Pautas viernes


Prepárate El llega con sabiduría
Is. 48,17-19 s40,3-5; Mc 1,4-8 

El  Adviento es un tiempo muy bonito, es el tiempo del cumplimiento de todas las promesas del Señor, es el tiempo que la novia/o,  espera ansiosa/o,  a su amado, para  ir al altar a  celebrar las nupcias  y decir de todo corazón que “Mi amado es para mí, como yo para mi amado” Cantar 2,16 

El Adviento es el tiempo de la espera del Señor,  pero es mucho más el tiempo que ha esperado el Señor  a nosotros, y descubrir su amor  y empezar a colaborar con él a levantar el hogar que tanto añora. Adviento es la esperanza feliz de escuchar ¡La voz de mi amado! Que  viene saltando por los montes,  brincando por los cerros, mi amado, es  como una gacela o un cabrito (Cantar 2, 8-9)   para que todos los hijos regresen a los brazos del Padre y disfruten de su cercanía. 

Es Dios que viene ¡y eso significa tantas cosas buenas...!. Esperar que venga hace estar despierto, esperar la felicidad hace ya vivirla. Esperar a Dios es tenerlo ya en el corazón.  Me acuerdo que de niña esperábamos desde el viernes, a mi papá, porque él llegaba los sábados a vernos, trabajaba lejos,  y nosotros con ansias lo esperábamos  y  tan dormilones que éramos  nos levantábamos a las seis de la mañana, porque cada uno de nosotros, quería ser el primero que él lo levantara en sus brazos.  

La espera es un llamado a dar nuestra respuesta de acogida, de diálogo, de ponerse el vestido más bonito, elegante, limpio. Descubrir que es el Amor-Vida quien llama a nuestra puerta nos llena de gozo que adornar nuestro corazón y lo pone feliz. Para él, convivir con nosotros, es su delicia y para ello salta todos los obstáculos y allana el camino. Nada frena su voluntad de cercanía. 

Prepararse nos hace  aceptar  su Palabra. Nos hace colaboradores de salvación con sólo aceptar su Amor. 

Preparar el camino al Señor que viene es abrir una senda para caminar toda la humanidad por terreno seguro. Juan Bautista espera seguro porque detrás viene el Fuerte, el que es la Palabra. Por eso Juan levanta su anuncio y denuncia la fe vacía de presencia, de cercanía, de amor, de Dios. Así el Bautista prepara el camino de los hombres hacia Dios y de Dios hacia los hombres. 

Adviento es la venida más feliz que puede haber.  Es la venida del que es Vida-Amor para todos los hombres.  El que viene ya nos anuncia su llegada. ¿Qué preparativos requiere su venida? ¿Cómo quisiera encontramos?

Velar y orar- es el signo claro que da testimonio dé una espera cierta, toda mi atención puesta en ti que llegas y en mi corazón ya hay un diálogo cariñoso. ¡Qué alegría cuando escuche: “ Ya está", y todos descubran a quién esperaba y cómo eres tú, mi esperado! 

¿Preparo mi adviento como tu venida?  ¿Espero tu venida como una noticia feliz? ¿Qué motivos me mantienen “en vela"? ¿Soy feliz "por anticipado" porque te espero? ¿Se nota que mi atención y mi corazón te esperan? 

María,  Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra con tu espera materna abre la puerta de nuestro corazón que dé el  paso definitivo a Dios entre los hombres y le permite estar entre los hombres.

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