Pautas viernes

Lo esencial es encontrarse con Jesús con todo su ser(Col 2,17-19)
Esta mañana empezaba la oración con un himno que se llama “estate Señor conmigo”. Estate, Señor, conmigo, siempre y sin jamás partirte. Y cuando decidas irte llévame, Señor, contigo. Porque el pensar que te irás, me causa un terrible miedo, de si yo sin ti me quedo, de si tú sin mí te vas. Llévame en tu compañía, dónde tú vayas, Jesús, porque bien sé que eres tú la vida del alma mía. Si tu vida no me das, yo sé que vivir no puedo, ni si yo sin ti me quedo, ni si tú sin mí te vas. Por eso y más que a la muerte, temo, señor, tu partida, y quiero perder la vida mil veces más que perderte. Pues la inmortal que tú das, sé que alcanzarla no puedo, cuando yo sin ti me quedo, cuando tú sin mí te vas.
Cuando vamos entrando en esa experiencia fresca de cada día con Jesús Eucaristía, nos da más miedo de llegar a perderle, porque es muy sutil perder su presencia. Por eso, les invito a iniciar el día pidiéndole a Jesús con un corazón pobre, sabiendo que somos frágiles: Estate Señor conmigo, llévame contigo, porque sin ti me quedo y tú sin mi te vas… Es darnos cuenta de lo sutil que es perder la presencia de Jesús Eucaristía, y quedarnos sin vida espiritual, por eso dice el Himno: “La inmortal que tú das se que alcanzarla no puedo, cuando yo sin ti me quedo y cuando tu sin mi te vas”.
Y es que lo esencial de nuestra vida es encontrarnos con su Presencia viva, con todo su ser. Por eso, no podemos vivir de las rentas, ni de añoranzas, o de experiencias pasadas, es vital para nosotros cada día hacer experiencia de vivir con su presencia.  Por eso, Jesús nos dice: “Busca primero el Reino de Dios y todo lo demás vendrá por añadidura” (Mt 6,33). Señor, realmente tú sabes cuáles son tus palabras oportunas, gracias por hablarnos siempre oportunamente y saber que tu penetras nuestro interior y respondes a lo que profundamente andamos buscando y es LO ESENCIAL, vivir en LO ESENCIAL.
Si se arriesgan a buscar primero me encuentro como lo esencial, harán experiencia que realmente todo lo demás vendrá por añadidura. ¿No será Sr. Que nos perdemos en lo cotidiano buscando las añadiduras porque no te creemos, no confiamos en ti, y en tu Palabra?
No anden preocupados por su vida con problemas de alimentos, ni por su cuerpo con problemas de ropa. ¿No es más importante la vida que el alimento y más valioso el cuerpo que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, no guardan alimentos en graneros, y sin embargo el Padre del Cielo, el Padre de ustedes, las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que las aves? ¿Por qué andan preocupados por el mañana?
Buscar lo esencial es encontrar a Jesús Eucaristía valorando nuestra vida, dándole el verdadero valor que a veces ni nosotros mismos le damos. Podemos quedarnos con esta pregunta que toca nuestra vida: ¿No es más importante la vida que el alimento y más valioso el cuerpo que la ropa? Entonces estar conmigo es valorarse ustedes mismos. Es mi presencia en ustedes que les va haciendo personas eucarísticas, es decir, que mi presencia es esencial, que mi presencia les va pudiendo en su vida ordinaria, y que les va haciendo vivir una vida más integrada, más humana y más divina.
Un santo decía: Entre más humanos más divinos. Recordaba a Jaime Bonet Bonet: Fundador de nuestra comunidad: una persona verdaderamente eucarística y me venían vivencias de él, de cómo nos dejaba ver que la presencia de Jesús eucaristía era lo esencial en su vida ordinaria. Verle que cuando llegaba a Guadalajara y tenía que predicar, lo primero que hacía era descansar y luego predicaba, porque para él dar la vida, y ponerla al servicio de los demás por la predicación requería estar descansados, para escuchar a Jesús y saber conscientemente qué quería el Espíritu Santo decir, y ser así boca de Dios. El descanso para Jaime es vital, es obediencia a esa presencia viva de Jesús en él, quien no pasaba de largo, porque su vida es de Jesús, para Jesús y desde Jesús para los hermanos.
