Pautas lunes

"Profetiza y vivirán"
Qué gran confianza la de nuestro Dios, al darnos la posibilidad de darle vida a su Cuerpo siendo llamados a vivir este carisma y dar vida. Como dice el Salmo 119, 107: "dame vida con tu palabra", es decir: Con tu predicación me puedes curar. eso hace saltar muchos resortes en nosotros y nos desbloquea de nuestros límites y frenos en la vivencia del carisma, porque no se trata de hacer cosas o decir cosas, sino de curar a Cristo en sus miembros.
En varias experiencias de predicación creo que todos hemos experimentado cómo las personas abren los ojos de la fe, encuentran esperanza, etc. realmente nacen a una nueva vida. Por eso varias veces le digo a Dios: Señor, que mis pobrezas no paren tu deseo de dar vida a tantos huesos secos.
El Señor hoy nos invita a orar el pasaje de Ezequiel 37,1-14: La mano de Yavé se posó sobre mí. Yavé me hizo salir por medio de su espíritu. Me depositó en medio de un valle, que estaba lleno de huesos humanos. Me hizo recorrer el valle en todos los sentidos; los huesos esparcidos por el suelo eran muy numerosos, y estaban completamente secos.
Entonces me dijo: «¿Hijo de hombre, podrán revivir estos huesos?» Respondí: «Yavé, tú lo sabes.» Me dijo: «Profetiza con respecto a estos huesos, les dirás: ¡Huesos secos, escuchen la palabra de Yavé! Esto dice Yavé a estos huesos: Haré que entre en ustedes un espíritu, y vivirán. 6 Pondré en ustedes nervios, haré que brote en ustedes la carne, extenderé en ustedes la piel, colocaré en ustedes un espíritu y vivirán: y sabrán que yo soy Yavé.»
Hice según lo que se me había ordenado y, mientras profetizaba, se produjo una gran agitación: los huesos se acercaron unos a otros. Miré: vi cómo se cubrían de nervios, brotaba la carne y se extendía sobre ellos la piel. Pero no había en ellos espíritu.
Entonces me dijo: «¡Profetiza, hijo de hombre, llama al Espíritu! Dirás al Espíritu: Esto dice Yavé: ¡Espíritu, ven desde los cuatro vientos, sopla sobre estos muertos para que vivan!» 10 Profeticé según la orden que había recibido y el espíritu entró en ellos; recuperaron la vida se levantaron sobre sus pies: era una multitud grande, inmensa.
Yavé me dijo entonces: Hijo de hombre, estos huesos son toda la casa de Israel. Ahora dicen: «Nuestros huesos se han secado, nuestras esperanzas han muerto, hemos sido rechazados.» Por eso, profetiza. Les dirás esta palabra de Yavé: «Voy a abrir las tumbas de ustedes, oh pueblo mío, haré que se levanten de sus tumbas y los traeré de vuelta a la tierra de Israel. Entonces, cuando haya abierto sus tumbas y los haya hecho levantarse, sabrán que yo soy Yavé. Pondré en ustedes mi Espíritu y vivirán; los estableceré en su tierra y sabrán que yo, Yavé, lo dije y lo hice, palabra de Yavé.»
Y nos dice como al profeta: "Diles que escuchen la Palabra del Señor", porque se empieza a recobrar VIDA cuando nos abrimos a ESCUCHAR a Dios, cuando le damos oportunidad de que nos hable y escuchamos lo que él nos quiere decir y como él nos lo quiere decir. Es una dinámica que necesita la colaboración del profeta que sabe que quien hace la obra es Dios y de nuestra parte solo necesita nuestra docilidad y apertura. Después le dice al profeta: "Les infundiré mi espíritu y vivirán". Disfrutaba de ver cómo Dios va acompañando paso a paso este proceso de DAR VIDA, vivimos, viven esos huesos secos porque reciben el espíritu de vida que hace que poco a poco vayan recobrando vitalidad. Porque solo Dios puede resucitar muertos, nuestra misión muchas veces es esto, prestarle nuestra vida a Dios para que resucite a tantos muertos o a tantos que están cansados de sobrevivir.
"Profeticé como me lo había mandado y vi como recobraban la vida", nos hace testigos de ese proceso en las personas. Esto nos hace ver la necesidad del acompañamiento, de cuidar esas vidas que van naciendo, y creciendo en la fe y en el conocimiento de Dios. El profeta dice: vi como les aparecía la carne, pero no tenían espíritu, es decir, sabe reconocer que falta vida por dentro, y continua escuchando a Dios, buscando la manera de que esos huesos recobren totalmente la vida.
Dios le dice: "Llama al Espíritu: Dile !Ven! Espíritu sopla sobre este hueso", y el espíritu le infundió aliento de vida, como en el Génesis: Sobre el caos aletea el espíritu de Dios e infunde VIDA, ese aliento que devuelve la VIDA.
"Les dirás esta palabra de Yavé: «Voy a abrir las tumbas de ustedes, oh pueblo mío, haré que se levanten de sus tumbas y los traeré de vuelta a la tierra de Israel. Entonces, cuando haya abierto sus tumbas y los haya hecho levantarse, sabrán que yo soy Yavé. Pondré en ustedes mi Espíritu y vivirán; los estableceré en su tierra y sabrán que yo, Yavé, lo dije y lo hice, palabra de Yavé.»"
 Lo que nos pide es hacer que las personas quieran escuchar a Dios, se dejen levantar. Lo más grande es que Dios no se olvida de sus Promesas. Muchas veces nosotros por las situaciones que vivimos perdemos el horizonte, se nos olvida que tratamos con un Dios que cumple sus promesas. Un Dios que nos restablece en la promesa de llevarnos a esa tierra prometida.
La invitación que nuestro Dios nos hace es a dejarle actuar a través de nuestra vida, dejarle llegar a tiempo ahí donde nos confía dar vida. La obra es de Dios, nosotros ponemos de nuestra parte, pero él es el que puede responder a tantas situaciones de muerte que vemos a nuestro alrededor, con las que nosotros por nuestras fuerzas no podemos, pero para él nada es imposible.

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