Pautas martes
“La voluntad de Dios es vivir la vocación de Cristianos”
1 Tesalonicenses 5, 12-18
Hoy martes, la Palabra nos está hablando de la vocación como un llamado de Dios en Cristo a la salvación. Es un llamado a vivir las cosas de la tierra pero con la mirada puesta en las cosas del cielo, en la Vida Eterna.
Su llamado no nos tiene que inquietar o llenar de miedo que nos salga un “¿cómo va a ser eso?”, diferente al sentido de la pregunta de María al ángel, sino más bien una interrogante con voluntad para secundar el plan de Dios.
“Yo no te estoy llamando para complicarte la vida, para hacerte sentir mal cuando crees que no aportas, que no haces cosas grandes, que no fundas Escuelas de la Palabra, que no tienes discípulos o tu charla no convierte, sino que mi llamado es “hacer las cosas ordinarias extraordinarias”, te llamo a vivir tu vocación en lo sencillo, en las cosas que los demás ni notan, ni se enteran, en el ir dando fruto en tu familia, en tu comunidad en el trabajo, en lo secreto, en donde muchas veces solo Yo me entero”.
Esta semana me daba cuenta mientras meditaba en la sencillez de María para responder al llamado del Señor a vivir para El, de que ese llamado se va dando en mi vida de muchas maneras, llamado que ha venido acompañado de mucha Gracia, y de que yo no me había hecho consciente como por ejemplo…muchas personas me dicen que cocino bien, les agrada mis comidas, y nunca le había dicho al Señor “Gracias Señor por el don de saber cocinar, de que pueda darles a mis hermanos alegría a través de mi trabajo en la cocina. Gracias por esta hermosa vocación”
Me daba cuenta de que les llega a ellos el amor de Dios a través de lo que hago, allí estoy viviendo mi vocación de cristiana … también le decía “Gracias Señor por el Don de querer predicar tu Palabra, por la alegría que siento cada vez que vivo tu palabra”… “Gracias por despertarme con deseos de orar, de buscarte y cada día llamarme a perseverar” “Gracias sobre todo Señor por mi conversión, por darme la Salvación a través de tu llamado”...…y así muchas cosas se ven extraordinarias al hacerme consciente de cuanta Gracia ha venido a mi vida acompañada de su llamado, cuantas maravillas en mi vida por las que nunca le había dicho gracias.
Mi hijo me comentaba que en su hoja de evaluación del trabajo, aquí en Canadá, su jefe le había puesto: “Esta persona tiene un raro talento para hacer a las personas trabajar en equipo y en armonía”
Ese “raro talento” en cristiano se llama Gracia, y está inscrito en el corazón de cada persona, El llamado a vivir la vocación cristiana la tenemos desde el Bautismo, estamos llamados a seguir a Cristo, porque al darnos la salvación, nos compró con su sangre para que vivamos según El, que es nuestro Modelo de vida cristiana, solo falta hacernos conscientes para disfrutarlo, para sentir más intensamente su Amor, su Presencia viviendo en nosotros, encontrando el sentido a lo que hacemos conociendo su procedencia…reconocer nuestra verdadera felicidad en esta vocación.
“El murió por nosotros, para que, despiertos o dormidos, vivamos con él. 11 Por eso anímense mutuamente y edifíquense juntos, como ya lo están haciendo.
Cada día nos encontramos con personas que piensan diferente de nosotros, que están muy metidas en el mundo, y nos choca ver sus actitudes tan agresivas, su desorden para vivir, sus indecisiones, el mal trato con los demás, y se nos plantean dos cosas: “o me callo y cruzo a la vereda del frente, con indiferencia, me hago el que no me doy cuenta, o les corrijo con amor fraterno, me lanzo a vivir mi vocación cristiana, que es hacer lo que haría Cristo”.
Somos libres para decidir, pero nuevamente la Palabra no llama con ruegos a escoger la voluntad de Dios:
“Les rogamos también, hermanos, que reprendan a los indisciplinados, animen a los indecisos, sostengan a los débiles y tengan paciencia con todos. Cuiden que nadie devuelva a otro mal por mal, sino constantemente procuren el bien entre ustedes y con los demás.”
Y lo que hagamos que sea de buena gana agradeciéndole a Dios cada don que nos ha dado, porque le pareció bien llamarnos a encarnar la Palabra
“Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a Dios en toda ocasión; ésta es, por voluntad de Dios, su vocación de cristianos”.
Su Espíritu nos cubre cuando le decimos que Si, su Presencia siempre acompaña su llamado, El nunca nos va a dejar solos cuando nos alimentamos de su Voluntad, El se manifiesta a través de nuestra Comunidad, de la Iglesia, de todos los que trabajan para nosotros, para darnos a conocer a que estamos llamados.
Cada semana en medio de luchas y sacrificios, carencias de toda clase, nuestras hermanas van dándose por completo olvidándose de ellas mismas, para revelarnos en la Palabra nuestra vocación de cristianos.
“Hermanos, les rogamos que se muestren agradecidos con los que trabajan para ustedes, los dirigen en el Señor y los corrigen. Ténganles mucho aprecio y cariño por lo que hacen. Y vivan en paz entre ustedes.
“Que el Dios de la paz los haga santos en toda su persona. Que se digne guardarlos sin reproche en su espíritu, su alma y su cuerpo hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor. El que los llamó es fiel y así lo hará”.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.
