Pautas Jueves
¿Qué es orar?
Lc 11,1 Hb 12,2
Cuando me disponía hacer estas pautas y vi el objetivo del día me acordaba que la primera vez que escuché una escuela de la Palabra, Dios me ofrecía un mundo nuevo, el reino de paz, alegría y esperanza que no conocía y que yo no creía que fuera posible, pero después de esa escuela comencé a soñar y hacer realidad ese mundo que Jesús vino a implantar y me consta, lo que necesitamos es estar abiertos a esa gracia de Dios, de saber, entender y creer que Dios siempre está con nosotros, por que como dice el salmo 102,20-21 porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo, para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte, para mí es una alegría inmensa saber que Dios vive con, por y entre nosotros, eso es una certeza, si la vemos a través de nuestra vida, el más claro signo de su presencia es que Dios tanto nos amó que nos envió a Jesús para que todos tuviéramos vida y vida en plenitud de alegría y esperanza, para que nos enseñara a vivir el reino aquí y ahora, através de su Palabra.
Y esto implica despojarse de todos nuestros criterios, pensamientos, palabras y obras a que estamos acostumbrados, el ser como Jesús, implica acercarse a la fuente, Juan 7,37-38 Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí", como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva. Significa desear vivamente cambiar nuestra realidad yo la quería cambiar a mi manera, con violencia, autoritarismo, prepotencia, que bonito que Dios te diga, yo puedo obrar en ti, porque he visto, Éxodo, Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Moisés, también quería cambiar su realidad, matando a los egipcios, pero Dios dice; sé lo que te oprime, de tu dolor, tus sufrimientos y de eso quiero liberarte bajo hasta a ti, a través de mi Palabra, que tú la escuches, yo los conozco pero tú, sabes reconocer lo que te oprime, lo que te duele, tus sufrimientos, a veces no sabemos ni los que nos pasa; porque le echamos siempre la culpa a los de más y Jesús te dice no es lo que entra lo malo, lo malo es lo que tienes en tu mente, en tu corazón y por eso, no sé porque éste/ésta, me cae mal, no sé por qué estoy de mal humor, por qué no soporto esta situación, por qué no aguanto a mis padres, hijos, esposos, hermanos, compañeros de trabajo, por qué no cumplo con mis obligaciones o por qué no dialogo con Dios para conocerlo, amarlo y obedecerle, por eso Dios te dice: Ex, Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: "¡Moisés, Moisés!". "Aquí estoy", respondió él. Entonces Dios le dijo: "No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa".Luego siguió diciendo: "Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios.
Una vez que le ponemos nombre a nuestro dolor, sufrimiento, opresión, estamos en condiciones de responder ¡Aquí estoy! Y empezaré a despojarme de lo que me impide ver a Dios, entrar en el terreno de Dios implica despojarse de todo, y todo es todo, eso da miedo, Moisés lo tiene, pero se atreve a entrar en ese terreno humano que Dios lo hace divino por su presencia, por el diálogo permanente con Él, quítate tus sandalias, ¿de qué tienes que despojarte?, yo de lo primero que me despojé fue el creer que mi carácter era imposible de cambiar porque mi abuelo fue así, mi padre también, y yo lo había heredado, por lo tanto yo no podía cambiar y por eso todos tenían derecho a aguantar mis gritos, mi maltratos de palabra y de obra, pero que bonito que Dios te diga tú te puedes despojar de ese criterio, mi gracia te basta, yo lo haré por ti, porque soy el Dios de tus padres, soy tu Dios y para mí no hay nada imposible, ya la cólera no será tu Dios, sino YO, y desde allí creerle, empezar el proceso de caminar por el desierto, y en oración ir cambiando cada día, despojándote de mentiras, discriminaciones, creer que eres mejor que otros, que tú sólo tienes la razón, etc., etc. Si tú no te despojas, no podrás ayudar a despojarse de sus dolores, sufrimientos a los demás, cuando uno dialoga con Dios y y ha habido ese encuentro real, que te despoja de todo en proceso lento o rápido, pero seguro Dios te dice: Ex: "Ahora ve, yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo,Porque Dios te confía a su pueblo porque de tu corazón brota una fuente de agua viva, que es la Palabra y te envía a cambiar las situaciones de dolor, sufrimientos, opresiones en esperanzas, de que si se puede vivir en un mundo de paz, Jesús vivió lo mismo que nosotros, un imperio romano, prepotente, corrompido, pero no quiso cambiar eso, sino cambiar el corazón del hombre.
