Oramos como oyentes de su Palabra
Is 55, 1-11 Entramos al cómo orar y a mí lo que se me viene a la mente; orar como la sierva sedienta que corre a la fuente, con esos deseos de hablar con mi Dios, Señor, amigo, compañero, Padre, madre, novio, esposo, el amado de mi alma, si voy con esos deseos de encontrarme con Él, siento que Dios lo primero que me dice es: ¡Cuánto he deseado este momento de estar contigo! Y qué bueno poderle contestar ¡Yo también te anhelaba! ¡Tanto!. Yo lo que le agradezco cada día al Señor, a la Comunidad, es el haberme enseñado a orar, no hay para mi cosa tan deliciosa que el entrar en mi habitación y encontrarme con el Dios que tanto he buscado y llena toda mis ansias, las colma y las calma. Por eso preparo mi corazón, mi mente, todo mi ser para ese encuentro, lo preparo todo el día, haciendo que mi cuerpo sea realmente el templo del Espíritu Santo, y el Espíritu me guía por las sendas de la Palabra y cuando caigo no dudo en levantarme, porque lo siento a la puerta de mi corazón y me dice ¡Est...