Pautas Jueves
Jesús, Pan de vida sacia el hambre del mundo
Juan 6,1-35 Jesús, Pan de Vida, sacia nuestra hambre, es una petición a Jesús, que sacie la sed no física, de que sí, lo puede hacer: pero cuando Él dice: Trabajen por el alimento que permanece y da la vida eterna, es porque el alimento material nunca nos faltará, Dios se encarga de eso y si a veces vivimos tan pobres es por la mala distribución de la riqueza y de ello en forma muy lenta se encargan los Organismos Nacionales e Internacionales, como La ONU, y muchas otras organizaciones.
A Jesús le preocupa nuestra falta de hambre de vida de Dios, de hacer las cosas de Dios.
Entonces le preguntaron: «¿Qué tenemos que hacer para trabajar en las obras de Dios?» Jesús respondió: «La obra de Dios es ésta: creer en aquel que Dios ha enviado.»
Si no me creen ¿cómo es que yo voy a saciar la sed de eternidad que tienen?
Dios necesita de nuestra cercanía, de nuestra entrega, de nuestro amor, porque cuando una persona ama a la otra, normalmente desea estar con ella, y cuanto más tiempo mejor, porque es propio del amor buscar siempre la cercanía.
Porque Jesús, ya nos ama y desde siempre, su amor supera en mucho todo otro amor humano, tampoco admite que ninguno estemos lejos de Él; su amor no admite la separación porque cada una de nuestras vidas le es importante.
Todas estas palabras, tienen una actualidad hoy porque revelan el deseo de Jesús de estar con cada uno de los presentes; porque en ello se deleita, se goza y se alegra (Prv 8,31). Yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo (Mt 28,20).
Ese es el Amor Eucarístico de Jesús, de estar feliz con nosotros y por eso ha decidido a quedarse con nosotros hasta el fin y se arriesga a quedarse en un trozo de Pan, exponiéndose incluso a la indiferencia muchas veces, de pasar ante la Eucaristía y no darse cuenta de que allí está el corazón de todo un Dios entregándose por mí, a mí, y exponiéndose a ser tratado de cualquier manera, como una cosa.
Sin embargo esa “COSA” sacia todas las hambres que tiene el ser humano, ¿Qué se le ocurre al hombre pedirle, cuando lo ve tan indefenso, tan humilde, tan vulnerable a todo? Siendo todo un Dios, que se ha abajado hasta el extremo por amor, a cada uno de nosotros.
Yo cuando a veces quiero reclamarle porque no puedo caminar, ¿Qué le voy a pedir cuando Él está inmóvil en una sola posición? Y sin embargo desde ahí ¡Cuántas conversiones! Sus pies de mensajero, aún no se detienen va en busca de la veja perdida y vuelve a cargarla, regresando feliz por haberla encontrado,
Ayer me decía una señora, ¿Qué puedo hacer ante tanto orgullo? ¿Ante tanta autosuficiencia de mi parte? Y le decía contempla a Jesús en la Eucaristía, date tiempo para ir a la parroquia más cercana y quédate, sólo mirando a Jesús en el Sagrario, busca dónde está su orgullo, su autosuficiencia, Él siendo Dios, se abajo para seguir lavándote tu orgullo, se abaja hasta nuestro mezquino corazón para enseñarnos ser grandes, desde la humildad, ¿Qué autosuficiencia le encuentras? A todo un Dios que se hizo obediente hasta la muerte y muerte en cruz, hasta quedarse hecho nada en la Eucaristía, incluso pierde su autoridad y sus derechos, prueba de ello es que se le puede coger y llevar a donde uno quiera, Él no protesta ni se resiste.
Pero, Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca tendrá hambre y el que cree en mí nunca tendrá sed. Jesús hecho Pan, es el que sacia todas nuestras hambres y sed que tenemos humanas y espirituales, porque es frente al Sagrario donde se te van todas las dudas del AMOR de Dios,
Él ha querido hacerse Pan, porque es el alimento que une y reúne a todos en su entorno, es la hoguera del hogar, en el que Jesús da a sus amigos, a nosotros, su vida, su cuerpo en un trozo de pan como alimento.
