El salvador se hace nuestro hermano

Mateo 1,18-24; Romanos 1,1-7 “Lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 18-24).
Si leemos despacio el pasaje de hoy, y vamos metiendo nuestra mente y corazón, preguntémosle a Jesús ¿cómo fue tu nacimiento? Y estando en confianza comencemos a compartir con Él cómo ha sido el nuestro, cómo ha sido el de cada uno de uno de nuestro hijos.
A cuatro días, del nacimiento de Jesús, parece que el tiempo volara pero a la vez se haga larga la espera, porque parece imposible que la luz llegue tan fácilmente, que llegue el esperado que está ya aquí en nosotros, con nosotros y por nosotros, como la madre que lleva al hijo en sus entrañas pero lo espera.
Eso es el Adviento esperar al que ya tenemos en el corazón lo esperamos, ya la salvación la recibimos con más consciencia, la hacemos más cercana que cuando empezamos a creer en Él, es más esperado que cuando nos convertimos, y nos encontramos con Jesús, que cuando le dijimos ¡Encontré al Amor de mi alma, lo abracé y no lo dejaré más! Y Él nos dijo ¡Yo te esperaba y he venido a salvarte a dar la vida por ti!
Cómo Dios, al encarnarse al actuar en nuestras vidas en nuestras historias, hay una obra muy grande, y es el de la Salvación. José es el que pondrá el nombre de “JESUS” El dar nombre: es dar la identidad, es darlo a conocer, es hacer que Jesús se muestre como lo que es: la salvación”.
Dar un nombre significa dar una nueva vida que se realiza en una misión. Eso es lo que quiere decir Dios a José cuando le dice no temas, tomar a María como esposa, pues deja tus miedos y celos justificables, pero déjate guiar, por el Espíritu Santo, eso les pasa a todos cuando conocen el inconmensurable AMOR de Dios, que cuando llega, no les cabe en sí, tanto Amor y se preguntan ¿Cómo será eso? ¿Por qué a mí? ¿De dónde a mí que me llega tanto Amor? Y José se preguntará ¿Por qué a mí, acoger a Jesús? ¿Por qué darle el nombre? ¿Por qué darlo a conocer?
José, María y cada uno de nosotros tendrán mil preguntas. Yo me pregunto si deseo ser un apóstol como Pablo ¿Por qué estoy inválida? ¿Por qué a mí este cáncer? ¿Por qué se murió mi hijo? ¿Por qué lo mataron? Y la vida del hombre transcurre en el misterio de la VIDA, en la que la Palabra, nos irá aclarando con el tiempo de Dios y no el nuestro. Y su Palabra nos conducirá a la Luz, a la VERDAD PLENA.
Mamá ¿Cómo recibiste a Jesús, si ya lo tenías en tu seno? Sólo es reconocer con inmensa alegría, que Dios por pura misericordia se hace humano, fraterno, compañero, hermano, concreto como nosotros, para enseñarnos a conducirnos por la Palabra, y llevemos la salvación a muchos hermanos.
Ojalá que descubramos que jamás molestamos a un Dios que ha querido amarnos hasta la convivencia, hasta la coexistencia, hasta estar con nosotros. Y ojalá nos conceda tratarnos entre nosotros como somos tratados por Él: que acogiendo y contemplando al Emmanuel, al Dios-con-nosotros, podamos a la vez ser también nosotros hermanos-entre-herma¬nos siendo verdaderamente hijos-ante-Él.
CON JESÚS
NUESTRO PASADO ES PERDONADO Y BORRADO.
NUESTRO PRESENTE ESTA LLENO DE ABUNDANCIA.
NUESTRO FUTURO ESTA GARANTIZADO.

Comentarios

Entradas populares de este blog

“DIOS ME CUBRE CON SU MANTO”

“Un buen soldado de Cristo”

Jesús, fijando en él su mirada, le amó