La Eucarístía: “el corazón de Jesús”.
Pautas viernes 01 de Julio 2011
Estamos celebrando el mes del Sagrado corazón de Jesús, es entrar en el gran misterio de Amor, en el Milagro de Amor tan infinito. Cuando nos acercamos a Jesús Eucaristía nos encontramos con el corazón de Jesús, el SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. Es la experiencia de silencio y a la vez compañía, de entrar en el terreno sagrado que experimentó Moisés, ahí donde Jesús nos habla por nuestro nombre. Moisés, Moisés, no te acerques más porque el terreno que pisas es terreno sagrado (Ex 3,7 ss) Este día de oración con el SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS realmente es un regalo, un don inmerecido, es encontrar el favor de Dios para con nuestra vida, esto es lo que realmente nos alimenta.
Ojalá cada uno podamos entrar en esta experiencia. Es el regalo y privilegio que el Señor por puro amor nos concede y nos brinda, tener esta intimidad con él. Es lo que alimenta nuestra vida y nos transforma el rostro, como dice la Palabra de Dios: hace brillar en nosotros su noble origen. Es sintonizar con su Amor y su pasión por todos los hombres, con sus latidos, sus sentimientos, pensamientos, su interioridad para comulgar con él.
Nos daban en la Escuela de la Palabra la cita de Dt 7,6-11; “Acuérdate del camino que Yavé, tu Dios, te hizo recorrer en el desierto por espacio de cuarenta años. Te hizo pasar necesidad para probarte y conocer lo que había en tu corazón, si ibas o no a guardar sus mandamientos. Te hizo pasar necesidad, te hizo pasar hambre, y luego te dio a comer maná que ni tú ni tus padres habían conocido. Quería enseñarte que no sólo de pan vive el hombre, sino que todo lo que sale de la boca de Dios es vida para el hombre. Ni tu vestido se ha gastado, ni tu pie se ha lastimado a lo largo de estos cuarenta años. Comprende, pues, que del mismo modo que un padre educa a su hijo, así Yavé te ha educado a ti”.
Esta mañana, lo primero que me venía al estar delante de Jesús Eucaristía orando esta cita bíblica del Deuteronomio era la letra de una canción: “TU MI PAN DE VIDA”. Cuantos secretos guardados, cuantos nudos desatados, cuántas horas derramadas y lagrimas enjugadas, junto a ti mi Pan de Vida. Cuantos proyectos forjados, cuantos gozos conquistados, cuantas heridas curadas, cuantas noches traspasadas junto a ti mi pan de vida. Tu mi Pan de vida, es tanto lo compartido que ya no queda duda en el corazón. Tantos silencios que hablan, Tantas miradas que callan que me queda la certeza que este Pan es mi Dios.
Todo un camino recorrido por el desierto junto a Jesús Eucaristía, nos lleva a darnos cuenta que nuestra vida ha sido alimentada de muchas maneras y de muchos modos: cuando hemos compartido nuestro interior con él, esos secretos que sólo él sabe guardar en su corazón, en su sagrado corazón, que ha desatado nudos, esos que ataban nuestra vida y que impedían desplegarla, hemos experimentado la libertad de vivir la Palabra de Dios que sale de su boca para anunciarla con una fe viva, que nuestro corazón vuelve a estremecerse ante su voluntad y que por nada del mundo queremos volver a estar replegados interiormente.
¡Cuantas heridas curadas! Solo en ese pasar largos ratos ante su corazón enamorado por nuestras vidas, que está dándonos esas palabras oportunas que son bálsamo para nuestras heridas de desconfianza, heridas profundas que por el camino se nos van haciendo por muchas circunstancias, pero que ahora podemos mirar hacia a tras y decirle: Señor ¡Cuantas heridas curadas! ¡Cuantas noches pasadas junto a ti mi Pan de Vida!
Cuantas lágrimas enjugadas, en esos momentos donde no hay nadie y solo estás tu y Jesús, ahí con su Palabra enjugando toda lágrima, todo llanto, cuántos proyectos forjados. El fin de semana las misioneras nos fuimos de retiro y esta fue mi experiencia, el regalo que Jesús Eucaristía me dio era forjar proyectos con él, desde esa experiencia de intimidad, de poder ir comulgando, donde él como amigos nos da a conocer todo.
Les invito a hacer esta oración que tiene como fruto una confesión de fe: TU MI PAN DE VIDA, TU MI PAN DE VIDA, TU MI PAN DE VIDA, TU MI PAN DE VIDA.
Será nuestra mayor prueba de amor para Jesús Eucaristía, al reconocer que en todo este camino recorrido de seguimiento hemos sido alimentados por su SAGRADO CORAZÓN que nos ha confiado como amigos y nos ha ido dando a conocer todo su amor, en nuestra propia vida que nos hace ser amigos suyos. Reconocer que nuestros vestidos no se han gastado ni nuestros pies no se han lastimado, pero lo mas grande es que como Moisés encontremos nuestra historia de seguimiento dentro del SAGRADO CORAZÓN para entrar a compartir el gozo con Jesús. ENTRA A COMPARTIR EL GOZO CON TU SEÑOR.
Le preguntaba: Jesús ¿Cuál es tu gozo? Y en la cita de Mt 11,25-30 En aquella ocasión Jesús exclamó: «Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado.
Este es el gozo que Jesús nos quiere compartir, el gozo que inunda su SAGRADO CORAZÓN de alegría que comparte al Padre y que a nosotros nos transmite. Es la experiencia de ser testigos del poder de su amor y del amor ardiente que hay en su corazón.
Que podamos tener un corazón sencillo, porque solo los sencillos se abren a esta experiencia, y el nos ve con capacidad de sencillez y de abrirnos a esta revelación de su amor en nuestra vida y de encontrarla EN SU SAGRADO CORAZÓN.
Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer.
De ahí brota esta correspondencia de amor, de convertir nuestra respuesta no en carga pesada, sino llevadera y suave. Por eso, Jesús nos dice: Vengan a mí los que van cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy paciente y humilde de corazón, y sus almas encontrarán descanso. Pues mi yugo es suave y mi carga liviana.»
Ciertamente es su yugo suave cuando somos testigos de su amor, sin esta experiencia, podemos hacer muchas cosas, buenas y santas pero estamos vacios y sin amor, sin encontrarnos en su CORAZÓN. Pero qué distinta será tu vida de aquí en adelante, y tu respuesta a Jesús Eucaristía en el camino de seguimiento si te encuentras en su CORAZÓN.
Que por nada del mundo perdamos tal derecho.
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