Lc 11,1 Hb 12,2
Cuando me disponía hacer estas pautas y vi el objetivo del día me acordaba que la primera vez que escuché una escuela de la Palabra, Dios me ofrecía un mundo nuevo, el reino de paz, alegría y esperanza que no conocía y que yo no creía que fuera posible, pero después de esa escuela comencé a soñar y hacer realidad ese mundo que Jesús vino a implantar y me consta, lo que necesitamos es estar abiertos a esa gracia de Dios, de saber, entender y creer que Dios siempre está con nosotros, por que como dice el salmo 102,20-21 porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo, para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte, para mí es una alegría inmensa saber que Dios vive con, por y entre nosotros, eso es una certeza, si la vemos a través de nuestra vida, el más claro signo de su presencia es que Dios tanto nos amó que nos envió a Jesús para que todos tuviéramos vida y vida en plenitud de alegría y esperanza, para que nos enseñara a vivir el reino aquí y ahora, através de su Palabra.
Y esto implica despojarse de todos nuestros criterios, pensamientos, palabras y obras a que estamos acostumbrados, el ser como Jesús, implica acercarse a la fuente, Juan 7,37-38 Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba el que crea en mí", como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva. Significa desear vivamente cambiar nuestra realidad yo la quería cambiar a mi manera, con violencia, autoritarismo, prepotencia, que bonito que Dios te diga, yo puedo obrar en ti, porque he visto, Éxodo, Yo he visto la opresión de mi pueblo, que está en Egipto, y he oído los gritos de dolor, provocados por sus capataces. Sí, conozco muy bien sus sufrimientos. Moisés, también quería cambiar su realidad, matando a los egipcios, pero Dios dice; sé lo que te oprime, de tu dolor, tus sufrimientos y de eso quiero liberarte bajo hasta a ti, a través de mi Palabra, que tú la escuches, yo los conozco pero tú, sabes reconocer lo que te oprime, lo que te duele, tus sufrimientos, a veces no sabemos ni los que nos pasa; porque le echamos siempre la culpa a los de más y Jesús te dice no es lo que entra lo malo, lo malo es lo que tienes en tu mente, en tu corazón y por eso, no sé porque éste/ésta, me cae mal, no sé por qué estoy de mal humor, por qué no soporto esta situación, por qué no aguanto a mis padres, hijos, esposos, hermanos, compañeros de trabajo, por qué no cumplo con mis obligaciones o por qué no dialogo con Dios para conocerlo, amarlo y obedecerle, por eso Dios te dice: Ex, Cuando el Señor vio que él se apartaba del camino para mirar, lo llamó desde la zarza, diciendo: "¡Moisés, Moisés!". "Aquí estoy", respondió él. Entonces Dios le dijo: "No te acerques hasta aquí. Quítate las sandalias, porque el suelo que estás pisando es una tierra santa".Luego siguió diciendo: "Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob". Moisés se cubrió el rostro porque tuvo miedo de ver a Dios.
Una vez que le ponemos nombre a nuestro dolor, sufrimiento, opresión, estamos en condiciones de responder ¡Aquí estoy! Y empezaré a despojarme de lo que me impide ver a Dios, entrar en el terreno de Dios implica despojarse de todo, y todo es todo, eso da miedo, Moisés lo tiene, pero se atreve a entrar en ese terreno humano que Dios lo hace divino por su presencia, por el diálogo permanente con Él, quítate tus sandalias, ¿de qué tienes que despojarte?, yo de lo primero que me despojé fue el creer que mi carácter era imposible de cambiar porque mi abuelo fue así, mi padre también, y yo lo había heredado, por lo tanto yo no podía cambiar y por eso todos tenían derecho a aguantar mis gritos, mi maltratos de palabra y de obra, pero que bonito que Dios te diga tú te puedes despojar de ese criterio, mi gracia te basta, yo lo haré por ti, porque soy el Dios de tus padres, soy tu Dios y para mí no hay nada imposible, ya la cólera no será tu Dios, sino YO, y desde allí creerle, empezar el proceso de caminar por el desierto, y en oración ir cambiando cada día, despojándote de mentiras, discriminaciones, creer que eres mejor que otros, que tú sólo tienes la razón, etc., etc. Si tú no te despojas, no podrás ayudar a despojarse de sus dolores, sufrimientos a los demás, cuando uno dialoga con Dios y y ha habido ese encuentro real, que te despoja de todo en proceso lento o rápido, pero seguro Dios te dice: Ex: "Ahora ve, yo te envío al Faraón para que saques de Egipto a mi pueblo,Porque Dios te confía a su pueblo porque de tu corazón brota una fuente de agua viva, que es la Palabra y te envía a cambiar las situaciones de dolor, sufrimientos, opresiones en esperanzas, de que si se puede vivir en un mundo de paz, Jesús vivió lo mismo que nosotros, un imperio romano, prepotente, corrompido, pero no quiso cambiar eso, sino cambiar el corazón del hombre.
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