Pautas Viernes

El Padre te revela sus misterios para que los comuniques


Mt 16, 15-17
Jesús les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro contestó: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» 17 Jesús le replicó: «Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los Cielos. Mateo 16,15-17
La ley del jubileo: establece una norma revolucionaria recuperar su propiedad familiar, y con ella la posibilidad de comenzar de nuevo (Lv 25,25-28).
Lo que Jesús regala a Pedro, es la gracia de reconocer que todos nosotros, somos capaces de llegar a conocerlo, porque al Padre le ha parecido bien dejar en nuestro corazón su imagen y semejanza, sólo nos hace falta abrirnos a esa gracia como Pedro.
El Año del jubileo nos da esa ocasión de recuperar la esencia de nuestra identidad y misión. Es un tiempo de reavivar nuestro carisma Verbum Dei, de comenzar de nuevo, como si fuera ayer.
A mí me encanta esta película “Como si fuera la primera vez” dejando a un lado todo los en lances y desenlaces propios de la película, es que el protagonista Adam Sandler, lejos de molestarse que la chica no lo reconociera cada día como su novio, porque sufría de amnesia a corto plazo, le dice lo que vamos hacer es que cada día, va a ser como la primera vez, como si recién me conocieras y mantendremos la llama del Amor siempre como la primera vez.
Para mí eso sería reavivar el carisma Verbum Dei, y es lo que dice el año jubilar recuperar la identidad familiar y comenzar de nuevo.
Y muy acorde con esta cita, Pedro a ti nadie te ha dicho lo que soy, ni quien soy pero el Padre que habita en tu corazón, estaré ahí siempre para revelártelo, vive esa intimidad que les he dicho, unidos a mí, porque sin mí no pueden hacer nada.
Ciertamente, la resurrección nos ha abierto el paso a una Vida Nueva, motivo por el cual podemos rebosar de alegría, aunque viviendo en medio de los avatares de este mundo sea preciso integrar diversas aflicciones y pruebas, para que como afirma San Pedro en su primera Carta por nuestro testimonio seamos motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la Revelación de Jesucristo (cf. 1Pe 1,6-9 y 13-16).
Nosotros encontrémonos con Jesús Resucitado, creamos en Él, para poder reconocerle, y seguirle. Él ya nos reconoce y nos llama por nuestro Nombre:
¡Qué bonito que Jesús te diga: ¡ feliz, eres Pedro, María..! porque me reconoces, porque mi Padre que habita en ti te capacita para que vivas el carisma por el que tú has optado y de nuestra fidelidad al carisma recibido, depende la fe de muchos. Es cierto que Dios puede tener múltiples vías para salvar a la humanidad; sin embargo, no podemos dejar de plantearnos algo que expresó la Exhortación Evangelli Nuntiandi
« ¿Podremos nosotros salvarnos si por negligencia, por miedo, por vergüenza – lo que San Pablo llamaba avergonzarse del Evangelio –, o por ideas falsas omitimos anunciarlo?» (Lin 2).
En el marco de este tiempo de jubileo, unidos en oración, pedimos al Señor, reavivar nuestro carisma, que nos destina a reproducir la vida y el Amor en medio de este mundo.
Mamita María, haznos conscientes de que somos capacitados por el mismo Dios en su Palabra, pues la tenemos en los labios y en el corazón y eso nos hace anunciadores de lo que hemos recibido.

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