El nos bautizará en el Espíritu


Mateo 3,1-12

Me venía a la mente y a mi corazón el hecho de que nosotros esperamos a un Dios que habita en mi corazón y que gracias a su fidelidad y a su Amor, Él nos espera y nos espera porque nos conoce porque Él nos ha hecho y nos comprende  ¡Qué bueno!  no sólo pensar, saberlo sino experimentarlo como una gracia tan grande de sabernos amados, aceptados tal cual somos, que quizás no espera mucho de nosotros pero sin embargo no cesa de esperar que algún día mi corazón y el todos nosotros sea sólo y únicamente para Él, me encanta saber que alguien espera por mi y cuál es mi actitud de espera?

Yo tengo experiencia de esperar a mi Padre cada fin de semana era una espera gozoso, pero también de cambio durante la semana, ser más obediente con mi madre, sacar mejores notas, no pelear con mis hermanos, ayudar a los más pequeños y  ¡todo! Para que mi papito pase un fin de semana contento. Y yo creo que mi papá era feliz el saberse esperado.

¡No hay nada más reconfortante! Que saberse esperado,
Eso es Adviento que Jesús se sepa esperado y que lo esperamos con las mejores actitudes de cambio: de perdón, de misericordia, de comprensión de compartir, de ser más tolerantes, y nuestra espera sea gozosa, porque no esperamos a quien nos va a juzgar, sino a quien deja su trono, para abajarse hasta  a mí, hacia a nosotros y nos diga Yo soy el que voy a enseñarte a ser feliz, a vivir la verdadera VIDA AMOR, que no necesito tanta fiesta, tanta cháchara, para venir, sino que ahí en el silencio, en lo escondido de tu corazón, saborear mi presencia, que es  paz, alegría y bondad.


Pero la voz del Bautista, hoy como en sus días, sigue clamando en el desierto. Pocos de los que decimos estar esperando a Cristo Jesús, nos sentimos dispuestos a cambiar de conducta sólo porque el Señor quiera venir a nosotros. Que sea Él quien se acerca a nosotros, puede que nos halague: nos agrada darnos cuenta de que valemos tanto ante Dios como para moverle hacia nosotros; pero no vemos muy bien por qué tenemos que ponernos en camino nosotros, por qué debemos cambiar de vida, tan ricamente como estamos, si no somos nosotros los que hacemos el viaje. No parece una buena razón tener que preparar un viaje que no vamos a realizar nosotros, ni allanar un camino que no estamos pensando en hacer. Y por eso mismo, Dios no termina por aparecer en nuestro horizonte ni en nuestras vidas. Rehuyendo de la debida conversión a Dios, estamos obligándole a que desaparezca poco a poco de nuestra vista y de nuestro corazón.


Es revelador que el Bautista propusiera el cambio radical de vida como modo de esperar al Señor que viene ya de camino: quien espera a Dios ha de tener manos y corazón ocupados en su propia conversión. Caminar hacia lo que Dios espera de nosotros cuando llegue, esforzarse por lograr cuanto Dios desearía encontrar en nosotros el día en que nos encontremos con Él, como lo hacía cuando mi papá venía cada fin de semana, acercamos siempre más a todo lo que Él quisiera ver en nosotros el día que venga, llenaría de contenido y de tareas el tiempo de la espera de Dios y realizaría nuestra conversión a él. Y pensar que Dios, para venir, no nos exige demasiado! Puesto que está por venir, sólo pide que preparemos el encuentro echándole de menos


… Que le aguardemos con menos paciencia, cuanto más le echamos en falta. Hoy la conversión a Dios pasa inevitablemente por nuestra conversión a la esperanza. Que, como personas, haya poco en nuestras vidas que justifique nuevas ilusiones o merezca nuestras penas, que apenas encontremos en nosotros - en lo que ya hemos logrado ser - razones para la esperanza, hace aún más urgente nuestra espera del Señor. Que, como cristianos, no estemos demasiado contentos con nosotros mismos, con la vida de fe que llevamos, con los resultados que obtenemos, podría ser el punto de partida para ponemos a esperarle de nuevo y de verdad.

María Madre de la espera dulce e impaciente, cuánto más esperas más cerca está la Salvación, que es tu Hijo Jesús, que viene a transformar toda la humanidad y sobre todo que nuestros corazones se vuelvan al Padre.

Comentarios

Entradas populares de este blog

“DIOS ME CUBRE CON SU MANTO”

“Un buen soldado de Cristo”

Jesús, fijando en él su mirada, le amó