En la cultura judía, compartir el mismo pan con otra persona, no es un gesto banal e insignificante sino que es algo que expresa un sentido más profundo; es un gesto que expresa amistad, acogida, aceptación del otro.
En la Eucaristía donde Jesús comparte conmigo, contigo el Pan de su propio Cuerpo significa este gesto suyo de amistad, de acogida y de aceptación de mi vida, de tu vida. Y más todavía, quiere así compartir mi misma suerte histórica, con su misma suerte histórica; y tu historia, sea cual sea, no le es ajena ni le es indiferente, sino que la acoge, la acepta y la ama.
Desde su silencio de un Amor hecho Pan, me y te pregunta:
¿Puedo hacer algo más por ti?
¿Qué más necesitas que haga por ti? Estoy dispuesto a hacerlo.
Hay cosas que para entenderlas un poco no hay que buscarles muchas razones ni muchas lógicas humanas y científicas, porque como dice Pascal, él corazón tiene razones que la razón no entiende": el amor tiene razones que la razón no entiende. Para entender estas categorías del amor de Jesús solo es necesario un poco de fe y una actitud profunda de silencio y de contemplación, de admiración y de dejarse sorprender. Estas actitudes hoy no son comunes, se están perdiendo pero hay que recuperarlas porque son las condiciones mínimas para entender y captar el extremo del amor en la Eucaristía.
Por esto les invito, a acercarnos así a Jesús, a este trozo de Pan con una actitud de fe, de silencio, de contemplación y dejar que desde su silencio nos hable y nos ame a cada uno. Y luego preguntarle: Señor ¿por qué te arriesgas tanto? Y dejar que nos responda: porque tu vida vale mucho para mí y se merece la entrega de la mía. Pero, ¿mi vida merece la entrega de la tuya Señor...?
Ama de tal forma que ¿Cuál es el problema de tantas situaciones, incluso de tanto derramamiento de sangre en nuestro mundo de hoy? (en Puno, Huancavelica, Afganistán etc.) ¿Cuál es el problema de tantas rupturas en muchas familias, en tantas parejas? ¿Cuál es el problema de tantas comunidades cristianas divididas?
No es otro en definitiva que el que nadie quiere dar el brazo a torcer, nadie quiere ceder, nadie quiere perder su autoridad y sus derechos.
Pero Jesús no está haciendo con todo esto ningún show para que la gente le admire solamente y den palmas o algo por el estilo, sino que Él con su vida está abriendo un camino para todos. Todos sus gestos, todos lo que hace, lo hace con una intención muy concreta, con su vida está mostrando una forma concreta de amar para que cada uno hagamos lo mismo, pone una meta para el amor.
A nosotros hoy nos dice exactamente lo mismo:
¿Entendéis lo que hago con vosotros? ¿Entiendes lo que estoy haciendo contigo? ¿Te das cuenta?... Haz tú también lo mismo. Pon también tu vida al servicio de los demás.
"No he venido a ser servido sino a servir y a dar mi vida por vosotros" (Mc 10,45). "Yo estoy entre vosotros como el que sirve"
Me encanta porque detrás de esta invitación y de este reto veo la realización más grande que se me puede ofrecer y que se nos puede ofrecer. Ser pan y hacer de la propia vida una entrega por amor, es quitar el hambre de amor que tantos hombres tiene hoy.
Mi vida, como consagrada, la entiendo cada vez más, como esta invitación novedosa a ofrecerme como alimento para saciar el hambre que tiene la gente de Dios, de sentido, de amor y también de pan material como consecuencia.
Desde hoy Señor mi vida es para Ti, pártela como el pan y repártela a todo el que la necesita.
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