¿Qué potencia
generadora de amor tienes? ¿A quienes alcanza tu fuego?
Lc 12,49-50
He venido a traer fuego a
la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Pero también he de
recibir un bautismo y ¡qué angustia siento hasta que no se haya cumplido!. Luc
12,49-50
Señor, quién soy para potenciar el Amor, si todo lo
que tengo y soy, proviene de ti, el anhelo de amar y el acto de amar, todo proviene del gran
Amor que nos tienes y de la disponibilidad
que tu Amor suscita en mí, como Pablo diría:
Sin embargo, por la gracia
de Dios soy lo que soy y el favor que me hizo no fue en vano; aunque no yo,
sino la gracia de Dios que está conmigo. 1Cor 15,50
Por eso Señor, me pongo en
tus manos sólo para amarte y ser y dar lo que tú quieres desde donde estoy.
Antes creía que yo lo podía todo y que eso que quería dependía de mi voluntad,
de mis fuerzas, ahora me doy cuenta que todo lo tienes tú y tú lo das como
quieres y a quien quieres.
Tú lo que quieres de mí es
una gran disponibilidad para acercarme a la fuente de VIDA- AMOR que es tu Palabra y ahí beba en
continuo diálogo contigo, sosegado, placentero y desde ahí me hablarás de lo
grande que es tu Amor y me dices: «El que tenga sed, que venga a mí. Pues el
que cree en mí tendrá de beber. Lo dice la Escritura: De su seno brotarán
ríos de agua viva.» Jn 7,37
Yo
nada puedo sin Ti y nada soy sin Ti, por eso vengo a beber de tu fuente para
que me sacies la sed de amar que tengo y sé que tú me lo darás, porque si has
suscitado en mi el deseo grande de potenciar estas ganas de amar y ser amado,
es porque sólo tú eres capaz de darlo y confiada en eso, recurro a tu Vida, a tu Palabra y me
conviertas en ríos de amor, capaz de generar comunidad a donde quiera que pase
y así el fuego de amor que quieres propagar alcance a todos.
Tú
has venido a prender este fuego en mi corazón, en la Comunidad Verbum Dei, haz
que todos nosotros propaguemos este fuego que tanto necesita el mundo, para
quemar rencillas, odios, hipocresías, competitividad malsana, orgullo, vanidad,
el querer ser más pisoteando a todo el mundo, el tener ser más a costa de la
dignidad, respeto que se merecen los demás, el gozar más a costa de mentiras,
que dañan la inocencia de los que me rodean.
Regálanos
Señor, ser fuego que propaga Amor, porque fuego que no se propaga se
apaga, estamos cincuenta años
recorriendo tu Palabra, que tanta gracia derramada no sea inútil en mí, en
nosotros, en la comunidad.
De
veras en estos cincuenta años, tenemos que pedirte perdón, por tantas horas
vacías sin propagar el fuego, por dejar pasar tantas oportunidades de predicar
con el Amor que todos merecen, por las veces que no hemos perdonado, por las
veces que callé o por las veces que hablé para ofender, por toda la gente que
se fue de la comunidad por no ver el
Amor-Vida en nosotros.
Pero
también agradecerte por las otras tantas veces que amamos sin condiciones, sin
tener en cuenta el mal, por tener
paciencia y comprensión con lo que no
supieron entender la clase amor que teníamos que dar, por no tener celos que a otros los
quieran ni prefieran más; por no actuar
con bajeza, ni dejarnos llevar por la ira, porque Tú nos mantenías fieles al
Amor que te profesamos.
Por
eso y todo lo que has hecho en este camino de cincuenta estoy agradecido, por
haberme puesto en esta Comunidad, por lo hermanos y hermanas que me ha tocado
convivir en estos años, porque de ellos he recibido también tu Amor, Gracias ¿Cuántas
veces te daré gracias? Cada paso, cada
respiración, cada latido de mi corazón sea siempre darte gracias ¡Gracias,
Gracias! Por todo lo bueno que he hay en el Verbum Dei, sobre todo el diálogo
contigo Señor que alimenta y sacia mi sed de
amar y ser amada.
María,
Madre del Verbum Dei y muy querida por nosotros, ruega para que seamos fieles
al carisma que nos regaló Dios por medio del Padre Jaime Bonet.
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