La Palabra de Dios que al creerla no puede dejar de hablarse



“Tenemos el mismo don espiritual de fe que tenía el que escribió: Creí, y por eso hablé. También nosotros creemos, y por eso hablamos. Sabemos que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también con Jesús y nos pondrá cerca de él con ustedes.  Y todo esto es para bien de ustedes; los favores de Dios se van multiplicando, y también se irá ampliando cada día más la acción de gracias que tantas personas rinden a Dios para gloria suya”. 2 Cor 4, 13-15

He visto el Poder de la Palabra y la urgencia de Dios en mi vida, lo veo cada día, me llama y  me da vida primero a mí, me hace pasar por el horno, por la fragua de la oración con su Palabra para que mi anuncio sea convincente porque  no puedo hablar de lo que no he creído, menos de lo que no he vivido, de puras teorías.
El anuncio es una exigencia de vida, creer,  para anunciar, creer,  que significa haber recibido la Palabra, asimilándola, viviéndola, y experimentando que es eficaz y verdadera, capaz de transformar vidas. Es un deber muy grande responder al Señor como mi vida y mi palabra.

Para mí es vital la herencia que nos ha dejado Jaime Bonet por la fe: estamos cumpliendo 50 años en la Palabra de Dios esto significa un camino de fidelidad al llamado, a la vocación, haber ido respondiéndole al Señor desde la oración y el Ministerio de la Palabra.

Deberíamos ser muchos más anunciando la Palabra por todo el mundo, este mundo que necesito conocer la Verdad, salir de su ignorancia urgentemente. 

Me ayuda mucho los estatutos para entender a las personas que se han alejado de la comunidad:

“sin el ejercicio propio de la misión de anunciar con la palabra de la Verdad, la vocación Verbum Dei pronto defraudaría a la propia persona, que en ningún momento del día se sentiría plenamente realizada y tendría que distraerse ocupando inútilmente su  tiempo fuera de su oficio y destino propio”. VD 147

Nuestro oficio y destino propio es el anuncio de la Palabra, por eso me daba pena que tantas personas no se hayan dado el tiempo para  terminar el proceso, porque  han sentido que VD no les llena porque no han llegado al gozo del anuncio. Por miedo o por vergüenza se han quedado a medias, se han privado ellas misma de experimentar la plenitud,  la realización verdadera que es el anunciar la Palabra,  de dar vida, ver personas transformarse por el poder de la Palabra de Dios anunciada.

Cuántos se privan de conocer la Verdad que libera, que salva,  que nos hace nacer de nuevo, por no formarse, por no recibir el don de Fe de nuestro fundador,  a través de su carisma, porque no hemos venido a buscar preparación en las escuelas VD  para vencer esos temores que casi todos tenemos de hablar en público, de pronunciar con nuestros labios la Palabra salvadora, del Señor, entonces se van porque se han quedado a medio camino, no lo han invertido todo, se han desanimado antes de empezar, no le han encontrado el sentido al Ministerio de la Palabra.

Cuando no anunciamos la Palabra,  somos  como un pollito en el huevo, si no nace,  se muere dentro del cascarón, ser discípulo de Jesús no es seguirle para escucharle solamente, sino también para compartir su misión de predicar, de llevar la vida a los demás no quedarnos con el alimento, hay muchos que tienen hambre.

Lo bueno es responder a Dios que lo ha dado todo por mí, de todo el amor que ha derramado en mi vida,  no puedo dejar de hablar de tanta Gracia recibida,  no puedo retenerla, lo que me hado Es  para darlo.
Esto no es una exigencia ni una obligación pesada, es un deber de amor, una respuesta de amor, de haber creído, de haber experimentado por la fe el paso de Dios por mi vida, y corresponder a tanto amor, a las maravillas que Dios ha obrado en mí. Esto me hace llevar esa misma experiencia de salvación a mis hermanos.

No podemos dejar de hablar de anunciar la palabra de Dios, ¡no está bien!

Dios pone en nuestras manos la vida de muchas personas, para darles sencillamente lo que nos ha salvado,  nos ha hecho felices,  los que nos da la vida, eso que hemos encontrado y que mucha gente aun no tiene, lo que es la solución a todo y que  no está bien que nos callemos, por miedo o por falta de preparación. El carisma Verbum Dei es formar apóstoles, el Ministerio de la palabra, implica formación para anunciar, el Señor pone todo en nuestras manos para dar la Palabra que al creerla no podemos dejar de hablarla.

Que nuestra Madre Santísima no acompañe en esta hermosa misión de dar a conocer al Dios vivo y verdadero a nuestros hermanos.
Dios nos bendiga.

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