Tener esa presencia viva en su cotidiano, le hacía valorar su vida humana, como una ofrenda para los demás. Decirle a Jesús: estate Señor conmigo, es querer que Jesús sea Jesús Eucaristía en nuestra vida, es dejársela, dejarle ser PRESENCIA ESENCIAL en nosotros de manera que nos vaya haciendo personas integradas, humanas y divinas para expresar en todo a Jesús. No podemos espiritualizar la presencia de Jesús en nosotros, es decir, vivir un espiritualismo raro, donde parece que nos olvidamos de todo, hasta de nuestra propia salud, nuestra vida humana y nuestro cuerpo, Jesús nos dice: ¿No valen ustedes mucho más que las aves? ¿Por qué andan preocupados por el mañana?
Muchos momentos veía a Jaime siendo fiel a su tratamiento que el Dr. Le había dado, aunque le costara, no pasaba de largo con su medicamento, fiel a tomarse su medicina, porque decía que la obediencia a Jesús se expresaba ahí, haciendo lo que el médico le decía, porque Jesús vivía en él, le podía en esas cosas en las que nosotros no consideramos importante. Se dejaba en manos de los médicos, porque reconocía en ellos las manos de Dios. Esas cosas tan humanas expresan que lo esencial en nosotros, es su presencia, son los que nos van haciendo más EUCARISTÍA. Pues, ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde la vida? ¿De qué nos sirve hacer muchas cosas si perdemos la vida física y por ende la vida espiritual? ¿Por qué? Dejemos que esta pregunta nos resuene en nuestro interior. ¿Por qué se afanan? ¿Cuál es su afán? Si cada día tiene su propio afán.
Lo que Jesús busca es que no perdamos la vida, y no solo la vida espiritual, sino la vida física, porque están relacionadas. San Pablo exhorta a los Colosenses: Tales cosas no son más que sombras, mientras que lo real es la persona de Cristo. No se dejen impresionar por esos que vienen con una religión de temor o con liturgias angélicas. En realidad sólo hacen caso de sus propias visiones y se inflan con sus propios pensamientos,  en vez de mantenerse en contacto estrecho con aquel que es la cabeza. Colosenses 2, 17-19.
Nos exhorta a no hacer caso de nuestras propias visiones, de nuestros criterios que se van convirtiendo en norma de vida, y quien nos saca de ahí, nuestras razones nos dominan. San Pablo dice que son sombras, mientras que lo real es la persona de Cristo. Esas sombras van desplazando la presencia de Cristo, y nos quedamos sin él.  Viviendo una vida desintegrada, mientras que él la puede hacer más humana y más divina.
No se dejen impresionar por esos que vienen con una religión de temor o con liturgias angélicas: No manejen tanto su vida, llevada por sus caprichos, antojos, donde yo no pinto para nada en su decisiones de buscar lo agradable y lo perfecto, más allá de  sus propias penas, y de sus caprichos, sin darse cuenta pueden estar manejando sus vidas. Es tan sutil que el capricho sea el motor de todo lo que hacen y deciden. En México hay un refrán que dice: “¿Desde cuando los patos le tiran a los cazadores?”  ¿Desde cuándo les decimos a los médicos: lo que tienen que hacer, hágame solo esto, no quiero  esto, ya no sigo el tratamiento, total ni me curo, no siento curación? No es lo que decimos, sino lo que vivimos y quien rige nuestra vida.
Orar este día, que lo ESENCIAL en nuestra vida es la PRESENCIA de JESÚS ECARISTÍA, nos lleva a abrirnos a una profunda conversión, a dejarnos contrastar a estos niveles de vida, por donde se nos puede estar perdiendo la presencia de Jesús, y no ser esencial para nosotros. Que podamos tomar una determinada determinación de buscar primero el Reino de Dios, es decir, su PRESENCIA confiando QUE TODO LO DEMÁS VENDRÁ POR AÑADIDURA.




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