María Rostro materno de Dios.



Lucas 1,39-45Est.VD# 231

Por María a querido Dios revelar su rostro materno a todos los hombres de la manera más cercana y familiar, más eficaz y delicada y aplicar, por María, la esencia pura y delicadeza entrañable de su infinito amor para todos los hijos.
(Estatutos # 231

Dios no tiene un rostro al que podamos ver, concretamente, en lo humano nos muestra su amor a través de María, nuestra madre su ternura de Padre su delicadez…
Dice la Palabra:

Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá.  Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.  Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo  y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»

Me encantaba contemplar a nuestra Madre en la Palabra, tomando la decisión de venir a nuestra vida, aunque estemos metidos por allí por los cerros, lejanos, a mucha distancia, solos, perdidos, tristes, desanimados, sin esperanza, sintiéndonos huérfanos u olvidados, sin nadie que se ocupe de nosotros, pensando que a nadie le interesa lo que pasamos, nuestros cansancios, nuestros problemas,  pero sin embargo ella que no nos pierde de vista, sin más demora, quiere venir a estar con nosotros, quiere despertarnos, abrirnos los ojos de la fe, de la esperanza para ver a Dios a través de su vida, María viene ahora una vez más para llenarnos de sus gracias, del Espíritu Santo.
Así como fue a la casa de Zacarías e Isabel, así tiene ella mucho apuro por llegar a nuestro corazón y darnos a conocer el Rostro Materno de Dios, su calidez, su sencillez su delicadeza…

Sucede que muchas veces estamos así porque como muchas personas no conocemos el Rostros materno de Dios tenemos una imagen de un Dios rígido, exigente castigador, indiferente…una imagen distorsionada, pensamos que Dios cuando le pedimos algo se acuerda siempre de nuestras faltas, y nos va  a tratar según nuestras faltas, o sea que toma cuenta de cada cosa que hemos hecho para darnos nuestro merecido.

Y encontraba que a Dios le duele mucho que sus hijos tengan una imagen falsa de Él, por eso ha querido revelar su Rostro materno, y para ello en su sabiduría, darse a conocer en la sencillo de una vida familiar, dándonos en Jesús por madre a María.

María que  así como se preocupa por lo que le pasa a sus parientes, y va cruzando los cerros para llegar a ayudarles sin importarle arriesgarse porque sabe que Dios está a su favor  y  llega y entra en la casa de Zacarías e Isabel….así  María viene para entrar a nuestra casa, -Isabel se habrá sorprendido de verla, tal vez no la esperaba- pero así es nuestra Madre muchas veces entra sin que la invitemos a nuestra vida, pero delicadamente llega llena del Espíritu Santo, revelarnos el Rostro materno de Dios.
Ella sabe las cosas que pasamos, la Madre nunca descuida o quita la mirada de los hijos- los niños a veces están jugando, distraídos de todo, pero la mama los sigue con la mirada para cuidarles que no se hagan daño-así yo veo la mirada de Marie sobre nuestra vida, pendiente para acudir en nuestra ayuda.

Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. ¡Que Alergia  habrá sentido Isabel, que ese sentimiento llegó hasta el niño que estaba en su vientre, y hasta dio saltos!
Somos así como niños dentro del vientre de este mundo, viviendo un proceso, esperando el momento de salir, de madurar como discípulos, y en ese proceso experimentamos momentos de angustias, de asfixia, de cansancio, del ir y venir, de las caídas, de los fracasos, de los miedos, y quisiéramos oír una voz que nos llegue a rescatar, a sacar a flote, que nos de paz, descanso, infunda confianza, y ánimo, esperamos oír la voz de Dios, ver su Rostro …..y allí llega ella recordándonos a un Dios que no olvida a sus hijos porque también es Madre.
 “¿puede acaso una madre olvidar al niño de sus entrañas?
Como una Madre que no abandona al hijo de sus entrañas, Dios ha querido mandar en nuestro auxilio a María, llega a nuestra vida, con su dulzura con su ternura incomparable, y ¡qué alegría, que al oír su saludo, nuestra vida da saltos, hay esperanza! María siempre s nuestra Esperanza.  
 ¡Madre tu estas aquí! Así, sencillamente como una brisa suave, Dios se manifiesta a través de María, para hacernos sentir seguros, “Mira como te tengo grabada en la palma de mis manos” , Is 49,16

Así estamos si no nos hemos dado cuenta aun, el señor dice ¡Mira como te tengo!….en la palma de mis manos, así de pequeñitas somos que cabemos en sus manos…así de grande es su Amor y su ternura, para envolvernos, para protegernos.  

¡Cielos griten de alegría! Tierra alégrate! ¡Cerros salten y canten de Gozo! Porque Yavé ha consolado a su pueblo y se ha compadecido de los afligidos. Is 49,13

Somos el pueblo de Dios al que ha enviado a la Madre, esa ciudad en los cerros de Judá, que se alegra de recibir a María, y por el regalo de la Fe, nosotros podemos decirle como Isabel: Madre, ¡Bendita tu eres entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
Dichosa tu por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor.

¡ La dicha, la paz, el viene de la fe de creer que en María Dios cumple sus promesas, ella es el Instrumento precioso de Dios, entre todas las mujeres Dios la escogió, para revelarse, ser la madre de Jesús, y en el nuestra Madre, y sentirnos en ella confiados, seguros de que  su amor nunca de ira de nuestro lado, Dios en María nos muestra su Rostro, nos hace “sentir en Casa”, podemos estar en cualquier parte del mundo, en cualquier punto de nuestro proceso, la Madre está igual con nosotros para ayudarnos, entra a nuestra casa, a nuestra vida, con esa libertad que sentimos las madres, como con derecho, con el deber, de  mirar por los hijos, no importa como estén, si se han portado bien o mal, igual se los ama, igual se los quiere acercar a Dios, y mucho mas al que esta mas lejos, mas equivocado, al más necesitado, a ese lo buscamos mas no por preferencias, sino porque la madre quiere lo mejor para los hijos, y lo mejor que quiere darnos María es llevarnos al Padre.

María es el rostro de Dios  toda ternura y misericordia, comprensión, y paciencia, amor gratuito que no espera nada, allí en lo escondido, que no busca que se hable de ella, allí está la Madre querido que conozcamos el Rostro materno de Dios.

Madre gracias por decir Si al Señor, gracias por venir a nuestra casa, a nuestra vida, gracias porque a través de la Palabra, de la oración, del diálogo con la Trinidad  podemos conocerte y amarte, para no sentirnos huérfanos, gracias Madre porque  nos haces entrar en la Gracia de Dios que nos regalas la presencia del Espíritu Santo, que nos llena de alegría, que nos hace despertar y dar el salto de pasar a la esperanza, a la fe, al Amor de Dios, gracias por ser nuestra Fuente de espiritualidad, gracias por acompañarnos en el proceso de vivir nuestra verdadera identidad de Hijos de Dios, miembros del Cuerpo de Cristo.

Dios nos bendiga.
nila


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