Dios nos bendiga.
nila
1 Tesalonicenses 5, 12-18
Hoy martes, la Palabra nos está hablando de la vocación como un llamado de Dios en Cristo a la salvación. Es un llamado a vivir las cosas de la tierra pero con la mirada puesta en las cosas del cielo, en la Vida Eterna.
Su llamado no nos tiene que inquietar o llenar de miedo que nos salga un “¿cómo va a ser eso?”, diferente al sentido de la pregunta de María al ángel, sino más bien una interrogante con voluntad para secundar el plan de Dios.
“Yo no te estoy llamando para complicarte la vida, para hacerte sentir mal cuando crees que no aportas, que no haces cosas grandes, que no fundas Escuelas de la Palabra, que no tienes discípulos o tu charla no convierte, sino que mi llamado es “hacer las cosas ordinarias extraordinarias”, te llamo a vivir tu vocación en lo sencillo, en las cosas que los demás ni notan, ni se enteran, en el ir dando fruto en tu familia, en tu comunidad en el trabajo, en lo secreto, en donde muchas veces solo Yo me entero”.
Esta semana me daba cuenta mientras meditaba en la sencillez de María para responder al llamado del Señor a vivir para El, de que ese llamado se va dando en mi vida de muchas maneras, llamado que ha venido acompañado de mucha Gracia, y de que yo no me había hecho consciente como por ejemplo…muchas personas me dicen que cocino bien, les agrada mis comidas, y nunca le había dicho al Señor “Gracias Señor por el don de saber cocinar, de que pueda darles a mis hermanos alegría a través de mi trabajo en la cocina. Gracias por esta hermosa vocación”
Me daba cuenta de que les llega a ellos el amor de Dios a través de lo que hago, allí estoy viviendo mi vocación de cristiana … también le decía “Gracias Señor por el Don de querer predicar tu Palabra, por la alegría que siento cada vez que vivo tu palabra”… “Gracias por despertarme con deseos de orar, de buscarte y cada día llamarme a perseverar” “Gracias sobre todo Señor por mi conversión, por darme la Salvación a través de tu llamado”...…y así muchas cosas se ven extraordinarias al hacerme consciente de cuanta Gracia ha venido a mi vida acompañada de su llamado, cuantas maravillas en mi vida por las que nunca le había dicho gracias.
Mi hijo me comentaba que en su hoja de evaluación del trabajo, aquí en Canadá, su jefe le había puesto: “Esta persona tiene un raro talento para hacer a las personas trabajar en equipo y en armonía”
Ese “raro talento” en cristiano se llama Gracia, y está inscrito en el corazón de cada persona, El llamado a vivir la vocación cristiana la tenemos desde el Bautismo, estamos llamados a seguir a Cristo, porque al darnos la salvación, nos compró con su sangre para que vivamos según El, que es nuestro Modelo de vida cristiana, solo falta hacernos conscientes para disfrutarlo, para sentir más intensamente su Amor, su Presencia viviendo en nosotros, encontrando el sentido a lo que hacemos conociendo su procedencia…reconocer nuestra verdadera felicidad en esta vocación.
“El murió por nosotros, para que, despiertos o dormidos, vivamos con él. 11 Por eso anímense mutuamente y edifíquense juntos, como ya lo están haciendo.
Cada día nos encontramos con personas que piensan diferente de nosotros, que están muy metidas en el mundo, y nos choca ver sus actitudes tan agresivas, su desorden para vivir, sus indecisiones, el mal trato con los demás, y se nos plantean dos cosas: “o me callo y cruzo a la vereda del frente, con indiferencia, me hago el que no me doy cuenta, o les corrijo con amor fraterno, me lanzo a vivir mi vocación cristiana, que es hacer lo que haría Cristo”.
Somos libres para decidir, pero nuevamente la Palabra no llama con ruegos a escoger la voluntad de Dios:
“Les rogamos también, hermanos, que reprendan a los indisciplinados, animen a los indecisos, sostengan a los débiles y tengan paciencia con todos. Cuiden que nadie devuelva a otro mal por mal, sino constantemente procuren el bien entre ustedes y con los demás.”
Y lo que hagamos que sea de buena gana agradeciéndole a Dios cada don que nos ha dado, porque le pareció bien llamarnos a encarnar la Palabra
“Estén siempre alegres, oren sin cesar y den gracias a Dios en toda ocasión; ésta es, por voluntad de Dios, su vocación de cristianos”.
Su Espíritu nos cubre cuando le decimos que Si, su Presencia siempre acompaña su llamado, El nunca nos va a dejar solos cuando nos alimentamos de su Voluntad, El se manifiesta a través de nuestra Comunidad, de la Iglesia, de todos los que trabajan para nosotros, para darnos a conocer a que estamos llamados.
Cada semana en medio de luchas y sacrificios, carencias de toda clase, nuestras hermanas van dándose por completo olvidándose de ellas mismas, para revelarnos en la Palabra nuestra vocación de cristianos.
“Hermanos, les rogamos que se muestren agradecidos con los que trabajan para ustedes, los dirigen en el Señor y los corrigen. Ténganles mucho aprecio y cariño por lo que hacen. Y vivan en paz entre ustedes.
“Que el Dios de la paz los haga santos en toda su persona. Que se digne guardarlos sin reproche en su espíritu, su alma y su cuerpo hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor. El que los llamó es fiel y así lo hará”.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.
Dios nos bendiga.
nila
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