Yo he venido para que tengan VIDA
Juan 10,10; Gálatas 5,22-25
En el Sagrario Jesús nos dice: yo he venido para que tengan vida y la tengan en plenitud. (Jn 10,10). Aquí en el Sagrario está mi Vida, mi Amor para que ustedes se sacien en plenitud, es mi corazón siempre abierto, siempre dispuesto al perdón y a la misericordia.
Es el poder del Espíritu Santo que irrumpe en nuestra vida como “ríos de agua viva correrán” por nuestro ser. La Palabra nos dice que no sólo es un río, sino ríos correrán de nuestro interior, dándonos a entender que la corriente es copiosa y abundante.
Y es la plenitud del Espíritu” que nos hace poseer Vida, pero una “vida abundante”.(Juan 10:10) Hemos de poseer gozo, pero plenitud de gozo. (Salmos 16:11) Hemos de recibir paz, pero una paz que sobrepasa todo entendimiento. (Filipenses 4:7) Nos corresponde, entonces llevar fruto espiritual, y más aún, abundante fruto. (Juan 15:2) Todo esto muestra la diferencia entre aquel que va por la vida tropezando y cayendo y el que disfruta de una estrecha relación con el Señor y con su Santo Espíritu en diálogo con el Padre.
Frente al Sagrario, El AMOR DE DIOS, no tiene límites para sanar los corazones rotos, para abrir los ojos ciegos, para liberar a los cautivos y para pregonar que la gracia de Dios te va a acompañar todos los días de tu vida... (cf. Lc 4,18ss)
Los frutos y las gracias que nos da la Eucaristía, que son muchos más valiosos que la mayor de las riquezas, porque quien no ha oído decir: Prefiero ser pobre pero vivir en caridad, alegría, paz, comprensión de los demás, generosidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y dominio de sí mismo. Esto es lo que nos da vivir de la Eucaristía, estas son cosas que no condena ninguna Ley.
Porque se han convertido en Hostias de Amor porque los que pertenecen a Cristo Jesús han crucificado la carne con sus impulsos y deseos. Si ahora vivimos según el espíritu, dejémonos guiar por el Espíritu; depongamos toda vanagloria, dejemos de querer ser más que los demás y de ser celosos. . Gal 5,22.-25
“El que cree en mí, como dice la escritura, de su interior correrán ríos de agua viva” Juan 7:38
Cuando la Palabra nos dice “correrán ríos de agua viva” esto es que el agua no está estancada, que no puede corromperse porque está en constante acción y movimiento. La vida del Espíritu tiene un ritmo, se recibe y se da; sin embargo, nunca podremos dar lo que no hemos recibido:
El amor es sufrido –paciencia.
El amor es benigno –benignidad.
El amor no tiene envidia –bondad.
El amor no es jactancioso, no se envanece –mansedumbre.
El amor no busca lo suyo, no se irrita –templanza.
El amor se goza de la verdad –gozo.
El amor todo lo cree, todo lo espera –fe.
¿Anhelamos sinceramente recibir las gracias de la Eucaristía? ¿Estás cansado de la rutina que llevas? ¿Te atreverías a abandonarte en las manos del Señor y dejar que te transforme en Hostia de Amor? Jesús expuso con toda claridad la invitación para este llamado: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba” (Juan 7:37.)
Regálanos Jesús el saborearte cada día en continuo diálogo y podamos vivir la Vida plena que nos ofreces.

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