cuidas de no caer en mi misma.
Aunque el justo padezca muchos males de todos los librará el señor, el cuida con afán de todos sus huesos, no le será quebrado ninguno de ellos.
El Señor cuida de nosotros, en todo momento  no tocará a veces el sufrimiento de ir donde no queremos ir, de perder a quien no queríamos perder, de dejar ir a los que más amamos,  partir a destinos inesperados….Pero que alegría sentir y amar  sus amarras, su confianza que nos lleva a amar y a dar la vida donde El nos necesita.
 “Otro te amarrará la cintura y te llevará a donde no quieras”  ”…y allí también diremos Bendito seas Señor. (Juan 21,18)
Engrandezcan conmigo al Señor y ensalcemos a una su Nombre. Bendeciré al Señor en todo tiempo no cesara mi boca de alabarlo.

Nila

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