Pautas viernes
“Han sido colmados con toda clase de riquezas
(1Cor 1,3-9)
Ayer nos hablaban de la fe, que es la puerta por la cual nosotros podemos dialogar con Dios y me dirán ¿qué ganamos con eso? Lo digo porque somos millones y millones de personas que hasta hoy no sabemos valorar el vivir hablando con Dios y nos decían que era por miedo a hablar con Él, o sabiéndolo no lo hacemos por falta de fe, de decisión, de darnos tiempo y es que nuestra fe no nos da como para creer y ver que todo un Dios se vuelca a nosotros, es tiempo de adviento, es como que el cielo se inclina hacia la tierra, como la escalera de Jacob y es el mismo Dios que desciende a buscar a su criatura.
Dios se ha conmovido ante su criatura, es como una mamá cuando nace su hijito/a, y se pregunta ¿Cómo ha podido salir esto de mí? ¡Qué grandeza en nuestra manos! Y Dios se alegra, a pesar de que nos ha hecho, cuando le confiamos nuestra vida se dirá ¿Cómo la cuidaré, a esta persona que me entrega su corazón? Y se deshace en mil planes: y nos regala a manos llenas todas sus riquezas; les voy a crear un mundo, les voy a inscribir la ley del Amor en su corazón, es más ¡Mandaré a mi hijo! Y viéndole a Él, sabrán que existo, Él les enseñará quién es su Padre, quien los cuida con misericordia y sobre todo les enseñará a dar AMOR-VIDA hasta el extremo. ¿De qué riquezas nos habla Pablo?
No hay mayor riqueza que el Padre nos da, que mandarnos, regalarnos a Jesús y su Espíritu de Amor, esa es la mayor bendición no sólo para nosotros sino para darla a conocer, compartirla con aquellos que no conocen las maravillas, las bendiciones de Dios, las riquezas con las que nos ha colmado:
El Amor de Dios, que nunca nos abandona y se hace presente en Cristo Jesús, él viene a levantar esa escalera de Jacob para darle el encuentro a Dios a través de su Palabra que nos da cada día y con ella aprendemos a obedecerle, aprendemos a disfrutar de su plenitud, a ser como Él.
Sólo Dios puede sacar lo bueno que tenemos porque Él nos hizo y sabe de qué estamos hechos y nos comprende, si tenemos fe, si le creemos vamos cada día a abrazar el propósito que tiene Dios con nuestras vidas. En todas las situaciones Dios nos va ayudando a ser felices.
Él va a transformar nuestras vidas, la va a llenar de la riqueza de la conversión hacia Él, de la entrega de nuestra vida. Él tiene el poder de sacar lo bueno de lo malo que tenemos y a cada paso ver la riqueza del poder de su mano que va cumpliendo su promesa de llevarnos a la plenitud del Amor- Vida que somos en esencia y que seremos capaces de dar a nuestros hermanos, sólo entrégale tu vida, y que Cristo Jesús, el Dios encarnado, sólo Él tenga autoridad en tu vida.
Dios es fiel y cumple sus promesas, no tengamos miedo de entregarnos a Él, si supiéramos y disfrutáramos más de su amor, nuestra vida sería alegre, feliz amando a todos y compartiendo ese Amor que Dios nos da.
María la Madre de la dulce espera, nos enseñará a tener paciencia en este proceso de renovación y reconciliación con Dios y nuestros hermanos. Esto es Adviento.
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