Vivir la palabra amando hasta el extremo

Que bueno que orar es algo sencillo, Dios lo hace sencillo, por que es él es quien toma la iniciativa, no sólo dándonos su presencia sino que no habla a través de su palabra. Sólo es cuestión de hacer silencio y confiar que nos va hablar, no tener confianza en ello hace que nos dispongamos a hablar sin parar en nuestra oración e incluso, sin querer, nos contestamos a nosotros mismos. Dispongamos a orar con la confianza de que él está deseoso de nuestra compañía. Hoy la comunidad nos invita a profundizar con Dios el tema de vivir la palabra, pero concretamente, amar a los hermanos hasta entregar la vida. Entiendo que la palabra es quien nos ilumina para concretar o hacer realidad, el deseo que tenemos de vivir como Jesús. La palabra nos ayuda a concretar que acciones debemos de tener en cuenta para vivir, para salir de este mundo sin Dios y vivir de acuerdo a su deseo. Es muy importante saber qué actitudes debo de cambiar en mi vida para ponerlo en practica de inmediato, de lo contrario nos pasará como aquel hombre que se mira al espejo y que apenas se da vuelta olvida de cómo era. Se nos puede olvidar los propósitos trazados de ser mejores personas, de ser mejor hija, de ser mejor padre , madre, amigo, hermano. No queremos que eso suceda, que se nos olvide o que se quede sólo en deseos, Dios no lo quiere tampoco, por eso él mismo nos dice el cómo; por medio de su palabra nos ayuda a entender qué acciones debemos de poner en práctica de inmediato. En Juan 3,1 nos dice algo muy concreto: que estamos llamados a vivir : “amar hasta el extremo a los hermanos” , nos invita a amar como él ama, de darnos del todo sin reservas, realizar acciones que implica sacrificio, renuncia, ceder, dejar mi orgullo. El nos amó hasta el extremo, el amor de Jesús no se queda en palabras que se las lleva el viento, sino que lo demostró con su vida; ante esta afirmación le preguntaba a Jesús cómo lo hizo, cómo supo qué tenía que hacer para amar a los hermanos.
Su respuesta la hallé en Filipenses 2, 1-9 , después de leer su palabra entendía que se sabe qué y cómo amar , después de un diálogo largo con el padre, pues él es quien sabe lo que mas conviene. Jesús sin escatimar nada se dispone a vivir lo que entiende de Dios, pese que aquello le suponga perder la vida. La complacencia del padre es que amemos como Jesús hasta el extremo, amar sin tener en cuenta nuestro orgullo, nuestro interés, sino tomando en cuenta el de los demás, amar aunque nos cueste la vida, la comodidad, aunque implique renuncia; pero no se trata de ir al sacrificio derrumbados, con tristeza o con lamentos, si uno dialoga y escucha a Dios por medio de su palabra el Señor te ablanda el corazón, el orgullo, fortalece el ánimo a renunciar, a ceder, a dar el paso, Jesús nos prepara para dar ese paso de amar hasta el extremo, no nos manda a nuestra suerte o con nuestra insignificante fuerza, él nos contagia de su calidad de amor. El padre sabe que si oímos sus palabras nuestro corazón no queda igual, por eso, nos pide vivir amando hasta el extremo, nos dice : si hay un estimulo de amor, de misericordia, en ti, colma mi alegría ….le preguntaba ¿cómo puedo colmar tu alegría? Respondió : teniendo un mismo sentir, un mismo amor… le volvía a preguntar y eso cómo se hace; respondió: no hagas nada por rivalidad, no hagas nada por ambición, no hagas nada por vanagloria; destierra todos esos sentimientos simplemente no dejándote guiar por ellos.
Jesús sabe que no somos inmunes de tenerlos, sabe que están en nuestro corazón, pero él de una forma descomplicada nos dice no te dejes guiar por ellos, por el contrario todo lo que hagas hazlo con humildad…. Reconociendo que tanto tú como las demás personas son iguales, que no eres más porque sabes más que ellos , o porque tienes un título, o las palabras oportunas, o eres más coherente, reconoce que también eres pobre o pecador como los demás, pero muy amado como los son los demás. Reconoce en cada hermano su talento o su capacidad, que incluso el mismo ignora, ¿cómo puedo reconocer su talento? RENUNCIANDO a esa mirada que sólo toma en cuenta sus errores, renunciando al resentimiento que provocó quizá alguna palabra o acción suya en ti, renunciando el enojo que tienes contra ella…..el Señor nos detalla cómo tenemos que amar…sólo es cuestión de centrarnos en su palabra, no centrarnos en lo que sabemos o en nuestra palabra cuando dialoguemos con él. Continuemos escuchándole, continuemos sumergiéndonos en su palabra, de ese modo le dejaremos a Él prepararnos para amar, para vivir el nos dirá CÓMO VIVIR, CÓMO AMAR HASTA EL EXTREMO. Que la madre nos contagie de su corazón sencillo.
Janet.

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