Pautas martes
Buscar de todo corazón el Corazón del Padre para comulgar con Él.
(Mt 6,7-15)
Ya estamos en el tiempo litúrgico de la Cuaresma, tiempo de conversión, y preparación para la Pascua, y las lecturas nos están llamando a volver al Señor, a buscarle de todo corazón, ¿Por qué tenemos que buscarlo? Porque nuestro corazón necesita regresar a su origen, a la Fuente de la Vida y del Amor, porque con el paso de los días, ya sea por el trabajo, el trajín de la casa o de los estudios, de la vida misma, nuestro corazón se va llenando de cosas que nos van quitando la vida, y nos vamos volviendo agresivos, secos, tercos, autosuficientes, depresivos etc. porque nos hemos ido alejando del Padre, este es un tiempo de Gracia que el Señor nos regala para tener la oportunidad de purificarnos de todo lo que ha sido este tiempo que ha pasado, “Búscame ahora que me puedes encontrar. Llámame ahora que estoy cerca, vuélvete a Mi que te quiero platicar de lo que siempre he soñado para ti….”.
Al enterarme de la tragedia de Japón, mi corazón se llenaba de pena de pensar en cuantas personas muertas y que no tuvieron tiempo de arrepentirse, de acercarse a Dios, de cambiar sus vidas, y solo me quedaba orando por ellas, y claro, por las que quedaban para que medio de sus sufrimientos busquen a su Padre del Cielo, que está a su lado, buscándoles que le miren para consolarles y ayudarles a levantarse.
Pensando en todo eso, es necesario que aprovechemos la vida presente, cada momento para buscar el encuentro con nuestro Padre, con la Trinidad. El Padre nos está esperando como al hijo prodigo, la invitación es a entrar a nuestra pieza a orar a solas, a dedicarle mucho tiempo al diálogo con el Señor para dar con su Corazón, ¿Y qué hay en el corazón del Padre, porqué debemos buscarlo y con todo nuestro corazón?
En el corazón del Padre lo único que vamos a encontrar es Amor, porque Dios es Amor, y en ese corazón lleno de amor están nuestros hermanos, estamos todos, por eso si queremos amar a los demás, dejarnos amar, vivir como hermanos, perdonarnos, ayudarnos en nuestras necesidades, para comulgar con el deseo del Padre de que todos seamos UNO, solo hay que aprender a orar con la oración que Jesús nos enseñó…porque en ella está todo lo que necesitamos para dialogar con nuestro Padre Dios, Jesús que conoce al Padre y nos conoce a nosotros, nos da la clave para llegar a su corazón :
“Ustedes pues recen así: Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre…..
Entren a su corazón y dialoguen como hijos, con humildad, con fe, con esperanza en su infinito Amor de Padre y por eso lo buscan de todo corazón, porque le necesitan, “Señor, reconozco que TU ERES MI PADRE, yo soy tu creatura, sin ti Señor, yo no sé vivir, no se amar, si no recibo de ti Gracia, caigo fácilmente en la tentación, y en el pecado, Señor yo te busco, Ven Señor, en esta Cuaresma entra en mi vida de una manera más profunda, enséñame a hacer tu voluntad y no la mía.
¡Señor mi corazón te busca desesperadamente!, Ayúdame a dar con tu corazón, ayúdame, porque a veces no tengo fuerza para venir a encontrarme contigo, Sé que para comulgar con tu voluntad necesito muchos ratos a solas, mucha oración de diálogo, lo sé Señor y lo necesito tanto.
¡Te necesitamos Señor! ¡Venga tu Reino sobre nosotros!, “Mi corazón de ti me habla diciendo “procura ver su faz” es tu rostro Señor lo que yo busco no me escondas tu cara”.
