Pautas Jueves

“El deseo de Jesús es compartirnos su libertad de Hijo de Dios”
(Lc 22,14-16)
Llegada la hora, Jesús se puso a la mesa con los apóstoles y les dijo: «Yo tenía gran deseo de comer esta Pascua con ustedes antes de padecer. (Lc 22,14-16)

El deseo de Jesús, es liberarnos de la esclavitud, por eso Él quiere pasar por nuestras vidas en esta Pascua 2012, para arrancarnos del pecado y devolvernos la vida, la alegría y el gozo de ser Hijos de Dios.

La libertad de espíritu y el ser hijos d Dios son verdades inseparables a nuestra fe, la libertad es vivir en autonomía sin ninguna dependencia y ser Hijos de Dios nos conlleva a vivir una relación con Dios como Padre.

Y es Jesús quien nos enseña a vivir esa relación en libertad, en la verdadera libertad de Hijos de Dios, porque para ser libres nos liberó Cristo (Gálatas 5,1) . La pretensión de Jesús es que fuéramos libres, libres de las leyes y preceptos que nos oprimen y conocer la verdadera libertad, dejándonos guiar por el Espíritu del Padre (Romanos 8,14). Es el Padre quien nos envía a Jesús y con Él su Espíritu que nos constituye hijos y por ello somos libres.

¿En qué consiste esta libertad? No es cumplir preceptos, sino de actuar por Amor a Dios, descubrir el amor de Dios y responder con ese mismo Amor-Vida, que hay entre el Padre y su Hijo, esto es ir más allá de los preceptos y leyes.

Cuando dos personas se aman o en una familia hay un amor verdadero, los preceptos y leyes sobran, todos actúan en función de complacerse unos a otros. Jesús lo expresa no hago “mas que la voluntad del Padre”
Esta libertad es el núcleo de nuestra vida, Jesús nos lo enseña y ser libre significa liberarnos de nuestros pecados, aunque el pecado nos siga atrayendo, aunque a veces caigamos en él, vivimos para las cosas del Padre, manifestadas en su Palabra, por ello somos capaces de vender todas nuestras baratijas (pecados) que tanto nos atraían por descubrir el tesoro de la libertad en el Espíritu de Jesús.
Y además nos sentimos libres del temor, ya no nos da: ni Dios, ni nuestros pecados, porque Jesús nos ha mostrado la misericordia del padre y su delicia de permanecer en medio de nosotros, por eso nos perdona y experimentar esa misericordia de Dios nos hace sentirnos queridos y a la vez delicados para con él, no ofenderle más.
La libertad con que Cristo nos ha liberado, es mantenernos firmes perseverantes en la vivencia y convivencia con Él, para no someternos otra vez a la esclavitud del pecado, porque nuestra vocación es la libertad de hacernos esclavos unos de otros por amor, porque toda ley se concentra en: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y todas tus fuerzas: y al prójimo como a ti mismo"


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