Enséñame Madre a dejarle a Dios ser Dios.
Luc 1, 24-28; Is 12. 1-2 ag
María es
la mujer del ¡SI! a Dios porque ha puesto toda su confianza en Él, para ella es
imposible que Dios no tenga el Amor necesario para mantener su ¡Hágase! Es
imposible que Dios no tenga la fuerza
como para sostenerla en todas las dificultades, para ella Dios es Dios y Señor
de toda su vida y es todo para ella.
Entre el
Amor y la llena de Amor no existe desconfianza ¡Sé en quien me he fiado!, será
la consigna que iluminará toda su Vida.
Y eso
depende de qué imagen de Dios tenemos y esa imagen que tenemos de Dios es la
que nos acompañará en toda nuestra vida, cuando tenemos esa imagen de Dios que
es el Padre bueno, misericordiosos, que nos anima, fortalece, consuela, cuando
ponemos toda nuestra vida en sus manos, y que Él disponga de ella con toda
libertad, con toda nuestra confianza será que estemos entendiendo a Dios y más
cerca la idea de lo que realmente es.
Cuenta
una leyenda que un hombre iba caminando por un camino rodeado de abismos y sin
darse cuenta, rueda y queda colgado de una rama y le dice: Dios, si existes,
¡Sálvame! Y escucha una voz que le dice: ¡suéltate!
A veces
nuestra mente limitada no cree en el Amor ilimitado de Dios y no dejamos a Dios
ser Dios.
¿Dejo en
mi vida a Dios ser Dios como María? Así como a María, Dios nos dice: Yo estoy a
la puerta de tu corazón, llamo(apoc 3,20)
¿Qué me respondo? Entra pero te voy a estar vigilando, queremos
controlar su presencia en nuestras vidas. Le queremos indicar por donde puede
ir y nos reservamos a nuestro control lo que nos avergüenza, lo que hacemos mal
a sabiendas, queremos controlarlo, diciéndole: haz esto o aquello y a veces
hasta nos atrevemos amenazarlo: Si no lo haces, o no me lo cumples … dejaré de
ser católica, de ir a misa, de rezar y cada uno puede poner sus amenazas o no
lo decimos pero nos desilusionamos de Dios, no oramos, le echamos la culpa de
los actos de los que no sabemos afrontar
las consecuencias.
El,
nuestro Dios sigue aguardando con mucha paciencia, a la puerta de nuestro
corazón para ver si nos atrevemos a reanudar nuestro diálogo con Él.
Dejemos
pasar a Dios por nuestras vidas y darle nuestro corazón sin restricciones, que
guie mi vida como lo hizo María, no se
guardó nada para ella, por eso supo mantener su ¡SI! hasta la cruz.
Que María
nos enseñe cómo vivió esta verdad y entrar por los caminos de la Palabra.
El Ángel
Gabriel cuando anuncia de parte de Dios, dice dos palabras que son claves para
confiarse en Dios: ¡Alégrate y no temas!.
Los
caminos de Dios engendra alegría, porque sus palabras son más dulces que la
miel y conquistan mi corazón y yo me dejo seducir por ellas
(Jer 20,7) . No tenemos por qué temer, porque Dios es el “Dios con nosotros” yo
vivo en medio de ti” (Sofonías 3,17) y esto disipa nuestros temores.
Si
dejamos a Dios ser Dios, seremos cada vez más libres, su Palabra es el sendero
de la libertad y a lo que María nos
invita a vivir.
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