“Señor danos hoy el pan que nos corresponde….”no me lo niegues hasta el día de mi muerte, no me des ni riqueza ni pobreza. Dame solo mi ración de pan. Porque con la abundancia podría dejarte…y en la miseria podría ponerme a robar: Lo que sería deshonrar el nombre de mi Dios” Prov 30,8-9
Padre muchas veces me pongo a buscar el pan que necesito en las personas, en el afecto y la aceptación del mundo, por eso te pido: Padre dame el pan que me corresponde HOY, cada día, dame el Pan de tu Palabra, de tu amor, el Pan de Vida, para ser dadora, ser hostia, ser pan fresco, alegre, que alimente a mis hermanos.
Háblame Señor, y déjame escucharte, ¿Qué esperas de mi vida, de mi matrimonio, de la vida de mi familia, que quieres que haga por ellos?, necesito oírte, estar en comunión contigo, que tu Espíritu penetre en mi, que tus deseos sean los míos. Muchos de mis hermanos no creen en ti, ni quieren creer, sus corazones se cierran al amor, a la fraternidad. Llámanos a tener un encuentro a solas como discípulos de la Palabra, para salir a darte a conocer como Padre cercano, Padre que no olvida a sus hijos, que está más cerca que nunca, en medio de las desgracias naturales, materiales y espirituales de nuestro mundo.
Perdónanos Señor, y enséñanos a perdonar así como tú nos has perdonado, que en este tiempo, salga a reconciliarme con mi hermano, a ser misericordiosa como Tú eres misericordioso y compasivo conmigo.
Padre mío, “Haz que sepa el camino que he de seguir, pues levanto a ti mi alma. Examíname, oh Dios, mira mi corazón, ponme a prueba conoce mi inquietud, fíjate si voy por mal camino y condúceme por la antigua senda”.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del maligno. “Pon Señor una guardia ante mi boca, vigila la puerta de mis labios, mi corazón no inclines a obras malas, que en negocio oscuros no me meta con los que hacen el mal. ¡No me dejes probar sus golosinas! “
Madre ruega por nosotros, porque tengamos una oración de encuentro con la Trinidad que convierta nuestros corazones y nos haga volver a El de todo corazón, para hacer presente su Reino entre nosotros.
Nila
(Salmos 27,9-10.139,23. 140,7.141, 3-4.8.142,6.143,8.62,2)
(Mt 6,7-15)
Ya estamos en el tiempo litúrgico de la Cuaresma, tiempo de conversión, y preparación para la Pascua, y las lecturas nos están llamando a volver al Señor, a buscarle de todo corazón, ¿Por qué tenemos que buscarlo? Porque nuestro corazón necesita regresar a su origen, a la Fuente de la Vida y del Amor, porque con el paso de los días, ya sea por el trabajo, el trajín de la casa o de los estudios, de la vida misma, nuestro corazón se va llenando de cosas que nos van quitando la vida, y nos vamos volviendo agresivos, secos, tercos, autosuficientes, depresivos etc. porque nos hemos ido alejando del Padre, este es un tiempo de Gracia que el Señor nos regala para tener la oportunidad de purificarnos de todo lo que ha sido este tiempo que ha pasado, “Búscame ahora que me puedes encontrar. Llámame ahora que estoy cerca, vuélvete a Mi que te quiero platicar de lo que siempre he soñado para ti….”.
Al enterarme de la tragedia de Japón, mi corazón se llenaba de pena de pensar en cuantas personas muertas y que no tuvieron tiempo de arrepentirse, de acercarse a Dios, de cambiar sus vidas, y solo me quedaba orando por ellas, y claro, por las que quedaban para que medio de sus sufrimientos busquen a su Padre del Cielo, que está a su lado, buscándoles que le miren para consolarles y ayudarles a levantarse.
Pensando en todo eso, es necesario que aprovechemos la vida presente, cada momento para buscar el encuentro con nuestro Padre, con la Trinidad. El Padre nos está esperando como al hijo prodigo, la invitación es a entrar a nuestra pieza a orar a solas, a dedicarle mucho tiempo al diálogo con el Señor para dar con su Corazón, ¿Y qué hay en el corazón del Padre, porqué debemos buscarlo y con todo nuestro corazón?
