Pautas Lunes

Solo quien lo conoce puede entender su urgencia, la predicación
Mt 9,38
Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha.»Mt 9,38
Éste es el día en que actuó el Señor: sea él nuestra alegría y nuestro gozo. Aleluya.
Toda esta semana cantamos esta antífona y hay muchos motivos para estar alegres, ¡porque el Señor ha estado grande! Ha cambiado nuestros rostros de tristeza en alegría, ahora nos toca perseverar en esta alegría, como dice Ghandi, los cristianos tienen razones para vivir alegres, son bienaventurados, pues Cristo nos ha mostrado el camino de fe y Amor, entregando su Vida para que nosotros VIVIÉRAMOS.
Cristo es nuestra eterna Pascua y nuestra Familia Verbum Dei, nos ofrece este Año Jubilar que también debiera ser eterno, donde continuamente estaríamos reavivando el Carisma, cada día volviendo a la fuente primigenia de lo que el Espíritu Santo, inspiró a nuestro fundador: Jaime Bonet.
“Nuestro máximo ideal será hacer de todas las naciones discípulos de Jesucristo, que puedan a su vez proclamar con su vida y su palabra la Buena Nueva del Reino y las maravillas de Dios” (CFMVD 16).
Jesús ha estado grande al dejarnos la Palabra definitiva del Padre, que quiere que todos los hombres se salven, por eso dice: insistan en pedir que el Padre nos envíe obreros a su mies. Lucas 10, 1-12 : La mies es mucha y los obreros pocos
Para un total de más de seis mil millones de hombres, de los cuales más de cuatro mil no son católicos, hay apenas unos obreros para la evangelización de la sociedad, de las familias, de los jóvenes, de los niños y la fe se va debilitando, se pierde el sentido de Dios, los creyentes van cayendo poco a poco en manos del secularismo.
«Alzad los ojos y ved los campos blancos, dispuestos a ser segados» (Jn. 4, 35) Una mirada al mundo me descubre enseguida la inmensidad de los campos a los que está destinada la Iglesia para llevarles el Evangelio, la salvación de Cristo. ¿Pero quién segará esos campos? ¿No se agostará el grano por falta de segadores? ¿No se pudrirá con las primeras tormentas de verano? El campo está listo; las necesidades son ilimitadas pero los obreros del Evangelio escasos y no se dan abasto.
La mies es mucha. ¿Cómo creerán en Ti, Señor, todos esos millones de personas, si no han oído el Evangelio? ¿Cómo van a oírlo si no hay quien los evangelicen?' ¿Cómo te conocerán si no hay testigos del Evangelio, si no hay quien ponga su vida a disposición de tu Reino?
Señor, la mies es mucha. Manda obreros a este inmenso campo del mundo. Manda más miembros y perseverancia a tus obreros para que trabajen en tu mies, que lleven tu mensaje de justicia y de amor a todos los hombres, a las familias: que ayuden a los esposos a vivir un amor puro y casto y formar a sus hijos en los valores cristianos.
Cuántos hombres y mujeres, hermanos y hermanas míos que no te conocen, que no han oído hablar de Ti, que no han tenido la gracia de saberse hijos de un Padre bueno, que viven quizás sin esperanza. Si hubiera más obreros, que evangelizaran, que predicaran tu palabra, que llevaran tu mensaje de salvación y la alegría de tu perdón, porque nunca se han encontrado en su vida con un discípulo que les hablara de Ti
«La dedicación al ministerio de la Palabra es nuestra respuesta a la insistente llamada de la Iglesia a la propagación de la fe en todo el mundo, conscientes de la importancia de la predicación, como decía San Pablo:
Qué bonito descubrir que la Palabra de Dios es viva y eficaz, y siempre se cumple. Dios mismo es quien nos habla al corazón a través de ella. El envío que Jesús hace a sus discípulos, hoy es también para cada uno de nosotros, para ti y para mí: Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda la creación.
Ojalá esta Pascua hayamos experimentado bien viva la presencia del Señor, que el paso de Dios por nuestras vidas haya prendido fuego en nuestros corazones, de manera que nada ni nadie nos pueda callar el ir proclamando lo que hemos visto y oído con la vida y la Palabra, ahí en lo sencillo y cotidiano de nuestras vidas.
María, compañera imprescindible en nuestras largas jornadas de oración y misión nos acompañe con su inmenso amor de Madre a llevar a su Hijo a todos los rincones de la tierra.



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