La comunión es un elemento importante para la misión
Hechos
2, 41-47
Los que acogieron la palabra de
Pedro se bautizaron, y aquel día se unieron a ellos unas tres mil personas.
Eran asiduos a la enseñanza de los apóstoles,
a la convivencia fraterna, a la fracción del pan y a las oraciones.
Toda la gente sentía un santo temor,
ya que los prodigios y señales milagrosas se multiplicaban por medio de los
apóstoles. Todos los que habían creído
vivían unidos; compartían todo cuanto tenían, vendían sus bienes y propiedades y repartían
después el dinero entre todos según las necesidades de cada uno.
Todos los días se reunían en el Templo con entusiasmo, partían el pan en sus casas y compartían la comida con alegría y con gran sencillez de corazón.
Alababan a Dios y se ganaban la simpatía de todo el pueblo; y el Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se iban salvando.
En el interior de una comunidad existe la comunión. «Comunión»significa «común-unión», unión de todos. Esta comunión se consigue con la fe en Jesús, cuando todos se sienten hermanos. Vivían unidos como auténticos hermanos, compartiendo sus bienes con los que lo necesitaban, reunidos en torno a los apóstoles que eran el motor de la comunidad. De los apóstoles recibían las enseñanzas y las noticias sobre la vida de Jesús. Se alimentaban con su predicación y así iban creciendo en la fe y en la unión. La gente al verlos decía: «Mirad como se aman».
La base de Comunión es la oración, su relación con Dios, las realizaban en el templo o en sus casas. También oraban en ocasiones especiales, cuando tenían que tomar una decisión importante o algún hermano estaba en peligro.
Practicaron sobre todo la «fracción del pan», que es el nombre que se le da a la eucaristía y que se celebraba en las casa siguiendo el mandato de Jesús, lo hacían con el gozo de la presencia de Jesús.
Las primeras comunidades eran conscientes de que el evangelio era una buena noticia y había que predicarla. Y por eso no solo los apóstoles, se dedicaban a predicar y anunciar el evangelio, se dedicaban todos los que creían en Jesús, se predicaba el evangelio y de la vigilancia de que el evangelio predicado era el de Jesús.
La predicación de la Palabra tenía como base el insertarse en una comunidad y la oración. Es que el evangelio se predica con la palabra y la vida, es imposible predicar sin vivir la Palabra, aún ahí en medio de nuestras debilidades y pobrezas, levantándonos a través de la oración que abraza nuestras vidas.
La comunión en el Verbum Dei sería el punto de referencia para otras comunidades, como fue la primera comunidad para nuestra Iglesia y ésta se haga fuerte porque comulga siempre con los más pobres.
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