En el corazón del Padre lo único que vamos a encontrar es Amor, porque Dios es Amor, y en ese corazón lleno de amor están nuestros hermanos, estamos todos, por eso si queremos amar a los demás, dejarnos amar, vivir como hermanos, perdonarnos, ayudarnos en nuestras necesidades, para comulgar con el deseo del Padre de que todos seamos UNO, solo hay que aprender a orar con la oración que Jesús nos enseñó…porque en ella está todo lo que necesitamos para dialogar con nuestro Padre Dios, Jesús que conoce al Padre y nos conoce a nosotros, nos da la clave para llegar a su corazón :
“Ustedes pues recen así: Padre nuestro que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre…..
Entren a su corazón y dialoguen como hijos, con humildad, con fe, con esperanza en su infinito Amor de Padre y por eso lo buscan de todo corazón, porque le necesitan, “Señor, reconozco que TU ERES MI PADRE, yo soy tu creatura, sin ti Señor, yo no sé vivir, no se amar, si no recibo de ti Gracia, caigo fácilmente en la tentación, y en el pecado, Señor yo te busco, Ven Señor, en esta Cuaresma entra en mi vida de una manera más profunda, enséñame a hacer tu voluntad y no la mía.
¡Señor mi corazón te busca desesperadamente!, Ayúdame a dar con tu corazón, ayúdame, porque a veces no tengo fuerza para venir a encontrarme contigo, Sé que para comulgar con tu voluntad necesito muchos ratos a solas, mucha oración de diálogo, lo sé Señor y lo necesito tanto.
¡Te necesitamos Señor! ¡Venga tu Reino sobre nosotros!, “Mi corazón de ti me habla diciendo “procura ver su faz” es tu rostro Señor lo que yo busco no me escondas tu cara”.
“Señor danos hoy el pan que nos corresponde….”no me lo niegues hasta el día de mi muerte, no me des ni riqueza ni pobreza. Dame solo mi ración de pan. Porque con la abundancia podría dejarte…y en la miseria podría ponerme a robar: Lo que sería deshonrar el nombre de mi Dios” Prov 30,8-9
Padre muchas veces me pongo a buscar el pan que necesito en las personas, en el afecto y la aceptación del mundo, por eso te pido: Padre dame el pan que me corresponde HOY, cada día, dame el Pan de tu Palabra, de tu amor, el Pan de Vida, para ser dadora, ser hostia, ser pan fresco, alegre, que alimente a mis hermanos.
Háblame Señor, y déjame escucharte, ¿Qué esperas de mi vida, de mi matrimonio, de la vida de mi familia, que quieres que haga por ellos?, necesito oírte, estar en comunión contigo, que tu Espíritu penetre en mi, que tus deseos sean los míos. Muchos de mis hermanos no creen en ti, ni quieren creer, sus corazones se cierran al amor, a la fraternidad. Llámanos a tener un encuentro a solas como discípulos de la Palabra, para salir a darte a conocer como Padre cercano, Padre que no olvida a sus hijos, que está más cerca que nunca, en medio de las desgracias naturales, materiales y espirituales de nuestro mundo.
Perdónanos Señor, y enséñanos a perdonar así como tú nos has perdonado, que en este tiempo, salga a reconciliarme con mi hermano, a ser misericordiosa como Tú eres misericordioso y compasivo conmigo.
Padre mío, “Haz que sepa el camino que he de seguir, pues levanto a ti mi alma. Examíname, oh Dios, mira mi corazón, ponme a prueba conoce mi inquietud, fíjate si voy por mal camino y condúceme por la antigua senda”.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del maligno. “Pon Señor una guardia ante mi boca, vigila la puerta de mis labios, mi corazón no inclines a obras malas, que en negocio oscuros no me meta con los que hacen el mal. ¡No me dejes probar sus golosinas! “
Madre ruega por nosotros, porque tengamos una oración de encuentro con la Trinidad que convierta nuestros corazones y nos haga volver a El de todo corazón, para hacer presente su Reino entre nosotros.
Nila
(Salmos 27,9-10.139,23. 140,7.141, 3-4.8.142,6.143,8.62,2)
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