Pautas lunes

Nos enseña a vivir desinstalados y confiados en él para hacer lo que él nos dice.
Hechos  8,26-34
Jesús en su entrevista con Nicodemo le dice: el viento sopla donde quiere, y tú oyes su silbido, pero tú no sabes ni de dónde viene  ni a dónde va. Lo mismo sucede con el que ha nacido del Espíritu Juan 3,8.
Es la dinámica del  Espíritu Santo, no estar quieto ni estabilizado en lo ya conseguido, ni el pasado ni en el futuro, ni en tus ideas, esquemas mentales tradiciones; el Espíritu de Dios es creativo, nunca se queda instalado, sólo se queda en el Amor,  en ese mismo Amor-Vida a la humanidad que hace  no se quede quieto hasta  realizar su misión.
Por eso Jesús en su vida terrenal, sólo se dejó llevar por el Espíritu que lo impulsaba a orar, a predicar, a hacer milagros a entregar su vida y a resucitar y a quedarse con nosotros hasta el fin de los siglos.
Jesús, Amado de mi alma, enséñame a ser como tú dócil al Espíritu Santo y a no quedarme instalada, en mis límites: no puedo, no tengo tiempo, no soy útil, el secreto de tu docilidad: está en tu oración, en tu vida orante, dejándote llevar por lo que te decía el Padre y es que el Espíritu de Dios conoce las intimidades de Dios, sus deseos  y te los trasmitía y tú le creías y acogías sus insinuaciones porque tienes un corazón limpio, sólo un corazón limpio puede ver, escuchar y obedecer a Dios.
¿Qué es un corazón limpio mi Jesús? Un corazón en blanco que no tiene nada, en la cual el Espíritu puede trabajar, nada lo limita puesto que no tiene nada,  deja trabajar al Espíritu Santo, un corazón que  es pobre como el de María, que no tenía nada,  por eso se dejó cubrir por el Espíritu Santo y de su corazón y su vientre nació: El Amor, Jesús. Y Jesús pudo ir al Padre con la confianza de que María seguiría su misión y poner las bases de una Iglesia que no sucumbirá a través de los tiempos.
Un corazón limpio es un corazón disponible a dejarse desinstalar por obra del Espíritu Santo.
Así era Felipe, el que nos narra Hechos de los Apóstoles, deja lo que está haciendo y unirse al carro del Eunuco para hablarle y  darle la Palabra, porque está sediento del Amor de Dios, tiene sed de que le expliquen las Escrituras, un corazón con sed de Dios, se deja llevar por el Espíritu Santo, está dispuesto a vender todo lo que tiene para que Dios pueda ser Dios en su corazón, es decir que Dios a través  sus misioneros, de sus discípulos pueda llegar a muchos, no puede ser misionero aquel que se instala en sí mismo, en sus miedos, en sus límites; no puedo, no tengo, no soy nadie, no soy útil, no tengo tiempo, Misionero es aquel que como Felipe se acerca a sus hermanos sedientos de la Palabra de Dios y les explica el Plan de Dios con cada ser humano, que le devuelve la identidad de ser AMOR, que le devuelve la felicidad a que cada hombre está llamado, que devuelve la esperanza donde todo parece oscuro, muerto, negro, que no hay futuro feliz.
Mi Jesús, amado de mi alma, devuélveme la limpieza de corazón que no sé dónde la perdí, restaura en mí, un corazón dócil  a las insinuaciones del Espíritu Santo, que me deje desinstalar de mis comodidades y “bienestar” para ir en busca de aquellos que tienen sed de tu Palabra y de tu Vida.
Madre querida, muy querida en el Verbum Dei, haz que tu Comunidad que tanto quieres nunca se instale en sus logros, en sus riquezas logradas, ni en sus límites sino que siempre esté desinstalada para acudir al llamado de tantas voces que gritan: ¡Dame de tu Palabra, de tu VIDA- AMOR.

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