Pautas viernes


JUAN 15,6-10

ORACIÓN ANTE LA EUCARISTÍA

                               Jesús, he oído hablar de Ti muchas veces. Me han dicho muchas cosas de Ti, pero la verdad es que todo me había sonado siempre a repetitivo y a falta de originalidad.

                               Desde siempre me han dicho que estás en el sagrario, que estás en un trozo de pan, que te pusiste a lavar los pies de tus discípulos... en fin, me han dicho tantas cosas... Pero nunca me ha parado a pensar si todo eso es verdad, ni tampoco me he atrevido a preguntártelo. Pero ahora que te veo nuevamente puesto delante de mí, así tan sencillo, no quiero pasar de largo como otras veces  creo que es el momento apropiado para preguntarte todo.

                               ¿Qué haces allí Señor? (silencio)

                               ¿Por qué estás así? (silencio)

                               ¿Qué buscas? ¿Qué pretendes? (silencio)

                               Me dices en tu Palabra que "no hay amor más grande que dar la vida por los amigos, y que yo soy de tus amigos". También dices que "no has venido a ser servido, sino a servir y a dar tu vida por nosotros" Pero ¿tanto vale mi vida que por ella entregues toda la tuya?

                               Señor te pido perdón porque soy tan autosuficiente que no me doy cuenta de lo valioso que soy para Ti y del precio tan grande que pagas por mí. Perdóname también Jesús porque muchas veces me trago sólo mis problemas y dificultades, porque solo me ahogo en un vaso de agua y no me doy cuenta de que Tú te has arriesgado tanto para no vivir nada solo sino Contigo como mi compañero.

                               Gracias por amarme tanto. Gracias por arriesgarte tanto. Gracias por dar tu vida.

                               Sé que hay muchos hombres en el mundo y a mi alrededor, aunque han oído hablar de Ti, no saben, como tampoco lo sabía, que les amas tanto que has arriesgado tu vida hasta el extremo por ellos. Por eso, yo también quiero dar la mía, hacerla como Tú pan y alimento y entregarla. Sabes que a veces me da miedo el riesgo, que no siempre estoy tan decidido para amar así a tu estilo. Te pido que me des fuerza y valor para mirarte y como Tú lanzarme siempre a amar hasta el extremo.

                               Desde hoy Señor mi vida es para Ti, pártela como el pan y repártela a todo el que la necesita.

Comentarios

Entradas populares de este blog

“DIOS ME CUBRE CON SU MANTO”

“Un buen soldado de Cristo”

Jesús, fijando en él su mirada, le amó