“HE VENIDO PARA QUE LAS OVEJAS TENGAN VIDA, Y LA TENGAN EN ABUNDANCIA”

Esta mañana la palabra nos invita a encontrarnos con el buen Pastor, que sale al encuentro nuestro para darnos vida y dárnosla en abundancia. Ciertamente, son muchos los medios por medio de los cuales nuestro buen Dios nos provee la vida y uno fundamental es el de la palabra; palabra que cada día nos entrega por pura misericordia, una palabra que, si bien es texto, tiene el poder para salvarnos porque está impregnada del Espíritu que da vida y trasciende la letra, que por si sola es muerta. Dios nos da la vida por medio de la palabra, pero también por la palabra que se encarna, este es Jesús y lo son también, quienes le acogen en su humanidad, le permiten ser el señor de su existencia y se dejan llevar por Él a los mayores extremos de amor. No podía empezar mi oración, de hoy, destinada a compartirla con mi comunidad, sin agradecer a Dios, como en los últimos días, por haber tenido la experiencia de que su amor de buen pastor haya querido regalárnoslo, tan concreto, en la vida de su amigo querido, el padre Juan Luis Lazarte. Le agradecía mucho a Dios por habernos hecho testigos de verle dar la vida haciéndose una vez mas todo a todos, con un mor incondicional, solicito, pródigo, tierno, compasivo; le daba gracias a Dios por el don de esta vida entregada que es para nosotros una llamada a la fe, en lo que Dios puede forjar en nosotros si de verdad nos disponemos a dejarnos en sus manos, como barro en manos del alfarero, dios puede hacer de nosotros, como nos invitaban en la escuela de la palabra, un Cristo en medio de nuestro mundo y para el mundo.
Dios quiere y puede hacer realidad en nosotros su proyecto, expresado en Romanos 8,29: “a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos”; por eso esta mañana, vuelve a salir a nuestro encuentro, para que tengamos vida. Así lo expresa en Juan 10,10-11:
“El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia. Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.”
Lo primero a lo que me invitaba la palabra a la confianza, escuchaba de su parte: “mírame, reconóceme; no soy un ladrón. Yo no vengo a robar tu felicidad, tus proyectos, tus capacidades y potencias, no vengo a arrebatarte y destruir tus sueños, como hace el ladrón. Yo vengo para que tengas vida .
Partiendo de la experiencia de este último tiempo, en el que siento la llamada de Dios a renovar mi vocación misionera y más aún, con la experiencia de contemplar, de manera tan clara en la vida del padre Juan Luis, el ideal al que Dios nos llama como cristianos y más aún como consagrados, entendía de Dios, que cuando nos dice que ha venido a darnos vida, no nos habla sino de la vida eterna.
Dios no solo nos renueva hoy la existencia, sino que nos llama a vivir de vida eterna, que no es otra cosa que ser Cristo, ser amor ya desde nuestra existencia humana concreta. Mira que vengo para que tengas vida en abundancia nos dice Jesús. Me ayudaba reconocer que no se trata de un pedido a nuestra vida, como quien nos dijera vive o procura vivir la vida eterna, no es una exigencia, es una oferta, es un don que Dios nos hace: “He venido para que tengas vida”; no nos dice mira que doy tales y cuales herramientas o medios para que vivas la vida eterna, nos dice Jesús: Yo he venido para que tengas vida eterna, me entrego a ti para que vivas de vida eterna.
Esta mañana entendía en las palabras de Jesús una llamada a acogerle: “acógeme como tu Dios, tu amigo, tu compañero de camino y entonces tendrás vida en abundancia” Me ayudaba encontrar que la vida a la que Jesús nos invita no es una vida que desmerezca la vida humana, no se trata de otra vida; sino de nuestra vida misma, pero llena de la presencia de Dios, dejándole que Él en nosotros potencie nuestra humanidad, eso es lo que Jesús ha hecho en la vida de los santos, como en santa Rosa de Lima, a quien celebramos hoy y en muchos otros a lo largo de la historia hasta hoy. Vivir de vida eterna es dejar que Dios vaya inyectándonos su vida, como el buen brote, inyecta la buena savia en la plantita débil a la que ha sido injertado;. De ese modo, la vida ordinaria de cada día adquiere sabor a eternidad, ello supone convivencia, diálogo permanente, una escucha obediente, asimilar su palabra en la propia vida y dar testimonio de ella.
En verdad, es tan bonito reconocer en medio de la comunidad como los hermanos van siendo cada vez más palabra de Dios, reconocer en la disponibilidad, la generosidad, el servicio, la alegría, la sinceridad, la coherencia, la autenticidad, etc; esos frutos de vida eterna que Dios va generando en nosotros cuando nos abrimos a su gracia, gracia que no se agota y hoy se nos vuelve a ofrecer.
Jesús nos dice hoy: “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.”Jesús se nos está entregando una vez más; pero se nos entrega también como proyecto: mira que soy tu camino, la verdad y tu vida y lo soy por propia decisión, porque te amo más que a mi vida; si quieres puedes acogerme hoy.
Que María nuestra madre nos ayude y enseñe a acoger la vida que quiere encarnarse en nosotros para poderla ofrecer en abundancia a quienes nos rodean.
Que Dios y la madre nos bendigan:

Pilar

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