La Vida se nos dio a conocer.



Aquí tienen lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos y palpado con nuestras manos —me refiero a la Palabra que es vida.
 Porque la vida se dio a conocer, hemos visto la Vida eterna, hablamos de ella y se la anunciamos, aquella que estaba con el Padre y que se nos dio a conocer.
 Lo que hemos visto y oído se lo anunciamos también a ustedes para que estén en comunión con nosotros, pues nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo.
Y les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa. 1 Juan 1, 1-4

La Vida se no dio a conocer, aquella que estaba con el Padre, está ahora entre nosotros. Ha venido para que conozcamos que hay una Vida grande por conocer y vivir: una Vida abundante,  una Vida para la cual nos ha creado,  para la cual estamos hechos, por eso es  que la ansiamos tanto y hasta que no demos con ella no la conozcamos  no seremos felices. ¿Que nos falta para conocerla? solo abrirnos, ser humildes reconocer que el Niño Jesús que ha nacido es mi vida, El tiene mi vida en sí, El es  mi vida  verdadera y quiere dármela, tengo una vida por vivir junto a Él, con El.
El  quiere que le conozcamos y para darse a conocer, se ha hecho sencillo, pobre, Niño frágil como uno de  nosotros, para que sepamos que Dios no está fuera de nuestro alcance,  no está lejos de nosotros, para que digamos entonces tendremos que ir al otro lado del mar, subir a los cielos…No hay pretexto para decir no hay Vida, que  no existe  la felicidad, Dios ya está cerca de nosotros, en medio de nosotros, la Vida, la Paz , el Amor se ha  dado a conocer. Se nos ha revelado el Misterio de Dios, ahora lo podemos ver, palpar, tocar de cerca, podemos vivir convivir con Dios. Esta es la Buena Noticia, la Vida se ha dado a conocer, y lo único que necesitamos para alcanzarla, para conocerla es abrir el corazón, nada más sencillo que eso, abrirnos a este poder de Dios, somos demasiado pequeños para querer entenderlo, como la vida de Dios viene a nuestra pobre vida, este es entonces un camino para vivirlo por  la fe.
Es por la fe que le podemos conocer acogiéndoles, dejándole  Ser en nosotros, que despliegue todo su poder en nuestra miseria, somos míseros y pobres. Somos humildes vasijas de barro en donde la vida quiere habitar, caminar en el mundo dándose a conocer.
Le preguntaba al Señor esta mañana ¿Señor, que significa que hayamos conocido la Vida? conocer la vida significa conocerme a Mi que soy Dios, la Palabra; conocerme a mí significa que Yo Soy la Vida y no hay Vida fuera de mi, separados de mí, no pueden vivir, no tienen vida, por eso los que me reciben tienen la Vida: paz, bondad, mansedumbre, caridad, la Vida se da a conocer para que haya comunión entre cada uno de ustedes.
En el mundo hay muchas cosas que se presenta como fuentes de vida, como pozos que se ofrecen para saciarles su sed de vida, de paz, de relax, de felicidad;  se ofrecen religiones, personas, literatura, doctrinas, se les dan a escoger muchas opciones, pero ninguna logrará calmarlos porque ellos no tienen la Vida en sí, Yo soy la Vida verdadera, aquella que estaba con el Padre.
Llegada la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo para llegar a nuestra vida, cuando más lo necesitábamos, se dio a conocer;  muchos le hemos conocido verdaderamente cuando ya no dábamos más. Fue en  nuestras peores crisis cuando  conocimos realmente la Vida, cuando Dios nos hizo ver que nos habíamos estado aferrando a cosas, o situaciones o personas que no nos podían dar la vida. La Vida verdadera se nos dio a conocer. Cada uno ha tenido su Navidad. A otros  les  espera su Navidad cuando la vida se le dé a conocer, cuando ellos quieran…., cuando le reciban con fe, cada uno tiene que tener su experiencia de encuentro con el Dios que es la Vida verdadera, la Vida eterna.
Señor yo te doy gracias,  por la Gracia de haber venido a mi encuentro,  para revelarme la vida verdadera; cuando más te necesitaba, te diste a conocer y lo cambiaste todo. Gracias Jesús por hacerte niño tan sencillo, tan humilde, tan a nuestro alcance, tan cercano y familiar, por habitar en mi, que maravilloso es tener un Dios como lo eres Tu Señor, familiar amigo que no está fuera sino dentro de mí para darme la vida abundante que necesito, la vida  que nunca se acaba, que siempre que la necesito, que la busco,  la puedo encontrar.
Gracias por qué  has escogido permanecer en mí, me das a conocer la vida, en cada paso que doy, en cada pensamiento, en cada decisión que debo tomar me das la capacidad de preguntarte por donde debo ir, y vas conmigo no me dejas ir sola, te das a conocer en todo lo bueno, en lo difícil, en lo que me va a ayudar para acercarme más a ti.
Nosotros después de conocer la Vida también vamos descubriendo que hemos ido estafados por todo aquello que se nos presentaba como vida, como fuente de felicidad, que grande es poder abrir los ojos a la Verdadera vida. Pues por no conocer a Jesús  caímos, en el pecado, porque vivíamos en tinieblas, íbamos tras todo lo que brillaba y se presentaba como vida,  como solución, como esperanza como consuelo.
Conocer la Vida a Jesús  es conocer la diferencia que hay ante lo que se nos presentaba como vida.
Cuando acogemos la Palabra le dejamos darse a conocer, cuando cumplimos la Palabra le dejamos manifestarse, ahí le vamos experimentando cuán  grande es, cuando profunda y  cuan poderosa para actuar porque no nos deja caer en la tentación y nos va  librando del mal.
El reservaba para ustedes la herencia celestial, ese tesoro que no perece no se echa a perder y que no se deshace con el tiempo y los protege el padre Dios por medio de la fe” 1 Pedro 1,4.
Gracias Madre, por tu Si, hemos conocido la Vida, ayúdanos a cuidarla como el Tesoro más grande que tenemos, y compartirla anunciándola a nuestros hermanos que aun viven en tinieblas y sin vida.
Dios nos bendiga.
Nila


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