Tanto Amó Dios al mundo que nos entregó al Salvador.



“¡Así amo Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna, Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él.”  Jn 3,16

¡“Un Niño nos ha sido dado”, el Padre nos ha entregado a su Hijo para que sea nuestro Salvador, el Amor de Dios se ha hecho Carne!

Y nosotros lo hemos creído por eso hemos celebrado, porque “la Palabra se hizo carne,  puso su tienda entre nosotros y hemos visto su Gloria” 1Jn 1,26, hemos palpado la Victoria de Dios, ¡Con que amor tan inmenso nos amó!, Un Dios Todopoderoso, hacerse un niñito, pequeño, humilde abajándose hasta nuestra pequeñez para darnos a conocer como somos amados, y como lo pone todo, lo invierte, lo entrega todo para nuestra salvación.
Todo esta entrega de parte de nuestro Padre me hacia preguntarme también ¿Y ahora qué hago con este Amor tan grande que ha llegado a mi vida?

Con el eco aun de lo que han sido estos días meditaba en que hemos visto todo el movimiento de las tiendas, todo el “negocio de navidad”, a las personas regalarse muchas cosas, saludarse a las doce y en muchos casos olvidarse de lo más importante: EL Niño Dios que se  ha hecho hombre para salvarnos…

Pero, ¿De qué nos quiere salvar Dios? No es de no tener problemas económicos, de no enfermarnos, de que no nos pase nada, la Salvación de Dios es más grande que todo eso, la salvación de Dios, el enviar a Jesús, es para darle a nuestra vida un fundamento, una razón para vivir, una identidad, para hacernos volver a ser su Imagen y semejanza, para tener una vida Nueva, un proyecto más importante tras el cual correr, una Meta como la de Pablo que nos haga decir, todo tiene poco peso para mi ante lo que significa seguir a Cristo (cfr Fil 3,8)… pero para llegar a decir esto hay que estar convencidos, hay que tener mucha fe

La fe nos salva, pero una fe que viene de la oración, del encuentro personal con  Jesús enviado del Padre, que nos hace vivir unidos a El cómo las ramas a la Vid  verdadera, (Jn 15,1-5) una fe que nos da esperanza para seguir viviendo con fortaleza a pesar de todo, porque todo ya lo ve relativo… esta esperanza que viene de la fe, es la que nos salva.

En esta navidad le pedía mucho al Señor, que me renueve la fe,  y  para mí la noche buena ha sido: meterme en la casa del alfarero, (Jer 18,1-6) para que en esta noche milagrosa me haga de nuevo,  a su gusto y nacer con el Niño a una nueva vida. (Jn 3, 2-9)
Esta madrugada también al orar, al preparar las pautas el Señor me hacia agradecerle por las personas que me han predicado la Palabra de Dios, porque por  su fe,  por su entrega mis Navidades son diferentes, tienen todo el Sentido que siempre debieron tener, no importa tanto lo que falte o quien falte, si tengo a  Jesús naciendo en  mi corazón.Eso me basta.

Las prédicas de mis “madres en la fe”,  me han salvado la vida, me han ayudado a creer en Dios de otra manera vivirme como salvada, tener ya un propósito fundamental para mi vida,  me han hecho conocer la Vida eterna y ahora le pido al Señor encienda cada día más el fuego misionero en mi corazón para no dejar de anunciarle para que muchos crean,  le conozcan, y le invoquen, se sientan enviados y lleven la Buena Nueva, estoy convencida también de que  “la fe nace de una predicación”   la fe que viene de Dios a través de la predicación nos da la salvación….el Padre envió a su Hijo  para que quien crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna!.

 Todo el movimiento que vemos cada año por las fiestas navideñas son un llamado de Dios para darle a conocer, dejando de juzgar al mundo porque no cree, más bien escucharles en todo su trajinar decir ¿Cómo voy a creer si nadie me ha hablado de Jesús con su vida y su Palabra?

Como dice hablo Y… ¿Como podrán creer si no han oído hablar de El?  Y ¿cómo oirán si no hay quien lo proclame? Y ¿cómo lo proclamarán si no son enviados?...Rom 11,14-16
El Padre en esta navidad ha hecho nacer a su Hijo en nuestro corazón, nos ama tanto que nos lo ha entregado,  para llevarlo a los corazones de quienes aun no han  oído hablar de Él.

Somos Verbum Dei Palabra de Dios, un carisma que lleva la salvación porque enseña a orar con la Palabra, decía una santa “que quien enseña a orar salva un alma”, así pues, pidamos a Nuestra Madre Santísima nos cuide así como cuidó a Jesús para proclamar su Palabra, enseñar a orar, y  hacer discípulos que hagan discípulos.
¡¡Feliz Navidad!!

Nila
 

 

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