Pautas dia viernes
Tu Padre que está en lo secreto te recompensará
Mt 6,6
Cuando oraba me quedaba asombrada con la autoridad que Jesús nos dice ¡Pero tú cuando reces...! y yo le preguntaba: Jesús mío ¿de dónde te viene tanta autoridad? Y entendía que era de su experiencia en los diálogos amorosos con el Padre.
Cuando tú, Jesús, entrabas en oración, no te movía el que te vean, ni lo hacías en plazas públicas, tú buscabas un lugar apartado y las horas que hay más silencio, más paz, acondicionando un ambiente de intimidad, para estar con él, sosegadamente.
¿Cómo eran esos diálogos, Jesús? Amorosos, de un hijo que ama a su Padre; pero a la vez que se siente amado, y había entre nosotros mucha confianza, porque estaba seguro que lo que hablábamos era para bien de todos los hombres.
Tu experiencia Jesús fue de gozo y de disfrutar del eterno amor del Padre.
El único objeto de nuestro diálogo, eran ustedes, porque queremos que todos los hombres se salven, disfruten del Amor-Vida que les damos.
Y la felicidad es vivir amándose como nosotros los amamos, sin reproches, ni discusiones, dándose espacios y tiempo para el dialogo armonioso entre ustedes. Si se viven así podrán dialogar también con nosotros, porque necesitamos que tu corazón esté cerrado a la intriga, a las malas intenciones, deseos, sentimientos que no son buenos.
El Padre necesita un corazón cerrado para hablar en la intimidad de tu corazón y ahí dialogar sobre todo los que les daña y porque no se viven creando fraternidad, si para eso les he creado.
María, madre del Amor, tú que sabes de guardar la Palabra y permanecer en Ella en permanente diálogo amoroso, enséñanos a hacer de nuestra vida una oración permanente donde en íntima relación podamos dialogar con el Padre. Espíritu Santo, enséñanos a orar.
Mt 6,6
Cuando oraba me quedaba asombrada con la autoridad que Jesús nos dice ¡Pero tú cuando reces...! y yo le preguntaba: Jesús mío ¿de dónde te viene tanta autoridad? Y entendía que era de su experiencia en los diálogos amorosos con el Padre.
Cuando tú, Jesús, entrabas en oración, no te movía el que te vean, ni lo hacías en plazas públicas, tú buscabas un lugar apartado y las horas que hay más silencio, más paz, acondicionando un ambiente de intimidad, para estar con él, sosegadamente.
¿Cómo eran esos diálogos, Jesús? Amorosos, de un hijo que ama a su Padre; pero a la vez que se siente amado, y había entre nosotros mucha confianza, porque estaba seguro que lo que hablábamos era para bien de todos los hombres.
Tu experiencia Jesús fue de gozo y de disfrutar del eterno amor del Padre.
El único objeto de nuestro diálogo, eran ustedes, porque queremos que todos los hombres se salven, disfruten del Amor-Vida que les damos.
Y la felicidad es vivir amándose como nosotros los amamos, sin reproches, ni discusiones, dándose espacios y tiempo para el dialogo armonioso entre ustedes. Si se viven así podrán dialogar también con nosotros, porque necesitamos que tu corazón esté cerrado a la intriga, a las malas intenciones, deseos, sentimientos que no son buenos.
El Padre necesita un corazón cerrado para hablar en la intimidad de tu corazón y ahí dialogar sobre todo los que les daña y porque no se viven creando fraternidad, si para eso les he creado.
María, madre del Amor, tú que sabes de guardar la Palabra y permanecer en Ella en permanente diálogo amoroso, enséñanos a hacer de nuestra vida una oración permanente donde en íntima relación podamos dialogar con el Padre. Espíritu Santo, enséñanos a orar.
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