Qué quieres de mi María
Juan 2, 4-5
Juan 2, 4-5 Qué quieres de mi María. Entonces la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Qué quieres de mí, Mujer? Aún
no ha llegado mi hora.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él les diga.» Juan 2,4-5
A mí me
encanta la manera cómo Jesús le pregunta
a su madre, como algo especial, como si María le pidiera por primera vez algún
favor, con qué solicitud le dice ¿Qué quieres de mi María? Habla María que
estoy para complacerte, aunque a Él le parece qué aún no ha llegado la hora de
hacer milagros, está dispuesto a concederle lo que María le pida, habla María
¿qué quieres de mí? ¿Por qué tendrá tanta eficacia los ruegos de María? Su
eficacia procede del hecho de ser madre, ¿qué madre quiere que sus hijos estén
tristes, vacíos?
Jesús conoce
a su madre y, su modo de ser de permanecer en esa presencia misericordiosa
frente a los demás.
¡Jesús no
tienen vino!, y Jesús nuevamente le
pregunta con la delicadeza y el respeto que merece Mará, ¿Qué quieres de mi
mujer?
Y Jesús nos
quiere enseñar lo que su Madre le enseñó a Él, a estar pendientes de los
demás, es decir en este caminar con el
novio, Jesús, no hay vino, es decir no hay la alegría que necesita en la casa
de la novia por la presencia del novio. Mateo 2,18-22
No puede
haber tristeza mientras el novio esté presente y por eso con la confianza en su
Hijo le dice: “Haced lo
que El os diga” la señala como el verdadero puente, porque María es la que
intercede entre Jesús y nosotros que se nos acaba el vino, y Ella no
simplemente se da cuenta de nuestras carencias
sino que está dispuesta a poner solución, Ella pide el vino que le falta
a nuestra vida cambiando nuestra tristeza en alegría que da la fe en la Palabra de Dios, cuando la escuchamos y aceptamos, haciendo lo
que Él nos dice.
Es la
Palabra, el vino que acaba con nuestra sequía y transforma nuestra vida en una
boda permanente con Jesús y convierte este vino en la presencia de Jesús, que
es el mejor vino que hace nuestra vida
deje de ser estéril, vacía, incompleta.
Nuestras vidas ¡que importantes son para Jesús!,
por eso María se encarga de cuidarla y nos invita a la alegría profunda de
hacer realidad a ese “Dios con nosotros” y la verdadera alegría depende cuánto
le escuchas y haces lo que Jesús te diga, en eso consiste la santidad a
obedecer a Cristo en todas las cosas y Jesús nos dice quien me escucha y hace
lo que yo diga tendrá vida en abundancia, y eso nos dice María si estamos
pronto a llenar las vasijas vacías de nuestra vida (Juan 10,10)
Por eso,
Jesús no hace los milagros con tacañería, después va a dar esa vida en
abundancia en la multiplicación de los panes,
y los discípulos hicieron lo que Él les dijo y en nuestra vida también
Jesús va obrando milagros al pedido de la Madre, que nos quiere dar el buen
vino que es Jesús y nos va educando cada vez que obra milagros en nuestra fe, y,
que viene a hacer nuevas la tierra.
María, siempre
solícita, eres el puente que nos une a tu hijo, para que nosotros podamos hacer
lo mismo con nuestros hermanos haznos generosos y que los que nos rodean
prueben a nuestro lado siempre el mejor vino.
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