Tanto nos amó que quiso quedarse con nosotros
Juan 13,1

… como había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Juan 13,1

Nos ponemos en tu presencia para gozar en diálogo de esa amistad que nos brindas, porque somos los tuyos, a los que tú amas y los amas hasta el extremo. ¿Hasta dónde llega tu extremo ¡Jesús, amado!? Él compartía la naturaleza divina, y no consideraba indebida la igualdad con Dios, sin embargo se redujo a nada, Filipenses 2,6
Ese es el extremo de Jesús que todo se redujo a un trozo de Pan, en la Eucaristía se hizo pan, desapareciendo. Bajo la forma de un pedazo de hostia, y Él está en un estado permanente de anonadamiento, indefenso, de obediencia, de impotencia, y todo “es por nosotros”. Porque nos conoce y nos ama.
Y todo para ver si nos dejamos transformar por Él, en Él.
El amor de Jesús en la Eucaristía no sólo es afectivo, como el de una madre que puede cuidarnos por amor, pero no darnos la salud, sino efectivo, operante.
El amor de madre, por intenso que sea, no te puede curar si enfermas, no te puede resucitar si mueres. El amor de Jesús transforma y como el sol, no sólo brilla sino que da luz y calor junto con la vida.
Y a todo esto ¿Por qué lo hace? Porque quiere que seamos como Él, por eso se ha hecho camino para indicarnos que nuestro camino es ser Hostia de Amor, o sea que seas una ofrenda permanente, ahí en un diálogo largo, sosegado, afectuoso, él te ira indicando a través de la Palabra, qué tienes qué hacer cada día, ese es su extremo de amor, que a pesar de nuestra indiferencia, y ante un ambiente tan frío y un clima tan ingrato y tan terriblemente inconsciente, ¿no podríamos abrir una vez en la vida las cortinas de la Eucaristía y asomarnos en el Misterio de Amor, con la mirada curiosa de los pastores de Belén, de los Magos de Oriente, de las mujeres de Jerusalén, o del Buen ladrón del Calvario, y quedarnos después un rato rumiando con ansía estas cosas en nuestro corazón?.
Y exclamar Dios mío qué derroche de Amor y ¿cómo tendría yo que corresponder a ese Amor, que nos da tanta VIDA.

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