Predicar la Palabra de Dios es un deber que me incumbe
1Cor 9,15

Pero yo no he hecho uso de tales derechos ni tampoco les escribo ahora para reclamarles nada. ¡Antes morir! Eso es para mí una gloria que nadie me podrá quitar. 

Pablo, fundador de muchas comunidades, siempre con prisas por ir más lejos. Pablo fue también un organizador que revisaba periódicamente las iglesias que había fundado, seguía de cerca sus progresos y caídas,( 2ª Cor. 11,28 ss),les enviaba sus colaboradores, confiándole numerosas responsabilidades. Pablo veía lejos y preparaba el porvenir de una iglesia que, en el mundo tiene que ser columna y base de la verdad.

Por eso se  exponía a las acusaciones de falsos maestros, quienes afirmaban que él llevaba a cabo su evangelización y sus labores por motivos interesados, y que se apropiaba de los bienes de los Cristianos, aprovechándose de su ministerio. Él declara abiertamente que él es un apóstol, un testigo de la gloria de Cristo, habiendo visto al Señor, sabe que la voluntad del Señor era que los que predicaban el evangelio viviesen del evangelio.

Pero él se ufanaba de predicar el evangelio gratuitamente y se hacía  siervo de todos, para que pudiera ganar a tantos como él pudiese; no se trataba de que él se acomodaba al mundo, para escapar del tropiezo (u ofensa, o escándalo) de la cruz, se trataba del poder del amor que se negaba a sí mismo en todas las cosas, para ser siervo de todos, y no del egoísmo que se complacía a sí mismo bajo la pretensión de ganar a otros. Él hacía esto con respecto a todos por causa del evangelio, deseando, como él decía, ser copartícipe de la obra del amor de Dios en el mundo.

Era así como ellos debían correr; y, para correr de este modo, uno debe negarse a sí mismo. Era así como el apóstol actuaba. Él no corría con pasos inciertos, como uno que no veía el fin verdadero, o un hombre que golpea el aire - la proeza fácil. 

También se ve esa conciencia del apóstol que está constantemente ante Cristo, no sólo en la oración sino a la hora de la ejercer el ministerio; he aquí una de las claves de la perseverancia: La vida orante, de quien se sabe ante la presencia de Cristo en todo momento: La misma predicación, por tanto, es encuentro con Cristo, ya que en los discípulos ve la imagen del mismo Cristo:

Pablo se sabe ese Pastor que lleva en su seno, (cf:Is.40,11)  en su corazón a los discípulos, como Cristo lleva toda la humanidad dentro de sí. “...para muerte o para vida os llevo en mi corazón.”  Cf: Flp.1,7-8 

Como decimos en nuestros estatutos, este Cristo con el que tratamos, es en quien repercuten los incidentes mínimos de cada uno de sus miembros; Nada le pasa desapercibido. Pues en Pablo, ese ser uno con Cristo Cabeza significa que en su carne también lleva la vida o la muerte de cada hombre, de cada discípulo.  

Pidamos a la Madre de Dios y nuestra que nos enseñe a hacer responsables de la vida de nuestros hijos, de nuestra pareja, compañeros de trabajo, vecinos, que nos ayude a ser testimonio de una vida en Cristo.

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