Pautas jueves

“El sacrificio Vivo y Santo de Jesús Eucaristía es creer siempre en ti.”

1 Cor 13:
Dios en su infinita misericordia quiso enviar a su Hijo para que nos enseñara amar, y es la única razón por la que vino,  es el mismo Dios que se hace hombre, humano para enseñarnos a ser humanos es decir más seres humanos, lo que nos da la identidad de humanos es el AMOR-VIDA, que generemos, y que nos hace verdaderos hijos de Dios y hermano de todos los seres humanos.
Y es que amar nos lleva toda la vida y realmente es un sacrificio Vivo y Santo y lo  alcanzamos frente al Sagrario, es un sacrificio en vivo, cuando la persona en vivo se entrega a ese amor a Jesús Eucaristía, frente a Él, se te van todos los esquemas del mundo, porque sólo en Él, podemos amar con Él.
Cuando Él dice; “Yo soy el Pan de Vida” es porque ya había pasado todo ese proceso en vida de AMAR, como el Padre lo ama a Él,  sembrarse en la oscuridad de morir a su yo, a su voluntad, a su pensar, sentir, actuar para adquirir como ser humano, la identidad del Padre y hacer lo que oye y ve hacer al Padre.
A nosotros nos toca seguir las huellas del maestro, sólo aquel que está dispuesto a vender, a dejar todo su egoísmo, soberbia, altanería, manera de pensar, esquemas del mundo: querer ser más que los otros a costa de la vida, honra de los otros, y  tener placeres ilícitos de todos los sentidos y a seguir sus instintos es aquel que va a prendiendo amar. Eso cuesta es sacrificio vivo y santo.
Amar como Jesús es fácil, cuando uno opta a amar y no le queda otro camino que amar y en ese querer amar a todos es donde se va ofreciendo la vida como sacrificio santo y agradable a Dios, porque es ahí donde vas adquiriendo tu identidad de ser AMOR, y eso nos da mucha paz, felicidad que ninguna otra cosa sobre la tierra te lo puede dar: ¡Qué felicidad es saber que uno puede perdonar a su mayor enemigo! ¡Amar a ese que siempre te está haciendo daño! ¡Ofrecer amor a ese que te está serruchando el piso, en el trabajo, en la universidad, a veces  hasta en tu misma casa! Es como ofrecerse en una hostia al vivo como Jesús, y porque uno se reviste como Jesús de amor, es que el diablo no tiene poder sobre nosotros, dice que el diablo nos tienta en todo: pero cuando nos ve lleno de amor al prójimo huye, es que no puede con el AMOR al estilo de Jesús.
Y por experiencia se sabe que sólo lo puedes adquirir frente al Sagrario, porque ahí encuentra con Jesús, con tus debilidades y flaquezas ya superadas en su carne, ahí tienes a un Jesús, hecho “COSA” que no necesita de triunfos, halagos, soberbia, lujuria para ser REY Y SEÑOR de ti mismo y sobre los demás, ahí en la humillación, en el servicio a los demás se hace grande.
Y ves a un Jesús como dice el himno, así, te necesito: de carne y hueso. Un ser humano y no desnuda inmaterialidad de pensamiento. Soy una encarnación diminutiva; el arte, resplandor que toma cuerpo: la palabra es la carne de la idea: ¡Encarnación es todo el universo! ¡Y el que puso esta ley en nuestra nada hizo carne su verbo! Así: tangible, humano, fraterno.
De carne soy, y de carne te quiero. ¡Caridad que viniste a mi indigencia, qué bien sabes hablar en mi dialecto! Así, sufriente, corporal, amigo, ¡Cómo te entiendo! ¡Dulce locura de misericordia:
los dos de carne y hueso!
Por eso, el capítulo 13 de  la Primera carta a los Corintios, es Jesús que se muestra como mi camino y a la vez es un examen de cada noche y preguntarme:
i mi  amor es paciente y muestra comprensión. Si mi  amor no tiene celos, no aparenta ni se infla.  Si no actúa con bajeza,  ni busca su propio interés, y no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.
Que no se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo.
Qué bonito será el día de nuestra muerte si el AMOR de mi vida me encuentra amando.
Vamos a pedirle a María, Madre del Amor hermoso, que nos enseñe a amar como le enseñó a amar a Jesús en sacrificio vivo, permanente, santo y a la vez lleno de alegría y paz.

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