Pautas jueves

Anhelar la presencia del Señor
.Salmo 27, 4-5
"El hombre desde su nacimiento está llamado al diálogo con Dios" (G.S. 19,1). Porque es a través de éste diálogo que el hombre alcanza su máxima vocación: "la comunión con Dios" (G.S. 19,1), ¿se acuerdan? Ese llamado hace que el ser humano desee  profunda e infinitamente a Dios, que lo busque , lo bueno sería dar con Dios, es verdad que se manifiesta de muchas formas, en nosotros ese anhelo de decir la verdad, aunque a tu alrededor mientan, ese anhelo de proteger al más débil, reclamar derechos,  el bienestar común, de tener más  y así no tendríamos cuando acabar en esta lista de anhelos que el hombre tiene, y se quedaría así en ser el “buenito/a” que nunca hace daño a nadie; pero no da, con el objetivo de su vida: que es Dios, sólo cuando lo encuentra y da con Él, es feliz, se siente integrado.
El tema de hoy es, si no damos con Dios, buscarlo, no afuera: en las cosas, o personas, ellas nos hablan de Dios; pero no son Dios, el asunto es saber que se busca a Dios y dar con Él. Y la Palabra de hoy, nos dice: desea solo una cosa, al Señor sólo pídeselo, y que esa  cosa que  buscas, sea,  habitar en la casa del Señor  mientras dura tu vida, esa sería una primera actitud, desear a Dios, desear que Dios sea el Dios de tu Vida, porque Él ya ha hecho de tu vida su delicia, su mayor gozo es vivir en tu corazón, ahora falta que tú lo desees con toda el alma, “tu rostro Señor busco, no me lo ocultes”  y Dios nos dirá: Por ti me hecho Carne y he vivido entre ustedes, por ti me he hecho Pan, Eucaristía, para que tú puedas tenerme  en tu corazón y llevarme a donde tú quieras, sólo te pido que me acojas, dame un sitio en tu corazón, y goza de mi dulzura, porque mi Palabra es como miel para tu boca  y es un alivio para tu vida ¡Ábreme la puerta de tu corazón y estoy dispuesto a quedarme para siempre contigo!  y  cuida del santuario, que me haces, manteniendo el diálogo conmigo, viviendo y conviviendo conmigo,  y así poco a poco llegarás a ser lo que yo soy, de eso se trata que de tanto vivir conmigo, tú seas una reproducción mía.
Si caes no importa porque yo cuento con tus debilidades y fallos y no me asustan yo te daré asilo en mi corazón  en tiempos de desdicha, y  te ocultaré en el secreto de mii corazón, rogaré para que tu fe no desmaye y cuando tú estés dispuesto a que yo sea tu Dios y Señor te alzaré sobre la roca de mi Amor y de ahí no te soltaré.
Hoy día, el Himno de la liturgia de las horas, justamente nos dice de este anhelo, de vivir con Jesús Eucaristía, Palabra encarnada.
Estate, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.
Llévame en tu compañía,
donde tu vayas Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das,
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.
Por eso, más que a la muerte
temo, Señor, tu partida,
y prefiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das,
sé que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Señor...

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